jueves, 17 de septiembre de 2015

La nefasta catadura del Gobierno oligárquico colombiano





Óptica Socialista
Opinión



 
Desde hace algún tiempo hemos alertado acerca del peligro que representa el imperio gringo para nuestra revolución bolivariana y socialista y, para nuestra existencia como país libre independiente y soberano. Hemos comparado a ese nefasto y voraz imperio con una fiera poderosa y mal intencionada, pero, herida de muerte, aun cuando algunas personas incluso venezolanos opinan lo contrario. Insistimos, que la revolución ha logrado herir de muerte al imperio gringo gracias a la actitud firme e irreverente que le ha opuesto el Presidente Comandante eterno Hugo Chávez Frías, actitud que debemos emular en todo momento. Solo con el evidente rechazo al imperio que ha suscitado en países latinoamericanos, la firme actitud del Comandante Chávez, ello ha servido para tambalear la hegemonía gringa, ellos perciben y acusan tan formidable efecto. Todas sus empresas para derrocar la revolución han fracasado, pero en esta oportunidad han logrado permear un bastión importante de la revolución, el cual, es la fidelidad del pueblo, pues con las ultimas agresiones del imperio, mediante la guerra silenciosa contra la conciencia y el estómago del pueblo  estaban  capitalizando un importante descontento en la población que pudiera dar el traste con la revolución bolivariana.
Debemos estar bien claros, que la falta de información, ineficiente comunicación y la inexistencia de ideologización que permitiera una firma identidad del pueblo con la revolución y sus predicados, ha permitido, que la otrora identificación del pueblo con la revolución se resquebraje. Hoy muchos ciudadanos aun cando la tardía intervención en la frontera esta arrojando luz sobre las verdaderas causas de la “crisis” económica, están deslizando su preferencia hacia una oferta falsa de la oposición y además  sigue con tozudez toda matriz de opinión que esparce la canalla mediática de la derecha  
A ello debemos agregar que su más servil aliado en la región, el Gobierno sumiso de la oligarquía colombiana que funge como cabeza de playa en su injerencia contra nuestra patria y otras patrias progresistas de la región, hoy  está recibiendo un castigo  y una puesta en evidencia, con el cierre de las fronteras decretado por el Presidente Maduro para limpiar nuestra patria del paramilitarismo, el contrabando de extracción y la perniciosa manipulación contra nuestra moneda para desestabilizar la economía venezolana y producir en consecuencia la  caída del gobierno revolucionario, por mano del propio pueblo venezolano, sujeto y objeto de la justicia social que propicia la revolución bolivariana. Esto es el mismo propósito, que impulso al gobierno gringo a bloquear al pueblo cubano en 1960 y, a derrocar al Presidente Allende en 1973, ambos hechos, reconocidos en sendos documentos desclasificados recientemente.
Esta acción de cierre de fronteras con Colombia, pone sobre el tapete de la opinión pública los objetivos del imperio que no son otros que la destrucción de la revolución incluidos sus mas importantes lideres, y convertir a Venezuela en un para estado, además sectorizado en regiones que serán usadas según las necesidades del imperio y las características intrínsecas de las mismas regiones que le signifiquen provecho a la plutocracia imperial. Para ello buscaron y consiguieron en los tanques de pensamiento del imperio la mas eficiente vía para ello, que no es otra que la manipulación de la moneda el contrabando, la especulación,  el escamoteo de los productos de primera necesidad y el contrabando de nuestros combustibles fósiles, en esta nefasta acción usan nuestros propios haberes y nuestra propia moneda para producir el financiamiento para sus operaciones desestabilizadoras. Dicho de otra manera más grafica han logrado hacernos daño con nuestras propias ventajas materiales y nuestras virtudes como pueblo porque hasta nuestra proverbial solidaridad generosa la usado para dañarnos.
La tarea hoy es dura pero no imposible debemos ser firme con el cierre de las fronteras y no ceder ni un ápice en el empeño de hacer una nueva frontera de paz, el hecho que el presid4nte Santos haya accedido a acudir a una reunión con Maduro no debe ser razón para ablandar nuestra firme intención de corregir la situación, antes la debilidad manifiesta de nuestros negociadores propició la perdida de importantes cantidades de territorio de la Patria, eso no puede volver a suceder.
