viernes, 14 de febrero de 2014

Artículo de Opinión. Chocolate artesanal venezolano: más que una golosina, un alimento. Por Arianne Cuárez

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Óptica Socialista
Opinión

Foto archivo  

Caracas, 14 Feb. AVN.- Barras de chocolate amargo, blanco o con leche, pequeños ponques achocolatados rellenos de frutas y cremas de colores, o bombones con licor, frutos secos y hasta hojuelas de cereal, son parte de los aperitivos que artesanos de diferentes estados del país exhiben en la IV Feria del Chocolate, evento que hasta este viernes 14 de febrero toma los espacios de la planta baja de la torre Seguros La Previsora, ubicada en Plaza Venezuela, Caracas.
En el evento, organizado desde hace cuatro años por la Fundación Previsora para celebrar el 14 de febrero, día del amor y la amistad, participan un total de 24 expositores que, valiéndose de sus conocimientos, no sólo logran comercializar sus creaciones logradas a base del cacao, sino que también comparten con los asistentes las bondades de este rubro.
Este año, la feria rinde homenaje al estado Miranda, lugar donde se encuentra una gran cantidad de haciendas en las que se cosecha el cacao. Por ello, se exhiben máscaras de diablos danzantes, entre otras piezas. 
Además, la feria también ofrece diferentes actividades y talleres en los que se aborda la elaboración del chocolate, se habla sobre la historia del cacao en Venezuela y se plantea cómo la producción de este alimento se ha consolidado como una herramienta de desarrollo social para los productores en el país.
Estas ponencias están a cargo de expertos tales como Javier Márquez, quien produce chocolate artesanal en la Hacienda La Ceiba, y la Corporación Socialista del Cacao Venezolano, entre otras.
De la semilla del cacao al chocolate
Desde hace seis años, José Manuel Monzón fabrica chocolate artesanal en una hacienda ubicada en San José, en Barlovento, estado Miranda. Cuenta que la hacienda la heredó de su padre, quien le enseñara los pasos esenciales para continuar en el negocio de la familia. Hoy produce ricos chocolates bajo la marca La Concepción.
"El chocolate no es más que el resultado del cacao, del trato especial que se le brinda a la semilla del cacao, único rubro que en su siembra y cosecha es tratado como un hijo por su especial cuidado", expresó el artesano desde su puesto, donde se exhiben barras de chocolates con leche, así como una amplia gama de bombones.
En conversación con la Agencia Venezolana de Noticias, Monzón destacó que para lograr disfrutar de un buen chocolate, se necesita emprender un largo proceso que puede extenderse hasta por 30 días, desde que el cacao es cosechado de la mata hasta que se convierte en un rico bombón.
"Para tener una buena mata de cacao, es necesario cultivarla, cuidarla, y eso puede demorar hasta cuatro años cuando al fin ya está lista para darnos su primera cosecha", explicó el productor, al tiempo en que grandes y pequeños se acercaban para conocer parte de sus productos.
En un incesante esfuerzo por conocer cómo es el tratamiento adecuado para elaborar el mejor chocolate, aquel que conserve sus elementos naturales y que su sabor sea un tanto amargo, lejos de "ese sabor dulce y cremoso al que las grandes empresas nos han acostumbrado", Monzón explicó que el secreto no está en las cantidades de la leche o el azúcar, sino en el trato que se le dé a la semilla. 
"Nuestras plantaciones son como hijos para nosotros. Cuando se recolecta el cacao se abre su concha, se retiran las semillas y estas se colocan en cajas de madera que pueden estar elaboradas de cedro, roble o samán. Así comienza el proceso".
Estas semillas, similares a las de una guanábana o un mamón por ser claras y húmedas, son despojadas de "su yuyo", es decir su cobertura, y luego de ser tapadas con hojas de material artesanal comienzan a liberar un líquido que, posteriormente, es recolectado y fermentado para producir la mistela de cacao, "y con la mistela de cacao se hacen licores", indicó el artesano.
Luego viene el proceso de fermentación de la semilla en la que esta es expuesta a temperaturas de hasta 60 grados centígrados. Este procedimiento dura entre siete a ocho días y debe hacerse bajo condiciones de cuidado estrictas.
"Después de allí, echamos las semillas al patio de secado, para que se sequen al sol -un proceso que demora cinco días más-. Llega un momento en que la cascarilla del grano se cae solita, se desprende, y nos queda la almendra, y entonces el cacao es llevado a las máquinas", continuó.
Tras largas jornadas de triturado, se obtiene el polvo del cacao. Luego el producto es refinado, enconchado, hasta llegar a ser moldeado. "Los colocamos en distintos moldes, depende del tipo de bombón. Ahí es cuando decimos ya tenemos chocolate", dijo.
Comer chocolate artesanal, explicó Monzón, es beneficioso para el organismo por sus propiedades curativas, hidratantes y reconstituyentes que ayudan a bajar los niveles de colesterol, fortalecer el corazón e incluso, es apto para el consumo de pacientes con diabetes. "Es por eso que usted cuando va para el campo, se encuentra con mujeres de 60 o 70 años de edad con una piel muy hermosa, porque esas mujeres comen cacao del bueno", cuenta el artesano mientras ríe y ordena sus bombones.
El chocolate más que una golosina, un alimento
Guillermo Beltrán, productor de chocolate en Los Teques, estado Miranda, comentó que la virtud que tiene el chocolate artesanal es que según el cuidado que se le brinde al momento de producirlo, puede conservar hasta 100% de sus elementos naturales, contrario a los chocolates que se encuentran en los anaqueles, "que han perdido más de 40% de sus recursos".
Para Beltrán, la elaboración del chocolate surgió como algo circunstancial. "Me enamoré del chocolate y al conocer sus componentes, lo saludable que es, me interesé mucho más en procesarlo", contó el productor al equipo de AVN.
"El chocolate es amargo en esencia, pero mientras más amargo sea su sabor, más saludable es. A las personas que son diabéticas, a los hipertensos, yo les recomiendo el cacao amargo porque es mucho más sano y sus elementos actúan de manera mucho más efectiva en el organismo (...) El chocolate no es dañino para la salud, lo que sí es dañino es la leche y el azúcar que le colocan en exceso.", explicó.
En el stand donde Beltrán exhibe sus productos, hay chocolates sin azúcar y otros más dulces, con ajonjolí y maní, rellenos de diferentes licores, con almendras, de tonos oscuros y blancos. También, vende presentaciones de cacao en polvo "por si lo quieren beber en taza y servir en su mesa".
Al ser consultado sobre qué es lo más satisfactorio de producir este dulce, Beltrán dice que el chocolate debe ser considerado más que una golosina, un alimento, y con una sonrisa en el rostro dice que el momento de la degustación del producto final, es el mayor premio para cualquier artesano.
"Lo más sabroso de hacer chocolate, es ver cuando la gente se lo come y pone esa cara de satisfacción. La expresión que pone la gente, la expresión de su cara cuando lo muerden y luego se detienen y dicen ¡Qué divino! Eso es lo mejor de hacer chocolate", dijo.

Arianne Cuárez AVN 14/02/2014 13:51

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