Óptica Socialista
Opinión
La historia inédita de los delitos cometidos por los vencedores de la guerra civil de Ruanda, y en particular los crímenes cometidos por el mayor vencedor de todos, Kagame, presidente de Ruanda en los últimos 20 años.
A principios de octubre de 2014, la BBC presento un documental llamado Ruanda: La Historia No Contada. La BBC, el productor y la presentadora, Jane Corbin, no solo poseen cartas credenciales impecables en los principales medios de información sino que definen la corriente principal en los medios en Occidente.
Un documental de una hora para un auditorio británico, y Gran Bretaña es el partidario más grande, inclusive que los EE.UU, de Ruanda y su jefe Paul Kagame. Hasta ahora, en medios Occidentales los Hutus como comunidad, han sido los únicos responsables del genocidio de Ruanda de 1994 y Kagame ha sido el salvador de Ruanda.
La historia no contada, es la de los delitos cometidos por los ganadores en la guerra civil de Ruanda, y sobre todo los delitos cometidos por el ganador más grande de todos, Kagame, el presidente de Ruanda durante los últimos 20 años.
En el documental Corbin habla con disidentes ruandeses que eran partidarios de Kagame, pero ahora son exiliados y perseguidos - el ex jefe del ejército de Kagame, Kayumba Nyamwasa, ha sobrevivido a cuatro intentos de asesinato hasta el momento. El ex jefe de inteligencia de Kagame, Patrick Karageya, no tuvo tanta suerte y fue estrangulado en una habitación en un hotel en Sudáfrica en enero de este año.
El documental muestra a Kagame en una reunión de oración después del asesinato de Karageya diciéndole a la multitud que cualquiera que se enfrente a Ruanda pagará el precio, y que "es una cuestión de tiempo". Los detalles de los planes de asesinatos son proporcionados por otro exiliado, quien huyó del país en lugar de llevar a cabo una matanza de disidentes para Kagame.
Corbin también habla con una sobreviviente Hutu, Marie, que era una chica de escuela, cuya familia albergaba niños Tutsis del genocidio contra los Tutsis en 1994, quien luego huyó y fue cazada en las selvas del Congo, junto con otros cientos de miles, cuando las fuerzas de Kagame invadieron la RD del Congo en 1996, y quien no puedo volver a Ruanda.
Marie estima que el 10 % de las fuerzas Hutus organizados participaron en el genocidio - pero todos los Hutus fueron cazados, de manera indiscriminada, por las fuerzas de Kagame en el Congo. Las conclusiones de Marie son similares a las alcanzados por Robert Gersony, el autor de un informe sobre los refugiados Hutus que estaban siendo asesinados en gran número por las fuerzas de Kagame. El informe fue eliminado, como señala el documental de la BBC - con el fin de proteger a Kagame de las críticas.
El informe Gersony no fue la única supresión de evidencia de las instituciones internacionales comprometidas en proteger a Kagame. Cuando Carla Del Ponte, fiscal del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) comenzó las investigaciones sobre crímenes cometidos por las fuerzas de Kagame, Del Ponte, señala Corbin en el documental, le dijo a Kofi Annan, Secretario General de la ONU, que el TPIR fue político, y que no habría tolerancia para las investigaciones sobre los crímenes cometidos por los vencedores en la guerra, sólo los crímenes de los perdedores.
Cuando los ex investigadores del FBI estaban investigando el derribo del avión de los presidentes de Ruanda y Burundi en 1994, un evento que contribuyó a que se dé el genocidio, le dijeron a Corbin que Louise Arbour les ordenó detener la investigación. Arbour era entonces una alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y una bien conocida defensora canadiense de los derechos humanos.
Los sucesivos informes, bien documentados de la ONU sobre la explotación de los recursos naturales en el Congo y de violaciones de los Derechos Humanos en ese país, todo lo cual atribuyen responsabilidad primordial de Ruanda y Kagame, han sido presentados e ignorados.