Este cierre de fronteras, pone al descubierto la verdadera catadura del gobierno oligárquico colombiano que no atiende sus obligaciones con su pueblo, al cual mantiene en total abandono y bajo agresiones de todo tipo constantemente, hechos que son del dominio público. Precisamente, no por ineficiente gestión gubernamental, sino con aberrada intencionalidad,  porque su objetivo principal es satisfacer sus propios y egoístas intereses, los cuales en verdad, son mantenerse en la historia y la geografía como un apéndice parasitario del imperio gringo sin importarle la verdadera situación social del pueblo colombiano, es en suma una actitud traidora y vende patria, que pretende convertir la patria colombiana en el Israel de Suramérica, que al igual que en el medio Oriente, sirva para convertir la región latinoamericana en un enclave del imperio.
Para nadie en el planeta, es un secreto, que casi seis millones de colombianos han emigrado a territorio venezolano, para lograr en nuestra patria un mejor trato y la satisfacción de sus necesidades, producto de la falta de seguridad social, económica, política y el desplazamiento sin ninguna discriminación por su estatus de inmigrante. Esta inhumana actitud contra el digno pueblo colombiano, la perpetra esa plutocracia con la intención de convertir al territorio colombiano en una Base de operaciones militares para agredir y colonizar a la República Bolivariana de Venezuela y, así prevaricar y explotar yodos los haberes de Venezuela especialmente los recursos energéticos (300 mil millones de barriles  de petróleo), en provecho del imperio gringo.
Esta valiente actitud del Presidente Maduro demuestra con diáfana claridad las tropelías del Gobierno colombiano contra el pueblo venezolano, mediante el uso ilegal en su provecho, de nuestros alimentos, enseres, fármacos, combustibles, producto de contrabando, robo, escamoteo, chantaje y manipulación. Hechos éstos, que representan delitos en nuestra legislación y, que ellos -el gobierno colombiano-, en un  ejercicio de provecho de cosa  objeto de delito les convierte en agresor consumado y a todas luces evidente, contra la patria y el pueblo venezolano. A este nefasto cuadro de delitos debemos agregar el ataque destructivo contra nuestra moneda, llegando incluso al robo de nuestros billetes para manipular su tasa de cambio y el aprovechamiento de los mismos para su práctica delictiva, todo ello realizado o perpetrado mediante argucias legales en su patria para jugar con las tasa de cambio de nuestro signo monetario. Ello lo evidencia la devaluación que logran de la moneda venezolana, manipulando una doble tasa de cambio. Una tasa oficial,  de más o menos 250 pesos por cada Bolívar en el Banco de la República y otra tasa alterna legalizada mediante el decreto No 8 del año 2000 en el cual autorizan a las casa de cambio en Cúcuta a establecer a criterio una tasa de cambio de 4,50 pesos por Bolívar. Otra es la aberración legal que han usado para legitimar el robo de nuestros combustibles, al darle mediante la ley 1995 en la cual convierten a los pimpineros en importadores de combustibles, tal vez la inefable María Corina Machado diseño esa aplicación del capitalismo popular que es su oferta para el desarrollo de Venezuela, el hecho es que esta aberración le permite al Gobierno colombiano, competir en el mercado internacional de hidrocarburo comerciando objetos productos del delito, sin tener capacidad refinadora de crudo..
Todos éstos hechos deben impulsar al pueblo venezolano en su totalidad a cerrar filas con el Gobierno del Presidente Maduro en su decisión de cerrar la frontera para crear un nuevo estatus fronterizo de paz, donde impere la justicia y la legalidad que promueva las mejores relaciones de buen vecino sin los atropellos y dolos que caracterizan la actual situación de la relación fronteriza desfavorable al pueblo venezolano. Por otro lado, asumiendo que el gran motorizador de la situación actual contra Venezuela, es el imperio gringo junto a la lacaya oligarquía colombiana, corremos el riesgo de una agresión del imperio. Para que nuestra nación salga airosa, insistimos en impulsar la unión del pueblo venezolano con el gobierno revolucionario, para desmontar todo intento de agresión por parte de la derecha internacional encabezada por el gobierno de Estados Unidos y  su lacayo mayor en la región: el Gobierno colombiano.
