Óptica Socialista
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Caracas, 10 May. AVN.- Era el 10 de mayo de 1933 cuando en Alemania ardieron miles de libros. Los partidarios de Adolfo Hitler iniciaron la quema de las ideas, la quema de los grandes pensamientos, de las ciencias. Fue el preludio de lo que sería el holocausto nazi.
En Bebelplatz, Berlín, se cometió aquel crimen, que se repitió en varias ciudades de Alemania.
A poco tiempo de haber llegado al poder, el régimen de Hitler ya definía lo que serían los años por venir: destrucción, persecución y ataques a todos aquellos que se alzaran contra el Tercer Reich.
Textos de autores judíos, socialistas, comunistas y pacifistas fueron los objetivos; éstos se incluyeron en las denominadas listas negras que, por sus contenidos, "atentaban" contra la estabilidad política e ideológica del nazismo.
Previo a la quema de las ideas, los nacionalistas habían retirado de los estantes de bibliotecas y universidades aquellos textos que alentarán el espíritu anti-alemán.
En total, aquel 10 de mayo de 1933 fueron incendiadas más de 20.000 obras de autores reconocidos. Ese día, las personas se reunieron tal cual como si fuera una hoguera para calentarse, el chasquido de las hojas y el olor de la tinta recorrió por horas la plaza de Bebelplatz.
Este hecho produjo, además, el éxodo masivo de las grandes mentes de Alemania para la época. Escritores, poetas y premios Nobel se vieron obligados al exilio.
"Hombres y mujeres de Alemania, la era del intelectualismo judío está llegando a su fin y la consagración de la revolución alemana le ha dado paso también al camino alemán", dijo entonces Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich.
Focos nazistas en Latinoamérica
Décadas después, en América Latina, obras de Marcel Proust, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa y Eduardo Galeano, también ardieron como lo hicieron miles de libros en Alemania.
Después del golpe de Estado contra el presidente de Chile, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, los militares a la orden del dictador Augusto Pinochet quemaron miles de libros que recordaban los cambios socialistas que había iniciado Allende.
También, la dictadura militar en Argentina (1976-1983) atentó contra las letras. El diario argentino La Opinión destaca que para el 29 de abril de 1976 Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército en Córdoba, ordenó la quema masiva de libros "del alma argentina".
Lo hacía "a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos".
Ataque a la academia en Venezuela
Venezuela no se ha visto exenta de las barbaries del fascismo. Las academias han sido asediadas por grupos violentos y terroristas vinculados con la ultraderecha, que emprendieron sus acciones desde el pasado 12 de febrero.
Darle un golpe al bastión que la Revolución Bolivariana ha elevado han sidos sus objetivos. Los grupos fascistas han fijado a las universidades como sus puntos de ataques.
El 18 de marzo, grupos vandálicos de la derecha atacaron la sede de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (Unefa) en el estado Táchira, dejando destrozos en la biblioteca, en las instalaciones del decanato y en la escuela de Ingeniería. Además, quemaron un autobús y se llevaron computadoras. Pérdida total del reciento fue el resultado de esta acción vandálica.
También, los grupos terroristas atacaron las sedes de la Unefa en los estados Carabobo, Trujillo y Miranda.
Además de estos centros de estudios, el pasado 5 de mayo fue quemada parcialmente la Universidad Fermín Toro (UFT), ubicada Barquisimeto, estado Lara. El hecho se produjo en medio de guarimbas, que se desarrollaron durante ese día al frente de esta institución privada.
En Bebelplatz, Berlín, se cometió aquel crimen, que se repitió en varias ciudades de Alemania.
A poco tiempo de haber llegado al poder, el régimen de Hitler ya definía lo que serían los años por venir: destrucción, persecución y ataques a todos aquellos que se alzaran contra el Tercer Reich.
Textos de autores judíos, socialistas, comunistas y pacifistas fueron los objetivos; éstos se incluyeron en las denominadas listas negras que, por sus contenidos, "atentaban" contra la estabilidad política e ideológica del nazismo.
Previo a la quema de las ideas, los nacionalistas habían retirado de los estantes de bibliotecas y universidades aquellos textos que alentarán el espíritu anti-alemán.
En total, aquel 10 de mayo de 1933 fueron incendiadas más de 20.000 obras de autores reconocidos. Ese día, las personas se reunieron tal cual como si fuera una hoguera para calentarse, el chasquido de las hojas y el olor de la tinta recorrió por horas la plaza de Bebelplatz.
Este hecho produjo, además, el éxodo masivo de las grandes mentes de Alemania para la época. Escritores, poetas y premios Nobel se vieron obligados al exilio.
"Hombres y mujeres de Alemania, la era del intelectualismo judío está llegando a su fin y la consagración de la revolución alemana le ha dado paso también al camino alemán", dijo entonces Joseph Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich.
Focos nazistas en Latinoamérica
Décadas después, en América Latina, obras de Marcel Proust, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa y Eduardo Galeano, también ardieron como lo hicieron miles de libros en Alemania.
Después del golpe de Estado contra el presidente de Chile, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, los militares a la orden del dictador Augusto Pinochet quemaron miles de libros que recordaban los cambios socialistas que había iniciado Allende.
También, la dictadura militar en Argentina (1976-1983) atentó contra las letras. El diario argentino La Opinión destaca que para el 29 de abril de 1976 Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército en Córdoba, ordenó la quema masiva de libros "del alma argentina".
Lo hacía "a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos".
Ataque a la academia en Venezuela
Venezuela no se ha visto exenta de las barbaries del fascismo. Las academias han sido asediadas por grupos violentos y terroristas vinculados con la ultraderecha, que emprendieron sus acciones desde el pasado 12 de febrero.
Darle un golpe al bastión que la Revolución Bolivariana ha elevado han sidos sus objetivos. Los grupos fascistas han fijado a las universidades como sus puntos de ataques.
El 18 de marzo, grupos vandálicos de la derecha atacaron la sede de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (Unefa) en el estado Táchira, dejando destrozos en la biblioteca, en las instalaciones del decanato y en la escuela de Ingeniería. Además, quemaron un autobús y se llevaron computadoras. Pérdida total del reciento fue el resultado de esta acción vandálica.
También, los grupos terroristas atacaron las sedes de la Unefa en los estados Carabobo, Trujillo y Miranda.
Además de estos centros de estudios, el pasado 5 de mayo fue quemada parcialmente la Universidad Fermín Toro (UFT), ubicada Barquisimeto, estado Lara. El hecho se produjo en medio de guarimbas, que se desarrollaron durante ese día al frente de esta institución privada.
Adrián Durán AVN 10/05/2014 14:57
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