El informe de la BBC también habla con expertos académicos que rara vez consiguen una audiencia a pesar de estar entre las personas que más saben sobre Ruanda: politólogos como Christian Davenport, Allan Stam y Fillip Reyntjens. Cualquiera que estudie África central conoce a Reyntjens por su papel en la elaboración anual de la revista de L' Afrique des Grands Lacs, así como sus artículos y libros. Davenport y Stam son conocidos por la compilación de todos los números y las fuentes de datos sobre las muertes en el genocidio de Ruanda en 1994.
A diferencia de Reyntjens, no son expertos en la región, pero han trabajado para llegar a conclusiones firmes sobre la base de una metodología sólida y la evidencia disponible. Como buenos académicos, sus publicaciones académicas muestran todos los datos y el proceso por el cual llegaron a sus conclusiones, de manera que los lectores también puedan llegar a las suyas propias.
¿Cuáles son sus conclusiones? En otras palabras, ¿qué significa esta historia no contada que es tan estremecedora 20 años después? Para entenderla se requiere un estudio cuidadoso de los números de muertos, hecho horrible y deshumanizante pero políticamente importante.
Un erudito, Gerard Prunier, quien escribió una de las cuentas estándar del genocidio de Ruanda, y que en ese momento estaba del lado de Kagame y el FPR (más recientemente, al igual que otras personas cercanas a Kagame, ha tenido experiencias que lo llevaron a cambiar de idea), razonó de la siguiente manera sobre la base del censo de 1991de Ruanda y una tasa de crecimiento del 3,2 %.
El gobierno de Ruanda decía que los Tutsis eran 9 % de la población, unas 700.000 personas, pero Prunier sube el numero hasta un 12%, 930.000 personas. Sobre la base de cifras de los sobrevivientes Tutsis después del genocidio, de los 130.000 en campamentos de refugiados, Prunier estima aproximadamente unas 800.000 muertes Tutsis en el genocidio.
Davenport y Stam, por el contrario, codificaron todas las masacres descritas en todos los informes de Derechos Humanos incluyendo el estudio de Alison Des Forges en un estudio de campo para Human Rights Watch, un informe definitivo de African Rights, el gobierno y otras fuentes académicas.
Donde los registros mostraron una gama de bajas, Davenport y Stam incluyen esta gama en su análisis. Utilizando este método, se produce una amplia gama de víctimas del genocidio y se estableció una media de 1.063.336 muertes. Este número está muy cerca de las estimaciones de Filip Reyntjens, que se basan en recuentos realizados en campos de refugiados en los tres años posteriores al genocidio.
Estas estimaciones son entre 1,069, 643 - 1, 143,225 de muertes. De la mayoría de muertes registradas por Davenport y Stam 1.063.336, 891.295, sucedieron en zonas bajo el control del gobierno ruandés. Un número mucho más pequeño, pero importante, 77.043, se encontraban en las zonas bajo control del FPR. Analizando las cifras disponibles para los Tutsis que sobrevivieron al genocidio, entre 130,000-300,000, el rango de las víctimas Hutus era tan bajo como 28 573, y tan alto como 958.573.
Su mejor estimación, dicen ellos a Corbin, es de alrededor de un millón de muertos en el genocidio, 800.000 de los cuales eran Hutus, y 200.000 Tutsis. Así, en la estimación de Davenport y de Stam, los Hutus eran la mayoría de asesinados.
En los cálculos de Reyntjens, los Tutsi eran el 10% de la población, o alrededor de 800.000 antes del genocidio, y 600.000 Tutsis fueron asesinados. Esto significa, según Reyntjens, 500.000 Hutus fueron asesinados. Si bien no es la mayoría, sigue siendo casi la mitad de las víctimas.
¿Cómo, si el gobierno de Ruanda se dispuso de manera organizada para asesinar a los Tutsis, podría haber tantas víctimas Hutus? Por varias razones. La principal razón citada por Davenport es que la guerra civil y las masacres estaban creando desplazamientos masivos de casi toda la población.
