domingo, 14 de febrero de 2016

Artículo de opinión- NEGOCIADO POR CORPORACIONES, EL TPP ES VIOLATORIO DE MÚLTIPLES DERECHOS- Por Lourdes Rudiño



Óptica Socialista
Opinión

 




La secrecía de sus deliberaciones y el contenido de sus 30 capítulos, en particular lo relativo a temas sensibles –como la propiedad intelectual, los subsidios y la competencia- evidencian que el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) fue negociado entre corporaciones privadas y públicas y no entre Estados, y resulta “terrorífico”, implica desmedro de muchos sectores de la economía mexicana, incluido el agro, y violatorio de derechos humanos básicos, como es el derecho al trabajo, a la tierra, a la salud y a un medio ambiente sano, afirmó Jorge Witker, doctor en derecho por la Universidad Complutense de Madrid e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Hizo un llamado a los senadores de la República a estudiar el TPP y frenarlo, y consideró que la sociedad civil, en especial los agricultores, deben movilizarse en rechazo al Acuerdo.
Dijo que el TPP es un instrumento de carácter geopolítico que “viene a plantear un esquema bipolar en el comercio internacional, con la clara intención de aislar a China y a las BRICs (economías emergentes), que ofrecen por lo menos un modelo alternativo al neoliberal vigente”. Con el TPP, la gran potencia que es Estados Unidos busca replantear con una perspectiva unilateral los asuntos y problemas sensibles que están estancados en la Organización Mundial de Comercio (OMC); así, la Ronda de Doha, que incorpora las demandas de países emergentes, incluidas algunas en favor del medio ambiente y de menores subsidios agrícolas, y que expresa ciertos rasgos de comercio internacional vinculado al desarrollo, se debilitará aún más.
“Y es que al ingresar China en 2001 a la OMC, querámoslo o no, hizo equipo en aquella época con los BRICS, y hubo un cambio en la correlación de fuerzas de la OMC: los temas que habían estado planteando los países emergentes con bastante debilidad o precariedad (reducción de subsidios agrícolas de países desarrollados, los problemas de las prácticas desleales y la propiedad intelectual) se incorporaron en la Ronda de Doha, pero en 2008 Estados Unidos expresó abiertamente su interés de incorporarse al TPP –entonces conformado por Brunei, Nueva Zelanda y Singapur y por un solo país de América, Chile-, y busca plantear en ese foro los temas estancados de la OMC, pero ahora con una perspectiva unilateral”.
En entrevista, Jorge Witker –quien en el pasado defendió a los porcicultores ante prácticas desleales de Estados Unidos, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)- analizó los temas sensibles presentes en los capítulos del TPP.
A diferencia del Acuerdo Sobre Agricultura (ASA) de la OMC, donde se plantean discriminaciones, apoyos, uso de salvaguardas, aranceles, etcétera, y regímenes especiales para países emergentes, y a diferencia de la forma en que la Unión Europea protege a su sector agropecuario en acuerdos comerciales, el TPP ignora en absoluto la vinculación de este sector con la soberanía alimentaria, con los recursos naturales y con sus efectos sociales, y menciona a los productos del campo uno por uno, manzana, leche, maíz, trigo, etcétera, de una forma similar a cualquier otro producto manufacturado como televisores o refrigeradores. “A la fuerza someten a la agricultura a las reglas de las mercancías tradicionales, asunto que ha sido un gran cuello de botella en las negociaciones de la OMC”.


