Catia La Mar, 26 May. AVN.- Ser artista
implica poseer un espíritu inquieto, con situaciones internas que se
exteriorizan en un intento de declaración de vida. Es estar impregnado
de un mundo íntimo profuso, sensible, no indiferente, sugerente. Es
buscar lo que se quiere, esperar y no perder las oportunidades para
crear, materializar y disfrutar. Es existir, es respirar, es vivir.
Esta manera de concebirse ha marcado el proceso de construcción de las distintas facetas de Yramís Narváez, en el que se ha hallado escritora de poseía, actriz de teatro, cantante de música tradicional y, sobre todo, artista plástico corporal.
Desde hace una década, Yramís se ha dedicado a plasmar sus creaciones sobre el lienzo más antiguo: La piel humana. Superados los tabúes sociales de terceros, busca modelos de alma libre y arrojada para desarrollar este arte efímero, al cual acompaña con la preparación de accesorios, mayormente tomados de la naturaleza y del entorno caribeño.
“Llegué al arte corporal por casualidades de la vida”, manifestó esta artista, a quien cuando le dicen modelo no piensa en pasarelas, sino en pintura.
Recuerda que hubo una actividad en la plaza Vargas (La Guaira), a la fue invitado un grupo de artistas en calidad de espectadores. "Mi compañera de trabajo (Rosario Liendo), también artista plástico, me dijo: ‘Vamos a pintar’. Pero no teníamos modelo (…) Casualmente llegó la hija de una profesora de teatro, Yulima Franco, y la vimos muy dispuesta. ‘¿Quieres que te pintemos?’. Y nos dijo que sí”, contó.
“Le pintamos su hermosa melena de verde. Agarré unos gajos de una planta que estaba allí y se los encaramé en la cabeza”, dijo emocionada. El resultado fue tan bueno, que le sorprendió ver al día siguiente su creación en primera plana de un periódico local.
Descubrirse, reconocerse
Luego de esta experiencia, en 2008 Yramís participó en un taller de arte corporal dictado por David Aranguren, realizado en los espacios de la Universidad Experimental Marítima del Caribe (UMC). Allí trabajó por primera vez el cuerpo masculino, en compañía del también artista plástico Alexis Rojas.
A raíz de su trabajo, inspirado en las ramas del bambú, Narváez fue seleccionada para representar a Vargas en el IV Encuentro Mundial de Arte Corporal, ese año, en el Teatro Teresa Carreño (TTC) de Caracas. Fue entonces cuando se decide definitivamente por el arte corpóreo.
“Sentí la adrenalina de una manera tan impresionante, porque estaba con tantas personas guiadas por esa creatividad que no nos limita. Podemos ser nosotros mismos y valer”, afirmó.
En octubre de 2010 participó en otra edición de este Encuentro. Esta vez le tocó estar en el Museo de Ciencias, donde apreció la óptica de representantes internacionales.
“Cuando esa vez salí del Museo de Ciencias, volteé hacia atrás y vi aquella estructura majestuosa que por años ha estado allí, y me vi y salir de allí como artista plástico, me dije: Nunca me lo esperé”, dijo emotivamente orgullosa.
Del lienzo
Cada obra de arte corporal es una carrera contrarreloj de la que sólo quedan registros fotográficos luego de una larga faena, en la que los modelos se someten, de pie, a un trabajo de pintura de cinco a seis horas, el cual deberán exhibir por otro tiempo más.
“Como artista, uno pone 50%. El otro 50% lo pone quien hace de modelo, quien al final se lleva 100% porque se quedan con todo nuestro trabajo”, dijo Yramís.
Ella prefiere la versatilidad del cuerpo femenino. Tiene en su haber obras sobre niñas, mujeres de todas las edades y hasta adultas mayores. Incluso en una ocasión pintó a una mujer con prótesis en una de sus piernas.
Un Día del Trabajador, la institución para la que trabaja, la Fundación para el Desarrollo Cultural y Turístico del Municipio Vargas (FundesVargas), realizó una actividad en la que los empleados invirtieron roles y Narváez fue pintada por una de sus modelos.