A pesar de que las organizaciones locales son responsables de la matanza, y localmente, los asesinos podían distinguir Hutus de Tutsis, en una situación en la que casi todo el mundo huía de alguna parte, y en una situación en la que ser Tutsi era una muerte segura, los asesinos habrían enfrentado víctimas potenciales que decían ser Hutus, y los mataban de todos modos. Muchas de las personas que murieron como Tutsis, eran Hutus.
Los Hutus eran la mayoría demográfica, así que si había un elemento de azar, así como un elemento sistemático para la matanza, este elemento de azar habría dado lugar a que haya muchas más víctimas Hutus que Tutsis. También me gustaría añadir una tercera posibilidad: que muchos Hutus fueron asesinados tratando de proteger a los Tutsis.
La idea de que los asesinos en el genocidio eran cotidianos vecinos Hutus de los Tutsis es bastante generalizada, pero también es probable que muchos de estos vecinos Hutus hayan tratado de proteger a los miembros de su comunidad Tutsi y murieron al hacerlo.
Davenport y Stam llegaron a la conclusión, mediante su análisis del tiempo y sincronización de las masacres, que estas tuvieron lugar en las zonas controladas por el gobierno justo antes de la llegada de las tropas del FPR. El ritmo de la matanza fue fijado por el ritmo del avance del FPR. El gobierno de Ruanda se alejó de su enemigo militar y en su lugar cometió genocidio contra su propia población.
Así fue, como el documental de la BBC muestra, una indiferencia total a Kagame. Su FPR rechazó un acuerdo de paz con el gobierno de Ruanda porque en su evaluación, la victoria total estaba a su alcance. El documental de la BBC afirma que Kagame no impidió el genocidio en absoluto. En cambio, fueron las víctimas del genocidio quienes pagaron el precio de la victoria del FPR. Imágenes contemporáneas, del documenta de la BBC, muestran a Kagame diciendo a la cámara que la matanza se está desacelerando a medida que avanza el FPR, no porque avanza, sino porque la mayoría de los que iban a ser asesinados habían sido asesinados.
Debo señalar en este punto, que no estoy de acuerdo con los escritores Ed Herman y David Peterson sobre la interpretación de esta evidencia. Herman y Peterson concluyen que fue el FPR de Kagame quien causo la mayoría de los asesinatos.
En su libro The Politics of Genocide, sugieren que " Davenport - Stam no se atreven a afirmar la lección más importante de su trabajo: no sólo que la mayoría de los homicidios ocurrieron en esos lugares donde el FPR" dominaba, sino que el RPF era la única fuerza bien organizada para una matanza dentro de Ruanda en 1994, y era la única que planeó una gran ofensiva militar".
Estoy en desacuerdo con Hermann y Petreson porque el RFP no era “la única fuerza organizada para organizar una matanza en Ruanda en 1994”. El FPR estaba pelando contra una “fuerza bien organizada”, el ejercito de Ruanda y sus milicias, quienes atacaron primero a la población civil en lugar de pelear a las fuerzas del FPR de Kagame.
El documental de la BBC no acusa al FPR de Kagame de ser el primer responsable del genocidio ruandés de 1994. Los actos de Kagame son bastante malos ya, sin necesidad de añadir este crimen: la invasión de Kagame y la guerra civil establecen el contexto para que ocurra el genocidio; las masacres de Hutus en las zonas bajo control del FPR de Kagame fueron más pequeñas en escala, pero también fueron crímenes de lesa humanidad e igual de genocidas que las masacres del gobierno de Ruanda; las masacres de Kagame, la guerra por el poder y la ocupación del Congo han provocado la muerte de, según algunas estimaciones, millones de personas; la supresión de los derechos humanos y la libertad en Ruanda por parte de Kagame han creado una dictadura brutal que de alguna manera ha sido vendida al mundo como el milagro del desarrollo.
