Óptica
Socialista
Opinión
Las pretensiones de la oposición parlamentaria
recuerdan al golpe de estado institucional perpetrado por la derecha paraguaya
contra Fernando Lugo en 2012.
La derecha venezolana ha presentado ya un
anteproyecto de enmienda constitucional para acortar el periodo presidencial de
seis a cuatro años. El objetivo, según han reiterado diversos líderes
opositores, comenzando por el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos
Allup, es desalojar a Nicolás Maduro de la Jefatura de Estado de la República.
La oposición ha optado por este mecanismo, en lugar
de recurrir al referéndum revocatorio, por entender que es un procedimiento más
ágil y con menos trámites. En efecto, bastaría con que un tercio de los
diputados presentara la enmienda. Ésta se debatiría como una ley normal: dos
discusiones y votación, quedando validada por mayoría simple. La enmienda se
remitiría al Consejo Nacional Electoral, que en los treinta días siguientes a
su recepción tendría que convocar un referéndum. En caso de aprobación popular,
Nicolás Maduro finalizaría su mandato en abril de 2017.
Sin embargo, el recurso a la enmienda
constitucional para echar a Maduro es un notorio fraude de ley. La Constitución
venezolana, en su artículo 72, deja bien claro que el referéndum es el único
mecanismo legítimo para revocar a un cargo público, incluido el presidente
(nótese que Venezuela es el único país del mundo en el que se puede destituir
al Jefe de Estado mediante referéndum popular, un ejemplo de hiperdemocracia
que refuta cualquier acusación de autoritarismo). Todo el espíritu que permea
este artículo es que aquello que el pueblo eligió, sólo el pueblo puede
destituirlo.
Las enmiendas no pueden ser utilizadas para
coyunturas, casos o personas concretas. No puede existir una “enmienda Maduro”,
diseñada explícitamente para sacar al actual presidente. La oposición no puede
negar que su iniciativa va dirigida específicamente a Maduro. La hemeroteca
está llena de declaraciones de sus líderes en este sentido, algunas de ellas
realizadas incluso en sede parlamentaria.
Hasta el propio texto del anteproyecto, aunque no
cita expresamente al jefe de Estado, sí que apela a la coyuntura: “El actual
periodo presidencial de seis años con posibilidad de reelección es un periodo
demasiado largo para un régimen presidencialista con debilidades
institucionales como el venezolano que amenaza con retardar peligrosamente los
cambios políticos requeridos para relegitimar el poder, razón por la cual se
hace imperioso reducir el periodo a cuatro años en procura también de una
solución democrática y electoral a la actual crisis”.
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia debería desestimar esta propuesta por suponer una clara manipulación
de la figura de la enmienda. Podría, incluso, aceptar la reducción del periodo
presidencial pero a partir de la siguiente elección, dejando que Maduro
concluyera su mandato. De esta forma, se evitaría cualquier tipo de sospecha
sobre la verdadera intencionalidad de la enmienda y, sobre todo, se
garantizaría el mantenimiento de la condición temporal –seis años de
Presidencia- bajo la cual el pueblo fue a votar en abril de 2013.
Hay muchos otros elementos que sustentan la
anticonstitucionalidad el anteproyecto. En los debates constituyentes de 1999
quedó establecido que la forma de resolver las crisis políticas en Venezuela
sería mediante referendos. Así se refleja en los diarios de sesiones. La
oposición ha manifestado en múltiples ocasiones que Venezuela está sumida en
una crisis política. Por tanto, si quiere ser coherente debe acudir a un
revocatorio para solucionar lo que ella misma considera como una crisis
política.
Por otra parte, el anteproyecto de enmienda propone
una reducción a cuatro años, en lugar de los cinco que establecía la vieja
Constitución de 1961 y que la nueva Carta Magna elevó a seis. En el
anteproyecto de enmienda no se argumenta el porqué de esta preferencia por los
cuatro años, por lo que bien cabe deducir que está motivada por el ánimo de
expulsar a Maduro a la mayor brevedad posible.
La aprobación de la enmienda sentaría un precedente
peligrosísimo que dejaría la gobernabilidad del país en manos de las mayorías
parlamentarias. Una Asamblea del mismo color político que la Presidencia
sacaría adelante una enmienda para ampliar el mandato, mientras que cuando
fuera contraria lo reduciría y así sucesivamente. La voluntad popular quedaría
de esta forma vulnerada.
Las pretensiones de la oposición parlamentaria
recuerdan al golpe de estado institucional perpetrado por la derecha paraguaya
contra Fernando Lugo en 2012. En esa ocasión, los diputados opositores
retorcieron al máximo la legalidad para echar a Lugo de la Presidencia a través
de la manipulación de la figura del juicio político. Dicha estratagema fue
respondida con la suspensión del país guaraní de Unasur y Mercosur, pero ya se
había quebrado la decisión del pueblo soberano de que Fernando Lugo fuera su
presidente hasta 2013.
Los medios de comunicación actuaron como
legitimadores de aquel fraude. Los periódicos sustituyeron a los tanques en lo
que se calificó como un golpe de Estado 2.0. En Venezuela podemos estar
asistiendo a una versión mejorada de esa modalidad. La artillería mediática
comienza a tomar posiciones. La noticia publicada este viernes, 5 de febrero,
por el diario español El País bajo el titular La oposición impulsará en el
Parlamento el fin anticipado del Gobierno de Maduro es un buen ejemplo de ello.
En un texto repleto de adjetivos calificativos y juicios de valor sin
argumentación, el rotativo trata de legitimar la defenestración del presidente
Maduro como en 2002 justificó el golpe de Estado contra el presidente electo
Chávez con un editorial de apoyo titulado de forma esclarecedora Golpe a un
caudillo.
@VenezuelAle
El enlace del artículo:
http://www.telesurtv.net/opinion/La-enmienda-Maduro-o-el-fraude-constitucional-20160206-0014.html.
El enlace del artículo:
http://www.telesurtv.net/opinion/La-enmienda-Maduro-o-el-fraude-constitucional-20160206-0014.html.
Fuente: www.teleSURtv.net/07/02/16
Compilador. William Castillo Pérez
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