Es preocupante ver cómo las filas revolucionarias andan dispersas, sin
referentes, sin direccionalidad política ni brújula que les marque el
rumbo a seguir en defensa de la revolución. ¿Será que tendremos que
correr con la suerte del "sálvese quien pueda"?
¿Cómo justificar que en este momento político tan difícil para la patria
y la revolución, que demanda un alto nivel de compromiso y claridad
ideológica para enfrentar la contrarrevolución, nuestros "líderes"
políticos se encuentran aislados del pueblo e inmersos en su situación
personal, viendo a ver cómo se mantienen en el poder? Por supuesto, el
poder por el poder para ellos y no para el pueblo.
Se ha impuesto la inoperancia política, trayendo consigo la pérdida de
apoyo, la pérdida del respeto que en el pasado gozaron nuestros
"líderes", la desmovilización y la credibilidad, como elemento
indispensable esta última para recibir el respaldo del pueblo.
¿Será esto casualidad? ¿O será que las fuerzas contrarias dentro del
partido se imponen para dejar solo al camarada Maduro, sin un partido
que lo respalde, esperando que caiga por su propio peso y con una
pequeña ayuda de sus "amigos" para acelerar el proceso?
A estas alturas quién puede negar que el PSUV ha contribuido en gran
medida a la imagen negativa que hoy tiene la revolución, por el simple
hecho de que el partido se convirtió en un apéndice del gobierno y no en
su contralor. Esta desviación creó una sociedad de cómplices hecha a la
medida de ciertos intereses que hoy siguen más fuertes que ayer.
¿Quién puede negar que la corrupción, el nepotismo, la indolencia, el
reformismo, el burocratismo, el reunionismo y un largo etcétera de
desviaciones gozan de buena salud dentro del gobierno? Y el PSUV, a Dios
gracias, pues el mismo no se escapa de sus propios vicios, como el
sectarismo, que aún pervive y cada vez cobra mayor fuerza cuando se ven
en peligro de ser desplazados los que ostentan el poder, y el amiguismo
que conlleva a la complicidad produciendo un silencio que aturde en
cuanto a los hechos de corrupción, ejemplo de ello, los casos de Abastos
Bicentenario y la corporación CVAL.
Cabría preguntarse por qué el partido no solicitó una averiguación hasta
sus últimas consecuencias, que incluyese hasta al ex ministro Carlos
Osorio en aras de la transparencia y la verdad. Es obvia la respuesta.
Mejor continuamos.
Un grueso de las filas revolucionarias entendieron las claves de lo que
estaba pasando dentro del gobierno y el PSUV, por ello no dudaron en
mandar un duro mensaje el 6D. Al día de hoy, pareciera que nada sucedió,
pues los vicios dentro del partido siguen robustos y su dirigencia
inamovible cual pirámide de Egipto, en sus tres niveles.
Las directivas del PSUV son corresponsables de la derrota sufrida el 6D,
por acción u omisión. La necesaria rectificación solicitada por las
filas revolucionarias al camarada Nicolás Maduro, como Presidente del
PSUV, nunca se produjo en los términos en que debió haber sido; peor
aún, la afrenta a la inteligencia y moral revolucionaria con los
enroques producidos.
Habría que ser bien ingenuo para no entender los intríngulis que se
suceden en las cúpulas del partido para mantener el poder a toda costa y
ejercer presión para favorecer sus intereses, que por supuesto no son
los del pueblo. Y el camarada Presidente en medio de esa vorágine.
Como consecuencia de este accionar, hoy notamos la baja participación en
las reuniones que son convocadas por el partido, ya que las mismas
suelen ser estériles, sin concreción de las ideas y sin ningún tipo de
liderazgo creíble.
La desmovilización sigue in crescendo de nuestro lado, mientras
que a la par los partidos de oposición se multiplican. A pesar de las
divisiones que los separan, esos partidos opositores tienen un fin
común, como es acabar con las esperanzas del pueblo, derrocando el
gobierno bolivariano y destruir así la revolución.
El PSUV debe jugar un rol protagónico, es imperativo que acompañe al
pueblo en sus luchas, pues para ello nació, más allá de ser una
maquinaria electoral. De lo contrario, a caras de un posible referendo
revocatorio presidencial estaremos en franca desigualdad numérica.
Mientras arriba en el poder no se ponen de acuerdo en el qué hacer y
cómo hacerlo, abajo el pueblo resiste con el agua al cuello, esperando a
ver QUIÉN es el que le va a lanzar el salvavidas. A buen entendedor
pocas palabras bastan.
Confío en la capacidad cognitiva del pueblo. El gobierno y el partido
deben dejar ya de cometer errores fundamentales que bien pudiesen ser
irreversibles.
¡Chávez vivirá mientras el pueblo luche! ¡Solo el pueblo salva al pueblo!
Zulika King
Coordinadora del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza
No hay comentarios.:
Publicar un comentario