Hasta ahora, estas discusiones eran imposibles de tener en Occidente, incluso en la izquierda. Uno no tenía que discutir, como Herman y Peterson hacen (erróneamente en mi opinión) sobre si Kagame llevó a cabo el genocidio de Ruanda, para ser etiquetado como un negador del genocidio. De hecho, cualquier persona que sugirió que las fuerzas de Kagame cometieron crímenes contra civiles Hutus en Ruanda y civiles congoleños en el Congo fue finalmente etiquetado como negador del genocidio, o un defensor de algo que se llama teoría del doble genocidio.
En lugar de llegar a algún tipo de entendimiento compartido de los acontecimientos en Ruanda, como Davenport y Stam o estudiosos como Reyntjens y René Lemarchand han tratado de hacer, los partidarios del gobierno de Kagame han calumniado a los que tratan de entender la magnitud de los crímenes y de los criminales en África Central en la década de 1990 como negadores del genocidio.
Al hacer esto, ellos participan lógicamente en su propia forma de negar el genocidio, peor que eso, han ayudado a prevenir que se aclare el pasado y terminar con la impunidad que pudiera prevenir futuros genocidios en la región. Como dijo Reyntjens en el documental de la BBC, en la actualidad puede que exista una tapa en el volcán, pero puede eructar de nuevo.
El documental de la BBC no es perfecto. Muestra a un Tony Blair sonriente junto a Kagame, e incluso una imagen de Clinton, pero se podría tomar otra hora solo en explicar los intereses económicos en juego, y no escuchados por la ONU, sobre la explotación de los recursos naturales en el Congo, las guerras paralelas y los genocidios en Burundi, las intervenciones occidentales que iniciaron todos estos horrores en la década de 1960, y el papel indigno de la mayoría de los medios occidentales y académicos para cubrir todo.
Pero al menos durante una hora, en la BBC, es notable que se pueda pensar en África Central y el papel que juega Occidente. Queda por ver si la BBC y Jane Corbin serán acusados de negar el genocidio, o si este documental puede ayudar a los occidentales a comenzar a entender a quien realmente están apoyando en África, en palabras de Reyntjens, “el criminal de guerra más importante que tenemos en la oficina hoy en día”.
Justin Podur
Un documental de una hora para un auditorio británico, y Gran Bretaña es el partidario más grande, inclusive que los EE.UU, de Ruanda y su jefe Paul Kagame. Hasta ahora, en medios Occidentales los Hutus como comunidad, han sido los únicos responsables del genocidio de Ruanda de 1994 y Kagame ha sido el salvador de Ruanda.
La historia no contada, es la de los delitos cometidos por los ganadores en la guerra civil de Ruanda, y sobre todo los delitos cometidos por el ganador más grande de todos, Kagame, el presidente de Ruanda durante los últimos 20 años.
En el documental Corbin habla con disidentes ruandeses que eran partidarios de Kagame, pero ahora son exiliados y perseguidos - el ex jefe del ejército de Kagame, Kayumba Nyamwasa, ha sobrevivido a cuatro intentos de asesinato hasta el momento. El ex jefe de inteligencia de Kagame, Patrick Karageya, no tuvo tanta suerte y fue estrangulado en una habitación en un hotel en Sudáfrica en enero de este año.
El documental muestra a Kagame en una reunión de oración después del asesinato de Karageya diciéndole a la multitud que cualquiera que se enfrente a Ruanda pagará el precio, y que "es una cuestión de tiempo". Los detalles de los planes de asesinatos son proporcionados por otro exiliado, quien huyó del país en lugar de llevar a cabo una matanza de disidentes para Kagame.
Corbin también habla con una sobreviviente Hutu, Marie, que era una chica de escuela, cuya familia albergaba niños Tutsis del genocidio contra los Tutsis en 1994, quien luego huyó y fue cazada en las selvas del Congo, junto con otros cientos de miles, cuando las fuerzas de Kagame invadieron la RD del Congo en 1996, y quien no puedo volver a Ruanda.