“Me pintaron en una plaza. El motivo era un pavo real, y me tocó regresar a casa llena de pintura, montada en camioneta por puesto con una bata puesta. Cuando llegué, me eché un baño y me senté a ver mi Facebook. Me conseguí con que en Gente de Vargas, la foto del día era yo. Nunca me lo imaginé, pero me lo disfruté y lo volvería hacer. En la vida hay que atreverse”, afirmó.
Historial
Prima del fallecido pelotero venezolano Teodoro Obregón, Yramís se crió entre el fervor del béisbol y la cultura.
Nacida en la parroquia San Juan, en Caracas, desde niña sintió inclinación hacia la plástica, sensación encaminada por su tía materna Carmen Obregón de Rodríguez y el profesor del Colegio Experimental Venezuela Dagoberto Hurtado, quienes la inician en pintura, escenografía y decoración.
A principio de los 80, comienza sus estudios de Artes Plásticas en el Instituto Pedagógico de Caracas, los cuales suspendió tras la llegada de su primera hija. Pero como quien deja una nota pendiente sobre un corcho, pospuso su formación académica, no así su vocación empírica.
Para finales de esa misma década se muda a Catia La Mar, estado Vargas, donde se vale de sus dotes manualistas y crea la firma Decoraciones Yramís Narváez. También probó suerte con la agrupación de parranda tradicional El Sabor de la Melaza de Siempre, hoy adscrita al Sistema Nacional de las Culturas Populares (SNCP), de la que fue mánager durante más de 11 años.
En otro paréntesis cultural, Yramís se acredita la autoría del poemario autobiográfico A través del tiempo, publicado en 2009 por la Fundación Editorial El Perro y La Rana.
Adoptada por Vargas, esta mujer de espíritu trabajador, arrojado y positivo, actualmente retomó su formación profesional a través del convenio del programa educativo Misión Sucre con el Colegio Universitario de Caracas.
Convencida de que la cultura va de la mano con el turismo, se graduará este año en esta última carrera, con la satisfacción de haber encaminado ya a sus hijas, Bárbara y Mónica Acacio, quienes además de ser sus primeros lienzos, ahora son licenciadas en Danza Contemporánea y Ciencias Audiovisuales, respectivamente.
Esta manera de concebirse ha marcado el proceso de construcción de las distintas facetas de Yramís Narváez, en el que se ha hallado escritora de poseía, actriz de teatro, cantante de música tradicional y, sobre todo, artista plástico corporal.
Desde hace una década, Yramís se ha dedicado a plasmar sus creaciones sobre el lienzo más antiguo: La piel humana. Superados los tabúes sociales de terceros, busca modelos de alma libre y arrojada para desarrollar este arte efímero, al cual acompaña con la preparación de accesorios, mayormente tomados de la naturaleza y del entorno caribeño.
“Llegué al arte corporal por casualidades de la vida”, manifestó esta artista, a quien cuando le dicen modelo no piensa en pasarelas, sino en pintura.
Recuerda que hubo una actividad en la plaza Vargas (La Guaira), a la fue invitado un grupo de artistas en calidad de espectadores. "Mi compañera de trabajo (Rosario Liendo), también artista plástico, me dijo: ‘Vamos a pintar’. Pero no teníamos modelo (…) Casualmente llegó la hija de una profesora de teatro, Yulima Franco, y la vimos muy dispuesta. ‘¿Quieres que te pintemos?’. Y nos dijo que sí”, contó.
“Le pintamos su hermosa melena de verde. Agarré unos gajos de una planta que estaba allí y se los encaramé en la cabeza”, dijo emocionada. El resultado fue tan bueno, que le sorprendió ver al día siguiente su creación en primera plana de un periódico local.
Descubrirse, reconocerse
Luego de esta experiencia, en 2008 Yramís participó en un taller de arte corporal dictado por David Aranguren, realizado en los espacios de la Universidad Experimental Marítima del Caribe (UMC). Allí trabajó por primera vez el cuerpo masculino, en compañía del también artista plástico Alexis Rojas.