Aun cuando es casi increíble, el imperio gringo está débil, ello se nota cuando advertimos que ya no disimula sus intenciones, ensaya constantemente avances y retrocesos en su política internacional significando un elocuente signo de desesperación. Por ejemplo, ya han ordenado  al Presidente Santos que salga en defensa de Uribe y no disimule más el vínculo anti venezolano que lo une al ex presidente. En otro orden de cosas los gobiernos de oligarquía colombiana siguen pisando en falso, ello pone en peligro el éxito del plan de paz del estado oligárquico colombiano con las FARC EP, que se desarrolla actualmente en la Habana y, en el cual el gobierno del Presidente Maduro  ejerce un importante rol de auspiciador y colaborador con la mejor y más efectivas intenciones, al verse obligado, el Gobierno de Santos,  por torpeza, a mostrar ante la opinión pública internacional, sus auténticas aberradas intenciones contra el pueblo venezolano y los países de América latina  en favor del imperio gringo, al aprobar leyes y decretos para legitimar el usufructúo de cosas provenientes de delitos perpetrados contra un pueblo hermano como lo es el pueblo venezolano, que solo le ha brindado con generosidad  ayuda durante muchos años, para atender los empobrecidos y desplazados ciudadanos, dentro y fuera del territorio colombiano, que viene a nuestro país en cantidades importantes.
A ello agregamos la amenaza latente que se cierne sobre nuestra patria con las bases militares y los convenios con la OTAN y países de la UE como el que tiene establecido con Turquía para permitir el libre tránsito de ciudadanos por sus fronteras,  hecho, que coloca al lado de nuestras fronteras a agresivos imperios del norte aliados del imperio estadounidense.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA Y SOBERANA!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
William castillo Pérez (el indio)


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Artículo de opinión. La deflación es la peor pesadilla para EE.UU. ¿Subirá o no la Reserva Federal las tasas de interés? Por Ariel Noyola Rodríguez

 

Óptica Socialista
Opinión


La economía de Estados Unidos muestra aparentemente señales de recuperación. Durante el segundo trimestre de 2015 el Producto Interno Bruto (PIB) registró un aumento de 3.7% –en términos anuales–, muy por encima de la primera estimación de 2.3% que se publicó hace 2 meses.
Esta nueva revisión del crecimiento del PIB colmó de optimismo a los dirigentes de Washington, ya que, según ellos, logró disolver la desconfianza que surgió durante el último trimestre de 2014, cuando la actividad económica se desplomó 0.7 puntos porcentuales.
Washington se vanagloria de que el mercado laboral se repone a paso veloz. El sector privado generó más de 13 millones de empleos a lo largo de los últimos 5 años y medio. En agosto, la nómina no agrícola sumó 173,000 plazas, que si bien representa un monto menor comparado con el promedio de 247,000 de los últimos 12 meses, por lo menos resultó suficiente para disminuir la tasa de desempleo de 5.3 a 5.1%, la más baja desde abril de 2008.
Estados Unidos prácticamente se encuentra en un nivel de “pleno empleo”, asevera Loreta J. Mestter, la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland. No obstante, esa presunción contrasta con la precariedad que padece la mayoría. El “modo de vida americano” (‘American way of life’) es una ficción que únicamente aparece en el cine y la televisión. Los estadounidenses que viven en los suburbios más pobres se han convertido en las principales víctimas de una política económica que favorece a menos de 1% de la población.
La Reserva Federal de Estados Unidos tiene un doble mandato, por un lado, promover la creación de empleo y, por otro lado, garantizar la estabilidad de precios, según se lee en los estatutos del banco central. Sin embargo, esos objetivos no se cumplen, son ‘letra muerta’.
En primer lugar, el nivel rentabilidad empresarial no es tan alto como para producir un ciclo expansivo de largo plazo. En consecuencia, la inflación se mantiene demasiado baja, incluso corre el peligro de convertirse en deflación (caída de precios). En segundo lugar, el “dinamismo” del mercado laboral estadounidense está muy sobredimensionado por la Casa Blanca. La tasa de desempleo cercana a 5% oculta que el subempleo todavía se mantiene muy elevado.
De acuerdo con una definición mucho más amplia de desempleo (metodología U-6), que incluye a los trabajadores a tiempo parcial (6.5 millones de estadounidenses) – pero que estarían dispuestos a ocupar plazas de tiempo completo–, así como a las personas que abandonaron la búsqueda de empleo durante el último año (1.8 millones de estadounidenses) –pero que eventualmente regresarían a sumarse a la fuerza laboral–, la tasa de desempleo se ubica en 10.3%.