Marie estima que el 10 % de las fuerzas Hutus organizados participaron en el genocidio - pero todos los Hutus fueron cazados, de manera indiscriminada, por las fuerzas de Kagame en el Congo. Las conclusiones de Marie son similares a las alcanzados por Robert Gersony, el autor de un informe sobre los refugiados Hutus que estaban siendo asesinados en gran número por las fuerzas de Kagame. El informe fue eliminado, como señala el documental de la BBC - con el fin de proteger a Kagame de las críticas.
El informe Gersony no fue la única supresión de evidencia de las instituciones internacionales comprometidas en proteger a Kagame. Cuando Carla Del Ponte, fiscal del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) comenzó las investigaciones sobre crímenes cometidos por las fuerzas de Kagame, Del Ponte, señala Corbin en el documental, le dijo a Kofi Annan, Secretario General de la ONU, que el TPIR fue político, y que no habría tolerancia para las investigaciones sobre los crímenes cometidos por los vencedores en la guerra, sólo los crímenes de los perdedores.
Cuando los ex investigadores del FBI estaban investigando el derribo del avión de los presidentes de Ruanda y Burundi en 1994, un evento que contribuyó a que se dé el genocidio, le dijeron a Corbin que Louise Arbour les ordenó detener la investigación. Arbour era entonces una alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y una bien conocida defensora canadiense de los derechos humanos.
Los sucesivos informes, bien documentados de la ONU sobre la explotación de los recursos naturales en el Congo y de violaciones de los Derechos Humanos en ese país, todo lo cual atribuyen responsabilidad primordial de Ruanda y Kagame, han sido presentados e ignorados.
El informe de la BBC también habla con expertos académicos que rara vez consiguen una audiencia a pesar de estar entre las personas que más saben sobre Ruanda: politólogos como Christian Davenport, Allan Stam y Fillip Reyntjens. Cualquiera que estudie África central conoce a Reyntjens por su papel en la elaboración anual de la revista de L' Afrique des Grands Lacs, así como sus artículos y libros. Davenport y Stam son conocidos por la compilación de todos los números y las fuentes de datos sobre las muertes en el genocidio de Ruanda en 1994.
A diferencia de Reyntjens, no son expertos en la región, pero han trabajado para llegar a conclusiones firmes sobre la base de una metodología sólida y la evidencia disponible. Como buenos académicos, sus publicaciones académicas muestran todos los datos y el proceso por el cual llegaron a sus conclusiones, de manera que los lectores también puedan llegar a las suyas propias.
¿Cuáles son sus conclusiones? En otras palabras, ¿qué significa esta historia no contada que es tan estremecedora 20 años después? Para entenderla se requiere un estudio cuidadoso de los números de muertos, hecho horrible y deshumanizante pero políticamente importante.
Un erudito, Gerard Prunier, quien escribió una de las cuentas estándar del genocidio de Ruanda, y que en ese momento estaba del lado de Kagame y el FPR (más recientemente, al igual que otras personas cercanas a Kagame, ha tenido experiencias que lo llevaron a cambiar de idea), razonó de la siguiente manera sobre la base del censo de 1991de Ruanda y una tasa de crecimiento del 3,2 %.
El gobierno de Ruanda decía que los Tutsis eran 9 % de la población, unas 700.000 personas, pero Prunier sube el numero hasta un 12%, 930.000 personas. Sobre la base de cifras de los sobrevivientes Tutsis después del genocidio, de los 130.000 en campamentos de refugiados, Prunier estima aproximadamente unas 800.000 muertes Tutsis en el genocidio.
Davenport y Stam, por el contrario, codificaron todas las masacres descritas en todos los informes de Derechos Humanos incluyendo el estudio de Alison Des Forges en un estudio de campo para Human Rights Watch, un informe definitivo de African Rights, el gobierno y otras fuentes académicas.
