Óptica Socialista
Opinión
En la esfera política, el imperialismo cultural desempeña un
papel importantísimo en el proceso de disociar a la población de sus raíces culturales y de sus tradiciones de solidaridad,
sustituyéndolas por «necesidades» creadas…
James Petras
Mientras
esperaba la llegada de un desconocido que invadía amenazante mis sueños, reviví
el desconcierto que sentí en los pasillos del super abasto
Bicentenario repletos de parrilleras utilizadas por los papás Simpson para preparar barbacoas
dominicales en jardines bordeados por cercas de madera; de piscinas como
aquellas donde chapotean en verano los chicos Simpson y sus vecinos; y de tiendas
de campaña donde luego, ahítos de sol, agua y hamburguesas, acampan para no
ensuciarle las casas a las doñas Simpson.
La
proximidad del desconocido me hizo olvidar los Simpson. Afortunadamente era el
popular Cheverito a caballo, con sombrero y todo, que venía a sacarme de mi agringada
pesadilla y a llevarme a pasear por un Bicentenario de verdad-verdad. Me resistí, no quería retornar al mundo de las
mercancías, pero mí nuevo amigo me convenció.
Una vez acomodada en la grupa del
caballo, salimos a galope y para mi estupor, arribamos a las mismas
instalaciones que había visitado en la tarde. No entendía nada, Cheverito me
había prometido una sorpresa…
¿Me
estaba engañando? No, al acercarme comencé a percibir los cambios. Los
empleados sonreían, las rampas mecánicas funcionaban, las parrillas habían sido
sustituidas por ollas mondongueras, por budares casaberos, por molinos Corona y
por hornos caseros para hacer panes de maíz o de yuca. Las dizque piscinas habían desaparecido y las
tiendas de campañas compartían espacio con chinchorros y cabuyeras
multicolores. En los anaqueles donde antes se encontraban vasitos inútiles, reposaban relucientes vajillas de peltre y vasijas
de barro cocido.
En el
área de entretenimiento habían papagayos,
metras, muñecas de trapo, trompos, perinolas y gurrufíos rescatados de su condición artesanal, libros, discos,
mapamundis, creyones y juegos
educativos. Y para los adultos, lo equivalente más juegos de bolas criollas, juegos y mesas de
dominó, cartas para jugar Truco, etc.
¿Caña de
azúcar, papelón, melcochas, besitos, coquitos, suspiros, alfondoques? Por
supuesto.
Desperté
contenta, enamorada de Cheverito y con
la esperanza de ver convertidos mis sueños en realidad…
Mariadela Villanueva
mariadelav@gmail.com
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