 
Al respecto recordó sin embargo que ya el Tratado de Libre Comercio de América del Norte demeritó la importancia del agro. “Fue el primer tratado Norte-Sur que se hizo atendiendo los criterios sólo del Norte. El TLCAN entregó la agricultura prácticamente”.
Por otro lado, dijo, lo que plantea el texto del TPP sobre buenas prácticas comerciales se enfoca claramente a entregar el mercado a las corporaciones tanto privadas como públicas, tales como la Corporación Agrícola Japonesa (CAJ), que es una especie de Conasupo que controla todos los granos en Japón y que obviamente fue la que defendió en el TPP los cultivos estratégicos nacionales, arroz y trigo; igual ocurrió con otra empresa estatal monopólica de Nueva Zelanda que controla la leche. Por parte de México se puede decir que los intereses defendidos en el TPP son los de Cargill, Maseca, incluso los de Monsanto.
Es un hecho que los Estados –que son los que negocian en la OMC- dieron paso a las empresas en las definiciones del TPP y por tanto este Acuerdo no implica libre competencia. Un ejemplo es el capítulo relativo a las compras de gobierno, que exige que las empresas estatales que aún hay en la región (del TPP) se ajusten a la racionalidad del sector privado. El TPP habla de competitividad pero no de libre competencia; en ninguna parte del texto se habla de sanciones o límites a los monopolios y oligopolios. “No hay nada contra Cargill que impone precios, ni contra la CAJ o el monopolio lechero neozelandés, ni una palabra sobre eso. Esto muestra por qué se negoció en secreto”. En este sentido el TPP contrasta con el Tratado que tiene Chile con Corea, que es el único, al menos de América Latina, que tiene una cláusula que advierte que cuando las exportaciones deriven de una empresa con posición dominante en el mercado, el país huésped, que recibe los productos, tiene derecho a plantear reclamaciones.
Respecto del capítulo de propiedad intelectual, destacó que el TPP amplía a 15 años los derechos de monopolio de las patentes de las medicinas biológicas y químicas. En América Latina hoy duran esas patentes entre cinco y diez años; con el TPP podrán extenderse hasta 15 años, y además luego de eso el dueño de la patente podrá autorizar o rechazar la petición de quien quiera producir genéricos, consideración ésta que resulta absurda. “Eso es violatorio de derechos humanos, al derecho a la salud. Es un golpe tremendo a los países pobres y economías emergentes”.
Entonces, considerando que en los sectores agropecuario y farmacéutico dominan las grandes corporaciones privadas y casi todas monopólicas, “sucede que ni siquiera va a haber buenos precios para los consumidores, y el TPP no habla de prácticas desleales”.
El TPP además es violatorio de la Constitución, al afectar derechos humanos como el derecho a la tierra, al trabajo, al amparo, los derechos indígenas entre otros. En sus artículos sobre “derechos de particulares”, el acuerdo prevé por ejemplo la posibilidad de que inversionistas extranjeros interesados en recursos energéticos despojen a los dueños de las tierras y les inhibe a estos últimos el derecho a reclamar.
El especialista destacó por otra parte que Estados Unidos ha sido claro al expresar sus intereses comerciales en el TPP; son dos: el agro, pues plantea la meta de incrementar sus exportaciones sectoriales, y los servicios, esto es lo relativo a laboratorios farmacéuticos, propiedad intelectual, y otros. Las manufacturas no le interesan, pues le conviene que estén en manos de países como Japón o Vietnam –este último con cien millones de habitantes, un ingreso bajísimo y salarios de hambre-; por eso no habla de cadenas de valor, sino de suministro, e implica una aceleración de intercambio en este ámbito, lo cual afectará a los productores mexicanos de textiles, zapatos y juguetes, que ya sufren; “con esto van a desaparecer”.
Dijo que hay hay expectativas de que el TPP avance en su aprobación y ratificación por los Poderes Legislativos de los países miembros, pero dado que Estados Unidos vive un periodo electoral lo más probable es que el proceso allí se retrase por lo menos hasta enero  de 2017, cuando entre en función su nuevo presidente. Mientras tanto, el Senado mexicano debe estudiar el Acuerdo y darse cuenta de que todas sus implicaciones son negativas para la sociedad mexicana, y por tanto no debe ratificarlo. Y las organizaciones civiles deben manifestarse, en particular las de productores agrícolas, quienes serían de los más afectados por el TPP.

Por Lourdes Rudiño 
Tomado de La Jornada del Campo



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