martes, 12 de mayo de 2015

Artículo de opinión. Pobre Embajada Gringa. Por William Castillo Pérez





Óptica Socialista
Opinión




Pobre embajada gringa, que frustración tan grande no poder negarme una Visa para visitarlos y admirar su preciosamente asqueroso American Way Live y, de paso humillarme de todas las maneras posibles tomando en cuenta mi desinflada cuenta bancaria y mi origen ancho y zanjón versión contraria al origen anglo sajón. Pues, tendrán que seguir a la espera, por ahora, de todas maneras, no tendrán ese “placer” porque nunca he obtenido un pasaporte para salir de mis límites territoriales y, mucho menos tengo ganas de  visitarlos.

Confieso, que si me gustaría ir a Cuba para conocer y aprender de ellos, toda esa enjundia y dignidad con la que se enfrentan desde hace más de medio siglo a ese brutal bloqueo que le impone el imperio gringo, o ir tal vez a una conferencia  en la prestigiosa Universidad de la Habana. También me gustaría ir a la milenaria China Socialista a asimilar conocimientos y abrevar en esa fuente del saber,  lucha y actitud solidaria. Viajar igualmente a conocer la sabiduría  que guarda protegida la revolución iraní, contra la depredación imperial gringa, o conocer esa gran valentía y respeto con el cual el Vietnam defendió la soberanía de su pueblo luchando incansablemente hasta derrotar a dos bárbaras potencias la francesa y la gringa.

También llevar a esos ejemplares pueblos, nuestra gloriosa  historia y la alta calidad civilista y libertaria del pueblo venezolano, contrario a la miseria inducida que llevan los raspacupos cuando viajan  a esos pueblos a dilapidar las reservas en divisas de la patria, cual viles traidores.

También me gustaría salir de mis fronteras a recorrer la ruta libertaria de nuestro Gran Libertador Simón Bolívar, quien junto a nuestro pueblo  guerrero desarrolló la gesta épica para dar libertad a pueblos hermanos del Abya Yala. Revivir la Historia, recorrer y llenar mis sentidos  con la geografía y la toponimia indígena originaria con la que nuestros abuelos designaban nuestros lugares y asentamientos, que han marcado auténticos y exclusivos caracteres en el mapa genético  que los bárbaros  conquistadores  imperiales no lograron destruir con el  genocidio perpetrado contra nuestros hermanos originarios; desgraciada acción con la que retribuyeron nuestra bondadosa y solidaria  hospitalidad ofrendada a ellos cuando los encontramos perdidos en el mar caribe en 1492. Solo para eso saldríamos de nuestras gloriosas fronteras.

Me niego a salir de mi Patria para dilapidar las divisas de mi  pueblo y con ello hacerme cómplice de los enemigos de nuestro pueblo que pretende destruir la revolución bolivariana usando las débiles e ignaras conciencias de un deplorable sector de nuestro pueblo convertido en raspacupos, consumista exacerbado, bachaqueros y ovejas pastoreadas por lobos que las llevan resignadas al matadero. No seré yo cómo esos que arriban a otros países, donde sus nacionales, cual hambrientos cochinos se abalanzan sobre esos insensatos venezolanos con la avidez característica de esos nobles animales, como si fueran detrás de una suculenta pelota de caca.

Si consideran dura esta expresión, ella es poca, si consideramos que el daño que estos conciudadanos le causan  a nuestros hijos y nietos  y a muchas futuras generaciones de venezolanos.

¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA Y SOCIALISTA!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

William Castillo Pérez


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