Óptica Socialista
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El camarada
Chávez, siempre con su ágil capacidad narrativa y con sus cuentos, comentaba en
algunos de sus Aló Presidente que en muchas de las reuniones a las que iba en
aquellos años de insurrección en contra del puntofijismo, lo llevaron a un
lugar donde, entrevistándose con ciertas personas que hoy siguen siendo
operadores políticos de la oposición venezolana, llegó a ver y a oír la
admiración de éstos por Hitler, por el Mein Kampf y por la esvástica.
Chávez contaba
que en esas reuniones un tanto extrañas con ciertos personajes
opositores, él sentía repudio y susto a la vez, y que entonces eso lo
llevaba a comprender que la cosa no era tan sencilla, que frente a las
limitaciones de la democracia representativa también habían otras ambiciones
que siguen estando presentes, y eso hay que remarcarlo, ambiciones de sectores
de extrema derecha en Venezuela. Hay que decirlo así, existen núcleos de
extrema derecha, fascistas, que intentan crear máscaras, fachadas, rostros
democráticos para no develar completamente sus intenciones y proyectos.
Los intelectuales
de derecha se preguntan con cierta piquiña ¿Cómo es esto del fascismo? Es
importante decir que el fascismo histórico, el fascismo clásico, el fascismo
italiano, el nazi fascismo alemán, no se reproducen exactamente con los mismos
rasgos y características en América Latina y en el resto del mundo. Pero sí hay
un fascismo que pudiéramos llamar genérico, es decir, una matriz común en todas
las experiencias fascistas.
Esa matriz
común, que ha tratado de ser nublada por la academia politológica occidental
con el concepto de totalitarismo, es la relación del fascismo con el gran
capital. No hay fascismo si no existe el aval y el apoyo del gran capital para
generar una forma de dominación burguesa a través del terror.
El fascismo es
en esencia antidemocrático, sobre todo con relación al contenido igualitario y
libertario de la democracia. Repudia absolutamente los valores de la Revolución
Francesa: libertad, igualdad, fraternidad. Si se analiza el modelo
ideológico del fascismo en los escritos de Mussolini, Hitler, o del propio
Goebbels, encontraremos allí la repulsa totalmente clara a la democracia.
El fascismo,
además de ser anti democrático es anti marxista y anti socialista, en el
sentido emancipador del termino socialista. El fascismo, para recalcarlo, nace
en contra de la revolución socialista; es básicamente una reacción contra la
emancipación humana.
Entonces, no es
casual que el fascismo haya aparecido en Venezuela en esta época. La derecha
venezolana no lleva a cabo una lucha democrática, su agenda siempre ha sido el
Golpe de Estado, guiados por la desesperación y el revanchismo, por la
idea de activar un aparato represivo en contra del movimiento bolivariano, que
es hoy en día el movimiento-fuerza de las grandes mayorías democráticas del país.
Entonces, para
prevenir un poco la reemergencia del fascismo, hay que asumir algunas tareas
políticas: en primer lugar no entregarle la cuestión nacional a la derecha, que
intenta monopolizar una visión completamente reaccionaria, chauvinista y
conservadora; síntomas inequívocos del fascismo. De segundo no entregarle la
cuestión social a la derecha, en fin, un antídoto fundamental contra el
fascismo es la democratización de las esferas del poder, dándole más poder al
pueblo, al poder popular de base, de barrio, de urbanismo, de territorio, a las
organizaciones sociales; llámense movimientos sociales, movimiento obrero,
campesino, de mujeres; consejos comunales, comunas, colectivos; en fin, a las
fuerzas vivas de la revolución bolivariana.
Juan Barreto Cipriani
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