Óptica Socialista
Opinión
Este 23 de agosto se conmemoró el día, acordado por la Unesco, para recordar esta infamia contra la humanidad. El historiador José Marcial Ramos Guédez destaca que el censo hecho por Antonio Guzmán Blanco por primera vez incorporó a todos los grupos poblacionales.
De acuerdo con información publicada en la pagina web de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en Ingles), el comercio transatlántico de esclavos duró más de 400 años, desde finales de los años 1400 hasta su abolición, en torno a 1800. En 1997, la organización decretó el 23 de agosto como el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición.
La fecha fue escogida debido a que, el 22 y 23 de agosto de 1791, los esclavos de Bois Caiman, una región de Haití, iniciaron una revuelta que se convirtió en uno de los desencadenantes de la abolición de la esclavitud en se país.
Para Xiomara Cabrera, comunicadora social, el recordar esta fecha es una deuda que tiene la humanidad con las mujeres y los hombres que fueron víctimas de la esclavitud, quienes fueron secuestrados de sus lugares de origen y llevados a morir a lugares desconocidos.
La comunicadora consideró que una manera de reivindicar a quienes fueron víctimas es con el combate de las distintas formas en las que ha evolucionado la esclavitud, como por ejemplo, precisó, “reivindicando a los seres humanos que son explotados como mano de obra barata por empresas transnacionales en muchas partes del mundo, entre ellas, las fabricas establecidas en algunos países asiáticos y africanos”.
EL LARGO PROCESO EN VENEZUELA
De acuerdo con el historiador José Marcial Ramos Guédez, los primero esclavos traídos desde África a América, llegaron 28 años después del arribo de Colón a estas tierras.
Recordó que el proceso de abolición de la esclavitud y de lucha por la independencia en Haití comenzó en el año 1791, y se consolidó de forma definitiva en el año 1804 cuando las esclavas y los esclavos consiguieron su total independencia de Francia y fue aprobada una Constitución que abolió la esclavitud.
Se consiguió después de una ardua batalla en contra del ejército de Napoleón Bonaparte. “Fueron muchos años de lucha, con una mortandad bastante elevada”, explicó el historiador.
En cuanto a Venezuela, Guédez afirmó que los antecedentes del proceso que trajo la abolición formal de la esclavitud datan de 1875, con el levantamiento del zambo José Leonardo Chirino, en Coro.
“Fue un paso en el proceso porque además se señala que Chirino no solamente planteó la abolición de la esclavitud sino también la posibilidad de fundar una república independiente en Venezuela, garantizando la soberanía y la igualdad social; lo que se llamó en ese momento la igualdad, fraternidad y libertad, lemas de la Revolución Francesa que también inspiraron a los esclavos haitianos”, explicó el historiador.
Según los testimonios de la época, acotó Guédez, Chirino posiblemente tuvo la oportunidad de viajar a Aruba y a Curazao, y se plantea que hasta llegó a Haití en plena crisis independentista de la isla.
Después de los acontecimientos protagonizados por Chirino, el siguiente acto abolicionista relatado por Guédez ocurrió durante el proceso de la independencia, cuando, en 1812, Francisco de Miranda plantea un primer decreto de abolición de la esclavitud que fue frustrado debido a la pérdida de la caída de la Primera República.
El profesor se refirió al alzamiento de José Tomas Boves, quien contó con el respaldo de muchos esclavos que se rebelaron contra el movimiento independentista ya que, en sus opiniones, los verdaderos enemigos no eran directamente la monarquía española sino los hacendados que se convirtieron, muchos de ellos, en oficiales patriotas, pero que conservaron en sus propiedades un sistema económico basado en la mano de obra esclava.
DOS DECRETOS DE BOLÍVAR
Fue en el año 1816,que Bolívar, a su regreso del exilio en Haití, firmó el primero de sus decretos abolicionistas. La promulgación de la norma formó parte de un acuerdo hecho con el militar haitiano Alejandro Petión, con quien el padre de la patria se comprometió a otorgarles la libertad a los esclavos venezolanos a cambio de la colaboración en los planes independentistas.
Este decretos solo benefició a los negro que se alistaron en el ejército y lucharon a favor de la independencia.
El segundo decreto, firmado pocos años después en Ocumare de la Costa, fue más amplio ya que planteó que los beneficios de la libertad alcanzaran a todos los grupos de esclavos. “Pero no se cumplió”.
Uno de los factores que colaboraron con el fracaso de esta medida fue el interés que tuvieron algunos oficiales patriotas en mantener la esclavitud y las condiciones económicas y sociales de la época, con base en la necesidad que tenían los ejércitos de mantener mano de obra esclava a sus servicios con el propósito de sostener la producción de alimentos.
BENEFICIOS PARA LOS AMOS
Fue 24 años después de la muerte de Bolívar que el General José Gregorio Monagas, en 1854, firmó el decreto de abolición definitiva de la esclavitud en el país. Según un censo realizado ese año la población de esclavos en Venezuela había disminuido a poco más de 14 mil personas.
El historiador señalo que el decreto de abolición, o la ley de abolición de 1854, beneficio principalmente a los amos. “La ley acordaba grandes indemnizaciones para lo propietarios de esclavos, pero como en ese momento el Estado venezolano estaba prácticamente en bancarrota, lo que hizo fue crear una gran deuda que fue aprobada por el Congreso de la época”.
La norma se refería al tema de la indemnización que debían recibir los amos. “El compromiso debía ser pagado gradualmente”, indicó Guédez, quien aclaró que esta deuda se “terminó de cancelar durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, en el año 1930, cuando este saldó la deuda interna y externa de Venezuela.
