Recuperar ese vital espacio perdido el 6-D a raíz del revés sufrido, “no a manos de la oposición, sino de la contrarrevolución” que triunfó mediante la guerra económica, política, financiera, diplomática y social, componente del “golpe suave” diabólico engendro del Imperio creado para destruir las revoluciones socialistas, es el reto que hoy enfrenta la Revolución Bolivariana, magna obra de Chávez.
Es una misión titánica a emprender de inmediato, porque el tiempo apremia y el enemigo imperial lo aprovecha para asestar lo que piensa sería el golpe de gracia contra el inédito y pacífico proceso libertario que liberó a Venezuela de sus garras y fue impulso e inspiración para que otros pueblos de la Patria Grande siguieran su ejemplo y juntos revivieran el sueño integrador de Bolívar.
Pero el pueblo venezolano como hijo del Libertador, “el hombre de las dificultades”, heredó de él, como lo hizo Chávez, su constancia y valentía y soporta todos los obstáculos como ambos lo hicieron cuando el enemigo los creyó vencidos y se irguió entre las ceniza como el Ave Fénix y alzaron vuelo con más ímpetu que antes para vencerlo definitivamente.
Así lo hará su pueblo y los demás pueblos de América Latina y el Caribe, como Argentina, Bolivia, Brasil y Nicaragua que hoy son víctimas del brutal ataque de EEUU, por parte del Imperio más poderoso de la historia y de sus lacayos europeos, las oligarquías criollas y una horda de apátridas y ambiciosos politiqueros de oficio, que pretenden devolverlos a los abismos de sumisión y humillación en que durante décadas los sumieron.
Para lograrlo, el gobierno bolivariano deberá, y ya lo está haciendo, realizar un exhaustivo análisis de las causas de esa derrota transicional que hace pensar a los contrarrevolucionarios criollos y extranjeros y a su amo, que han obtenido la victoria en una guerra, cuando solo ha sido una batalla más de las miles que han lanzado en su irracional afán por destruir una revolución que nació, creció y se fortaleció bajo el calor y amor del pueblo.
En primer lugar deberá corregir errores, mediante una sincera y rigurosa autocrítica, y en consecuencia, iniciar un amplio proceso de revisión en todos y cada uno de los sectores de su estrategia económica, política y social, detectar las fallas que llevaron a una derrota que bien pudo evitarse de haberse tomado a tiempo los correctivos necesarios que la hicieron posible.
De allí que sea impostergable radicalizar las acciones dirigidas al fortalecimiento de la estrategia de un lucha que será cuesta arriba, en virtud de los anuncios hechos por la oposición fascista criolla, caterva de incapaces embriagados de un triunfo que no fue propio, sino ajeno, ya que fue del “golpe suave” contrarrevolucionario adelantado por su Amo y sus secuaces extranjeros.
Fueron EEUU, en alianza con la prensa mercenaria internacional, los que manejaron los hilos de una conspiración que a través del eje Miami-Madrid-Bogotá y otros centros de poder mundial como los fascistas de la Unión Europea, los verdaderos autores de ese revés transicional sufrido por la Revolución Bolivariana, la oposición criolla lo único que hizo fue obedecer como lacaya las órdenes del amo.
Desabastecimiento y acaparamiento de todos los artículos de primera necesidad en todas las tiendas, abastos y supermercados del país, causantes de las interminables “colas” que propiciaron el enojo y descontento de millones de venezolanos, ante lo cual fueron inútiles por su ineficacia, todas las medidas adoptadas para contrarrestarlos ya que contaban con la complicidad de los dueños de comercios, productores y cadenas de distribución.
Cómplice de la conspiración fue también la Quinta Columna infiltrada en puntos clave de las filas revolucionarias, que aprovechando el descontento y malestar generado por la escasez de alimentos y o otros bienes consumo, confundiéndose entre el pueblo, le asestaron por la espalda puñaladas de calumnias y mentiras que minaron su resistencia a la conjura.
Insuficientes resultaron los millones de toneladas de alimentos generados por Mercal y otras fuentes oficiales de abastecimiento de esos y demás productos que desaparecían de los anaqueles adquiridos por una legión de “bachaqueros” que los llevaban a Colombia o revendían en la calle a precios por encima de su valor real, adquiridos por un pueblo hipnotizado y confundido por tan canallesca acción.
Millones de toneladas de gasolina salían por la frontera hacia el país vecino llevados por gandolas, automóviles y “pimpineros”, mientras simultáneamente se introducían drogas e infiltraban paramilitares y proxenetas, lo que obligó a las autoridades a cerrar la frontera en varios municipios de los Estados Táchira y Zulia para frenar esa amenaza a la soberanía, economía y salud pública.