Donde los registros mostraron una gama de bajas, Davenport y Stam incluyen esta gama en su análisis. Utilizando este método, se produce una amplia gama de víctimas del genocidio y se estableció una media de 1.063.336 muertes. Este número está muy cerca de las estimaciones de Filip Reyntjens, que se basan en recuentos realizados en campos de refugiados en los tres años posteriores al genocidio.
Estas estimaciones son entre 1,069, 643 - 1, 143,225 de muertes. De la mayoría de muertes registradas por Davenport y Stam 1.063.336, 891.295, sucedieron en zonas bajo el control del gobierno ruandés. Un número mucho más pequeño, pero importante, 77.043, se encontraban en las zonas bajo control del FPR. Analizando las cifras disponibles para los Tutsis que sobrevivieron al genocidio, entre 130,000-300,000, el rango de las víctimas Hutus era tan bajo como 28 573, y tan alto como 958.573.
Su mejor estimación, dicen ellos a Corbin, es de alrededor de un millón de muertos en el genocidio, 800.000 de los cuales eran Hutus, y 200.000 Tutsis. Así, en la estimación de Davenport y de Stam, los Hutus eran la mayoría de asesinados.
En los cálculos de Reyntjens, los Tutsi eran el 10% de la población, o alrededor de 800.000 antes del genocidio, y 600.000 Tutsis fueron asesinados. Esto significa, según Reyntjens, 500.000 Hutus fueron asesinados. Si bien no es la mayoría, sigue siendo casi la mitad de las víctimas.
¿Cómo, si el gobierno de Ruanda se dispuso de manera organizada para asesinar a los Tutsis, podría haber tantas víctimas Hutus? Por varias razones. La principal razón citada por Davenport es que la guerra civil y las masacres estaban creando desplazamientos masivos de casi toda la población.
A pesar de que las organizaciones locales son responsables de la matanza, y localmente, los asesinos podían distinguir Hutus de Tutsis, en una situación en la que casi todo el mundo huía de alguna parte, y en una situación en la que ser Tutsi era una muerte segura, los asesinos habrían enfrentado víctimas potenciales que decían ser Hutus, y los mataban de todos modos. Muchas de las personas que murieron como Tutsis, eran Hutus.
Los Hutus eran la mayoría demográfica, así que si había un elemento de azar, así como un elemento sistemático para la matanza, este elemento de azar habría dado lugar a que haya muchas más víctimas Hutus que Tutsis. También me gustaría añadir una tercera posibilidad: que muchos Hutus fueron asesinados tratando de proteger a los Tutsis.
La idea de que los asesinos en el genocidio eran cotidianos vecinos Hutus de los Tutsis es bastante generalizada, pero también es probable que muchos de estos vecinos Hutus hayan tratado de proteger a los miembros de su comunidad Tutsi y murieron al hacerlo.
Davenport y Stam llegaron a la conclusión, mediante su análisis del tiempo y sincronización de las masacres, que estas tuvieron lugar en las zonas controladas por el gobierno justo antes de la llegada de las tropas del FPR. El ritmo de la matanza fue fijado por el ritmo del avance del FPR. El gobierno de Ruanda se alejó de su enemigo militar y en su lugar cometió genocidio contra su propia población.
Así fue, como el documental de la BBC muestra, una indiferencia total a Kagame. Su FPR rechazó un acuerdo de paz con el gobierno de Ruanda porque en su evaluación, la victoria total estaba a su alcance. El documental de la BBC afirma que Kagame no impidió el genocidio en absoluto. En cambio, fueron las víctimas del genocidio quienes pagaron el precio de la victoria del FPR. Imágenes contemporáneas, del documenta de la BBC, muestran a Kagame diciendo a la cámara que la matanza se está desacelerando a medida que avanza el FPR, no porque avanza, sino porque la mayoría de los que iban a ser asesinados habían sido asesinados.