El ‘estancamiento secular’
Si bien la Reserva Federal mantiene desde diciembre de 2008 la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) entre 0 y 0.25%, ello no ha logrado detonar inversiones masivas para, en esa misma proporción, impulsar la creación de empleo en todo el país. Lo mismo sucede en el caso de los programas de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’), son medidas que en poco o nada han contribuido a aliviar el deterioro económico del estadounidense ordinario.
Ben S. Bernanke, el anterior presidente de la Reserva Federal, anunció en diciembre de 2008 la compra de activos sustentados en hipotecas (‘asset-backed securities’), y en noviembre de 2010 la adquisición de bonos del Tesoro (‘U.S. Treasury bonds’), acciones que, según su propia lógica, ayudarían a incrementar el otorgamiento de crédito de parte de los bancos, y mantener las tasas de interés de largo plazo en niveles mínimos.
Nunca en la historia del capitalismo se había llevado a cabo un plan de estímulo monetario de tal magnitud: inyecciones mensuales de liquidez por un monto de 85.000 millones de dólares. Como consecuencia de esa política, las compras multimillonarias de activos multiplicaron por 5 el tamaño de la hoja de balance (‘balance sheet’) de la Reserva Federal, que pasó de 870.000 millones de dólares a más de 4.5 billones de dólares entre agosto de 2007 y noviembre de 2014.
Los mayores beneficiarios resultaron ser los grandes bancos de inversiones: Citigroup, Goldman Sachs, J.P. Morgan Chase, Bank of America, Morgan Stanley, etcétera. En lugar de apoyar el desarrollo de la actividad productiva y la generación de empleos de calidad, la política monetaria “no convencional” implementada porla Reserva Federal promovió la “exuberancia irracional” de los inversionistas que operan en Wall Street. En cambio, en el grueso de la economía el “proceso de recuperación” continuó siendo débil y desigual.
Larry Summers, quien estuvo a cargo del Departamento del Tesoro de 1999 a 2001 bajo la presidencia de Bill Clinton, tomó prestado a finales de 2013 el concepto de ‘estancamiento secular’ para analizar las condiciones de la economía norteamericana, el mismo que el economista Alvin Hansen (1887-1975) hilvanó en la década de 1930, en plena ‘Gran Depresión’.
Según Summers, si bien es cierto que las bolsas de valores alcanzaron ya los niveles de capitalización observados antes del estallido de la crisis hipotecaria (‘subprime’) –gracias a la política de estímulos de los bancos centrales–, los países que integran el G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) continúan registrando tasas de crecimiento decepcionantes.
En el caso específico de Estados Unidos, no hay duda de que desde hace varios años se viene consolidando una “nueva normalidad” económica, caracterizada por altos niveles de endeudamiento tanto público como privado, muy poca inversión de capital y creación de empleo marginal. El problema es que el arsenal del Estado norteamericano se ha mostrado cada vez más incapaz de combatir las tendencias recesivas que acechan de cerca a la economía.
La Reserva Federal está dividida
Aún no hay consenso entre los integrantes de la Reserva Federal sobre si aumentar o no la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’). Antes de deliberar se reúnen hoy y mañana. La mayor preocupación de las autoridades monetarias de Estados Unidos es el surgimiento de la caída de precios. Y es que la deflación es mucho más dañina para la economía que la inflación elevada.
Como las empresas disminuyen los precios de sus mercancías, los consumidores comienzan a postergar sus compras, con la esperanza puesta en que los precios continuarán cayendo. Los capitalistas se encuentran con un nivel de demanda en caída libre, y en consecuencia, disminuyen sus niveles de producción y realizan despidos masivos.
Los ingresos de los consumidores se desploman, contrayendo aún más el nivel de demanda. Entonces, los empresarios eliminan todavía más producción y empleos, hundidos en una espiral depresiva que combina deflación y caída del PIB. Asimismo, las deudas de las empresas se vuelven onerosas, los impagos aumentan y la solvencia de los bancos se pone en un serio predicamento.
El gran enigma para el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal es que a pesar de los estímulos fiscales y monetarios, el nivel de precios se mantiene por debajo de 2% desde hace 3 años –a excepción de un ligero repunte a mediados de 2014. Durante julio el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) apenas aumentó 0.2% en la comparación interanual. Si se excluyen los precios de los alimentos y la energía, la inflación se ubicó en 1.2%.