A raíz de su trabajo, inspirado en las ramas del bambú, Narváez fue seleccionada para representar a Vargas en el IV Encuentro Mundial de Arte Corporal, ese año, en el Teatro Teresa Carreño (TTC) de Caracas. Fue entonces cuando se decide definitivamente por el arte corpóreo.
“Sentí la adrenalina de una manera tan impresionante, porque estaba con tantas personas guiadas por esa creatividad que no nos limita. Podemos ser nosotros mismos y valer”, afirmó.
En octubre de 2010 participó en otra edición de este Encuentro. Esta vez le tocó estar en el Museo de Ciencias, donde apreció la óptica de representantes internacionales.
“Cuando esa vez salí del Museo de Ciencias, volteé hacia atrás y vi aquella estructura majestuosa que por años ha estado allí, y me vi y salir de allí como artista plástico, me dije: Nunca me lo esperé”, dijo emotivamente orgullosa.
Del lienzo
Cada obra de arte corporal es una carrera contrarreloj de la que sólo quedan registros fotográficos luego de una larga faena, en la que los modelos se someten, de pie, a un trabajo de pintura de cinco a seis horas, el cual deberán exhibir por otro tiempo más.
“Como artista, uno pone 50%. El otro 50% lo pone quien hace de modelo, quien al final se lleva 100% porque se quedan con todo nuestro trabajo”, dijo Yramís.
Ella prefiere la versatilidad del cuerpo femenino. Tiene en su haber obras sobre niñas, mujeres de todas las edades y hasta adultas mayores. Incluso en una ocasión pintó a una mujer con prótesis en una de sus piernas.
Un Día del Trabajador, la institución para la que trabaja, la Fundación para el Desarrollo Cultural y Turístico del Municipio Vargas (FundesVargas), realizó una actividad en la que los empleados invirtieron roles y Narváez fue pintada por una de sus modelos.
“Me pintaron en una plaza. El motivo era un pavo real, y me tocó regresar a casa llena de pintura, montada en camioneta por puesto con una bata puesta. Cuando llegué, me eché un baño y me senté a ver mi Facebook. Me conseguí con que en Gente de Vargas, la foto del día era yo. Nunca me lo imaginé, pero me lo disfruté y lo volvería hacer. En la vida hay que atreverse”, afirmó.
Historial
Prima del fallecido pelotero venezolano Teodoro Obregón, Yramís se crió entre el fervor del béisbol y la cultura.
Nacida en la parroquia San Juan, en Caracas, desde niña sintió inclinación hacia la plástica, sensación encaminada por su tía materna Carmen Obregón de Rodríguez y el profesor del Colegio Experimental Venezuela Dagoberto Hurtado, quienes la inician en pintura, escenografía y decoración.
A principio de los 80, comienza sus estudios de Artes Plásticas en el Instituto Pedagógico de Caracas, los cuales suspendió tras la llegada de su primera hija. Pero como quien deja una nota pendiente sobre un corcho, pospuso su formación académica, no así su vocación empírica.
Para finales de esa misma década se muda a Catia La Mar, estado Vargas, donde se vale de sus dotes manualistas y crea la firma Decoraciones Yramís Narváez. También probó suerte con la agrupación de parranda tradicional El Sabor de la Melaza de Siempre, hoy adscrita al Sistema Nacional de las Culturas Populares (SNCP), de la que fue mánager durante más de 11 años.
En otro paréntesis cultural, Yramís se acredita la autoría del poemario autobiográfico A través del tiempo, publicado en 2009 por la Fundación Editorial El Perro y La Rana.
Adoptada por Vargas, esta mujer de espíritu trabajador, arrojado y positivo, actualmente retomó su formación profesional a través del convenio del programa educativo Misión Sucre con el Colegio Universitario de Caracas.
Convencida de que la cultura va de la mano con el turismo, se graduará este año en esta última carrera, con la satisfacción de haber encaminado ya a sus hijas, Bárbara y Mónica Acacio, quienes además de ser sus primeros lienzos, ahora son licenciadas en Danza Contemporánea y Ciencias Audiovisuales, respectivamente.
Denys Silva
AVN
26/05/2015 08:33
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