Simultáneamente se atacaba al bolívar, imponiendo a capricho el ficticio valor de la moneda yanqui, a través del “dolar today”, otro engendro golpista impuesto desde Miami y Cúcuta por los contrarrevolucionarios, que hizo subir los precios de todo cuanto producto se expendía en los comercios, haciéndolos inaccesibles para la inmensa mayoría de pueblo venezolano
Por su parte, las transnacionales mediáticas como parte del “golpe suave” satanizaban al gobierno y a su líder, publicando en los medios impresos fotografías, y por televisión, videos de violentas acciones de represión militar y policial contra manifestaciones de protesta en otros países, atribuyéndolas a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y a la Policía Nacional venezolana.
A la poderosa ofensiva mediática enemiga respondieron con todos los recursos éticos y morales los medios revolucionarios que desmintieron sus calumnias con la fuerza de la verdad y la razón, pero pudo más la sinrazón y la falacia que hicieron metástasis en la credibilidad de la mayoría del pueblo que se debilitó permitiendo al mal introducirse en su conciencia revolucionaria hasta dominarla.
Este hecho obliga a la impostergable necesidad de repotenciar y modificar la política comunicacional de la Revolución Bolivariana mediante una reestructuración de la programación de sus medios actuales y la creación de otros, que deberán dar prioridad a los espacios de información y opinión dirigidos a profundizarlos dando a conocer ampliamente los avances, planes y realizaciones del gobierno en las áreas política, económica y social.
Solo así podrá despertar el pueblo del hipnotismo y la confusión que inyectó en su conciencia la contrarrevolución con una brutal guerra que lo llevó a votar por un proyecto fascista dirigido por unos caciques sin guerreros, que no tienen pueblo en la calle, como lo tiene el proceso revolucionario, de un pueblo que llenó ayer y hoy sigue llenando calles para expresarle a Maduro su incondicional
apoyo.
Un pueblo que supo conservar la serenidad y calma, evitando una tragedia impredecible ante la estela de destrucción y muerte dejada por La Salida, dirigida por López, Machado, Ledezma y su legión de violentos con la más reciente de las acciones desestabilizadoras desencadenada contra la Revolución Bolivariana en 17 años, conjura que con sus guarimbas, barricadas y “guayas asesinas” dejó como saldo 43 muertes y cerca de mil heridos.
Fue poco después de ese caótico escenario de terrorismo generado por la fracasada “Salida” orquestada el trío de traidores y bajo el terror de la guerra económica, política, financiera y diplomática que se dieron las elecciones parlamentarias, falso cheque en blanco que los lacayos criollos hicieron efectivo fácilmente gracias a la enorme inversión conspirativa de su amo y demás vasallos imperiales.
Se perdió una batalla, pero no la guerra contra las ambiciones de
EEUU, que no solo sueña con volver sojuzgar al pueblo venezolano sino también al resto de los pueblos de la Patria Grande para y adueñarse nuevamente de lo que fue su feudo con sus ingentes recursos naturales, petróleo, gas, minerales estratégicos y el agua, el oro azul que abunda en sus inmensos ríos y lagos
Pero no lo lograrán su objetivo porque el pueblo venezolano, heredero del legado de Bolívar y de Chávez, triunfará al final como ellos lo hicieron, venciendo todas las dificultades, al despertar del letargo en que lo sumió EEUU y su caterva de apátridas que llenos de odio e ira disfrutan hoy de una transicional victoria que más temprano que tarde se volverá como un bumerang contra ellos.
Porque la verdad es que carecen de un pueblo verdadero, el que cuando está despierto, día y noche está en la calle, como el 13-A, cuando bajó de los cerros hasta Miraflores y aferrado a la cerca del palacio exigió que le devolvieran la esperanza, que era Chávez, y los cobardes huyeron en desbandada temerosos de su ira y el Comandante eterno reasumió el legítimo poder que le había sido arrebatado.
Y así como lo hizo hace poco más de trece años, más temprano que tarde volverá hacerlo ondeando las banderas de la Revolución Bolivariana para rescatar la libertad, las conquistas sociales y las instituciones democráticas que esa misma horda de lacayos imperiales amenaza hoy con hacer desaparecer como lo hicieron aquel trágico 11 de abril de 2002, siguiendo órdenes de su amo.
Y no lo nieguen, porque allí está la historia para confirmar el crimen de lesa Patria que perpetraron aquel infausto día, fecha vergüenza de nuestro gentilicio, porque lo llevan en su sangre, en sus genes de traidores, como serviles títeres que son del más poderoso imperio de la historia, que “no tiene amigos, solo intereses” ya que los abandona cuando “la justicia, -como dijo Horacio- aunque cojea, rara vez deja de alcanza al criminal en su carrera.”
Y es que EEUU, no lo olviden, como “el Diablo, mal paga a quien bien le sirve”
Hernán Mena Cifuentes
16/12/2015 09:36
Tomado de AVN
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