sábado, 23 de enero de 2016

Artículo de opinión. DIOS PREMIA A LOS JUSTOS Y VALIENTES. Por Rafael Flores







Óptica Socialista
Opinión



La Revolución Bolivariana ha insistido en dialogar con sus adversarios, durante los 17 años que ejerció todos los poderes dispuestos en la Constitución de Venezuela de 1961 y en la aprobada en diciembre de 1999; el imperialismo no permite ese diálogo y la oposición obedece su mandato. Desde el 6 de diciembre de 1998, hasta el 6 de diciembre de 2015, las respuestas al diálogo fueron violencia, golpe de estado, paro petrolero, guarimbas, siembra del mal en el líder de la Revolución, desconocimiento de resultados electorales favorables a ésta, llamado a desahogar arrechera, asesinato de venezolanos inocentes, emplazamiento de paramilitares en el territorio, para plagar éste con crímenes horrendos, característicos de estos mercenarios; finalmente, el imperialismo y sus lacayos desatan la guerra económica y desabastecedora de alimentos y medicamentos; como consecuencia, la Revolución sufre su primera derrota electoral y pierde la Asamblea Nacional.
Su triunfo electoral fue tal, que sorprendió a la oposición ¿Es realmente racional esperar que ésta acepte un diálogo sincero? Absolutamente no. El venezolano sabe a la oposición autora del desabastecimiento, pero detesta más la pusilanimidad que lo conduce al abismo. La guerra económica arreciará y más medidas económicas no surtirán efecto alguno, si el Gobierno no recurre, con determinación y con hechos, no con amenazas, al uso legítimo de la fuerza institucional, para expropiar y asumir el control de los medios de producción y distribución de alimentos, medicamentos y de la banca. Por el camino actual sólo queda esperar otra derrota similar, pero definitiva, en el referéndum revocatorio
Por graves que sean las consecuencias de esa radicalización de la Revolución, no lo serán tanto como el hambre y enfermedades que sufrirá la población por escasez de alimentos y medicamentos; no serán tan graves como perder la libertad y soberanía de Venezuela; jamás seremos nuevamente libres como ahora, pues el imperialismo no lo permitirá. Confiemos en Dios, seamos valientes para rectificar el rumbo y justos para aplicar medidas radicales y severas. 

Por. Rafael Flores

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