Debo señalar en este punto, que no estoy de acuerdo con los escritores Ed Herman y David Peterson sobre la interpretación de esta evidencia. Herman y Peterson concluyen que fue el FPR de Kagame quien causo la mayoría de los asesinatos.
En su libro The Politics of Genocide, sugieren que " Davenport - Stam no se atreven a afirmar la lección más importante de su trabajo: no sólo que la mayoría de los homicidios ocurrieron en esos lugares donde el FPR" dominaba, sino que el RPF era la única fuerza bien organizada para una matanza dentro de Ruanda en 1994, y era la única que planeó una gran ofensiva militar".
Estoy en desacuerdo con Hermann y Petreson porque el RFP no era “la única fuerza organizada para organizar una matanza en Ruanda en 1994”. El FPR estaba pelando contra una “fuerza bien organizada”, el ejercito de Ruanda y sus milicias, quienes atacaron primero a la población civil en lugar de pelear a las fuerzas del FPR de Kagame.
El documental de la BBC no acusa al FPR de Kagame de ser el primer responsable del genocidio ruandés de 1994. Los actos de Kagame son bastante malos ya, sin necesidad de añadir este crimen: la invasión de Kagame y la guerra civil establecen el contexto para que ocurra el genocidio; las masacres de Hutus en las zonas bajo control del FPR de Kagame fueron más pequeñas en escala, pero también fueron crímenes de lesa humanidad e igual de genocidas que las masacres del gobierno de Ruanda; las masacres de Kagame, la guerra por el poder y la ocupación del Congo han provocado la muerte de, según algunas estimaciones, millones de personas; la supresión de los derechos humanos y la libertad en Ruanda por parte de Kagame han creado una dictadura brutal que de alguna manera ha sido vendida al mundo como el milagro del desarrollo.
Hasta ahora, estas discusiones eran imposibles de tener en Occidente, incluso en la izquierda. Uno no tenía que discutir, como Herman y Peterson hacen (erróneamente en mi opinión) sobre si Kagame llevó a cabo el genocidio de Ruanda, para ser etiquetado como un negador del genocidio. De hecho, cualquier persona que sugirió que las fuerzas de Kagame cometieron crímenes contra civiles Hutus en Ruanda y civiles congoleños en el Congo fue finalmente etiquetado como negador del genocidio, o un defensor de algo que se llama teoría del doble genocidio.
En lugar de llegar a algún tipo de entendimiento compartido de los acontecimientos en Ruanda, como Davenport y Stam o estudiosos como Reyntjens y René Lemarchand han tratado de hacer, los partidarios del gobierno de Kagame han calumniado a los que tratan de entender la magnitud de los crímenes y de los criminales en África Central en la década de 1990 como negadores del genocidio.
Al hacer esto, ellos participan lógicamente en su propia forma de negar el genocidio, peor que eso, han ayudado a prevenir que se aclare el pasado y terminar con la impunidad que pudiera prevenir futuros genocidios en la región. Como dijo Reyntjens en el documental de la BBC, en la actualidad puede que exista una tapa en el volcán, pero puede eructar de nuevo.
El documental de la BBC no es perfecto. Muestra a un Tony Blair sonriente junto a Kagame, e incluso una imagen de Clinton, pero se podría tomar otra hora solo en explicar los intereses económicos en juego, y no escuchados por la ONU, sobre la explotación de los recursos naturales en el Congo, las guerras paralelas y los genocidios en Burundi, las intervenciones occidentales que iniciaron todos estos horrores en la década de 1960, y el papel indigno de la mayoría de los medios occidentales y académicos para cubrir todo.
Pero al menos durante una hora, en la BBC, es notable que se pueda pensar en África Central y el papel que juega Occidente. Queda por ver si la BBC y Jane Corbin serán acusados de negar el genocidio, o si este documental puede ayudar a los occidentales a comenzar a entender a quien realmente están apoyando en África, en palabras de Reyntjens, “el criminal de guerra más importante que tenemos en la oficina hoy en día”.
Justin Podur
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