Estados Unidos: Índice de Precios al Consumidor (% Variación anual)
Para varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), aunque la inflación se ha visto presionada hacia abajo, no se trata sino de un fenómeno transitorio, que se propicia por el alza del dólar y la deflación de las materias primas (‘commodities’). “Dada la aparente estabilidad en las expectativas de inflación, hay buenas razones para creer que la inflación se acelerará al tiempo que las fuerzas que la mantienen a la baja se disipen aún más”, sostuvo a finales de agosto Stanley Fischer, el vicepresidente de la Reserva Federal.
Su actual presidenta, Janet Yellen, considera que elevar los tipos de interés es decisivo para evitar distorsiones en la economía. Si se mantienen los tipos de interés cercanos a cero durante un largo período, argumenta Yellen, se corre el peligro de fomentar la formación de burbujas financieras, pues el crédito barato alimenta la apuestas especulativas de los bancos de inversión.
Sin embargo, si se eleva el costo de crédito, aumentarían también las probabilidades de sumergirse en la recesión. Toda vez que los salarios permanecen estancados desde la década de 1970, su impulso sobre la inflación es marginal. Los nuevos empleos han resultado insuficientes para incrementar el nivel general de precios. El mes pasado las remuneraciones salariales por hora únicamente crecieron 2.2% en comparación con 2014, mientras que antes de la crisis aumentaban por encima de 4%.
¿Y ahora qué sigue?
La Reserva Federal está atrapada. Es imposible que detenga el auge bursátil sin aumentar al mismo tiempo los riesgos deflacionarios sobre la economía. Si la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) permanece intacta, será entonces evidente que Estados Unidos es mucho más vulnerable de lo que todo el mundo cree.
La burbuja financiera se sigue hinchando y más temprano que tarde terminará por estallar. Durante el mes de agosto se registraron mayores turbulencias en la economía global: desplome del índice Dow Jones en más de 1,000 puntos, caídas sucesivas en la bolsa de valores de Shanghái, nueva recesión en Japón, estancamiento en Francia y Reino Unido, aumento de la deflación en Grecia, drástica desaceleración en los países de América Latina y el Caribe, etcétera.
Ahora bien, si la Reserva Federal apuesta por aumentar los tipos de interés, los elementos “transitorios” que supuestamente socavan la inflación – según la opinión de Stanley Fischer–, tomarían mayor fuerza. Esto es, el alza del dólar sería más pronunciada ante las salidas masivas de capitales de los mercados emergentes. Lo mismo sucedería con la caída de los precios de las materias primas (‘commodities’), los inversionistas se desprenderían de inmediato de los títulos financieros relacionados con la energía, con lo cual, Estados Unidos pasaría de registrar una tasa de inflación muy baja a de plano ahogarse en la deflación.
La fragilidad de la economía mundial ha saboteado hasta ahora las pretensionesde los bancos centrales de apretar (‘tightening’) la política monetaria en los años recientes. El Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón y el Riksbank (el banco central de Suecia), dieron marcha atrás poco después de aumentar las tasas de interés de referencia. Como la inflación volvió a caer, la economía entró de nuevo en recesión, y el nivel de endeudamiento creció, los bancos centrales de los países industrializados no tuvieron otra alternativa que volver a establecer las tasas de interés cerca de cero.
La Reserva Federal por su parte, ha puesto en claro que el aumento de los tipos de interés será muy lento. Esto decir, después del primer incremento – que si no se concreta en septiembre, puede tener lugar en octubre y diciembre de este año, o bien como lo sugieren el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, hasta 2016– pasará bastante tiempo antes de otra subida.
No obstante, si la medida precipita el desplome del PIB y consolida la deflación, la Reserva Federal no únicamente quedaría enterrada en el descrédito absoluto, sino que luego de regresar a disminuir las tasas de interés, incluso se vería obligada a poner en marcha una cuarta etapa de su programa de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’), mismo que concluyó en noviembre de 2014.
En suma, a 7 años de la quiebra de Lehman Brothers la economía estadounidense se encuentra en vilo. Los miles de millones de dólares gastados para salvar a los banqueros de Nueva York colocaron a las finanzas públicas en la bancarrota y hundieron a centenares de familias en la miseria. La maldición de una nueva crisis aún no desaparece. Si la Reserva Federal se equivoca, la pesadilla de la deflación se puede convertir en una dolorosa realidad para Estados Unidos.