Al respecto, agregó:“La libertad se logró solo desde el punto de vista teórico, desde el punto de vista de la legislación, pero en la práctica, en la vida cotidiana se siguieron manifestando conductas de sometimiento a esta población. Sometimiento en cuanto a explotación como mano de obra, a la que se le llamaba servidumbre, peonaje, asalariado, que trabajaban en pésimas condiciones. En la práctica, la esclavitud continuó manifestándose con una conducta por parte de los antiguos propietarios que seguían siendo los dueños de la hacienda”.
NUEVAS MODALIDADES
En opinión del historiador, al comienzo de la década de los 60, en la llamada democracia de la Cuarta República, todavía en algunas haciendas se señalaban situaciones de semiesclavitud. Es decir, “de esclavitud pero con una nueva modalidad”.
Explicó: “La modalidad de no decirle esclavizado, pero que en la práctica lo someten a situaciones de explotación, de exclusión y de atropellos contra sus derechos. Entre otras cosas, le quitaron la posibilidad de convertirse en propietario de su fuerza productiva y del suelo que cultivaba, de los hatos, de no tener ganado. Siempre estaba supeditado a los amos que tenían características latifundistas”.
GRACIAS A BLANCO
En opinión del vocero, “le debemos a un personaje como Guzmán Blanco, considerado por algunos como negativo para el país desde el punto de vista administrativo y político, que en el primer censo hecho en Venezuela durante su gobierno no se separaran los grupos étnicos”.
En este mecanismo, explicó el historiador, todos los venezolanos, independientemente de su origen, fueron incorporados en un solo grupo: como venezolanos. Indicó Guédez, quien cree que al separar los grupos étnicos, desde el punto de vista histórico antropológico y cultural, se fomentan las diferencias raciales. “Cada grupo quiere obtener privilegios o beneficios en contra de los otros”, señaló.
“En 1850 hubo un antecesor importante, un pionero de la abolición de la esclavitud: José Silverio González, recordó Guédez. “Siendo diputado por la Provincia de Cumaná, Silverio introdujo el primer proyecto de abolición de la esclavitud en Venezuela. Pero no logró consenso debido a que no había dinero para indemnización a los amos”.
¿IGUALES?
De acuerdo con la socióloga Beatriz Aiffil, entre los elementos que caracterizan a la mayoría del pueblo venezolano destacan “su tendencia a optar por la paz, el dialogo, la conciliación y el convencimiento del otro”, en caso de conflicto.
Sin embargo, aseguró que estos componentes de la idiosincrasia nativa se deben a que “ideológicamente fuimos preparados para la mansedumbre”, pues “se nos repitió que no existía discriminación racial, que todos somos iguales y que tenemos las mismas posibilidades de surgir socialmente”.
En su opinión, la Iglesia Católica no escapa de su culpa ante el posicionamiento de estos principios. Indicó que la aseveración de la existencia de un destino que debe ser aceptado doblegó una parte de la naturaleza guerrera de los primeros esclavos.
“Incluso, expresó, “el cimarronaje en Venezuela optó por la paz, resolver nuestras cosas en los cumbes que creamos, o negociando con el opositor”.
SIN ORIGEN DEFINIDO
Para esta socióloga, las barreras son parte de la naturaleza de los descendientes de esclavos, las cuales impiden el entendimiento entre ellos.
Su hipótesis se basa en la disgregación que sufrieron los negros traídos desde África a su llegada a tierra venezolana. Afirmó que los afrodescendientes no son como los indovenezolanos quienes se reconocen como parte de una etnia, es decir, son piaroa, wayúu o pemón.
“Nosotros no sabemos de donde vinieron nuestros antepasados”, expresó la vocera. Indicó que en el caso de los negros, muchos fueron sus orígenes, entre los que destacó regiones como el Congo, o pueblos como el Carabalí o Ashianti.
“Nadie sabe de donde vino realmente. No tenemos conciencia porque nuestros antepasados fueron traídos y separados. Además se les obligó a olvidar su lenguaje y sus costumbres. A nosotros nos cortaron las raíces y nos sembraron aquí”, sostuvo.
En su opinión, esta es una de las razones por la que muchos los afrodescendientes actuales consideran que la relación entre ellos no va más allá del color de la piel.
LEYES CONVERTIDAS EN ACCIÓN
Las venezolanas y los venezolanos cuentan con distintas herramientas jurídicas que los amparan contra los supuestos métodos modernos de esclavitud. Entre otros, Aiffil nombró la Ley Orgánica del trabajo, Los Trabajadores y las Trabajadoras y la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial.
“Este gobierno ha dado oportunidades para que las personas estudien o hagan su propio negocio, aprendan el oficio de su preferencia. Tenemos leyes”, expresó, “pero tenemos que hacerlas valer. Convertirlas en acción, hacer contralorías y cultivar la cultura del reclamo, es decir, hacer valer nuestros derechos”.
Para la socióloga, la batalla contra la esclavitud moderna se debe librar desde varios frentes, para evitar el riesgo de “perderse en el mar y no encontrar soluciones”.
“Debemos enfocarnos, por ejemplo, en los problemas de las trabajadoras sexuales, los niños trabajadores, el tráfico de chino y hasta en la heladerías que en Venezuela esclavizan a los haitianos y a los dominicanos; es decir, lo que hoy en día podríamos llamar neoesclavitud”, precisó.
ES UNA DEUDA
Beatriz Aiffil considera que la palabra recordatorio con la que se describe la conmemoración del 23 de agosto, hace referencia a una deuda histórica.
“Si tenemos algo que conmemorar. Debemos recordar el papel de Haití como un símbolo que le recordaba a los esclavos venezolanos que si era posible lograr la libertad”.
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