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Sólo en una oportunidad la oposición se había rebajado a solicitar
explícitamente una intervención contra su propio país / Hoy, la planta
insolente de la OEA pretende profanar el sagrado suelo de la patria
Caracas, 07 de junio de 2016.- Sólo
en una oportunidad la oposición se había rebajado a solicitar
explícitamente una intervención contra su propio país. En 1902, tras ser
derrotada estruendosamente en la revuelta de caudillos mal llamada
“Libertadora”, la oposición promovió una intervención de Inglaterra,
Alemania e Italia, que con 15 acorazados bloquearon y bombardearon
Venezuela. “La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado
suelo de la patria”, proclamó el presidente Cipriano Castro, y a su
llamado, todo el país, como un bloque, incluido el doctor José Gregorio
Hernández, se alistó para resistir. Los acorazados levaron anclas. Es el
tema de una película de Román Chalbaud, sin estrenar hace tres años
porque faltan unas divisas para pagar los efectos especiales.
2.- Hoy, la planta insolente de la OEA pretende profanar el
sagrado suelo de la patria. Tristes antecedentes tienen la OEA y el
sistema Interamericano en nuestro país. En 1954 se celebró en Caracas la
X Conferencia Interamericana, de la cual surgió el aval para derrocar
el gobierno democrático de Jacobo Arbenz en Guatemala. La mañana del 11
de abril de 2002, el embajador de Estados Unidos Charles Shapiro
apareció en todos los periódicos declarando que Venezuela estaba “fuera
de la Carta Democrática de la OEA”, legitimando así el golpe que como
por casualidad ocurriría horas después. La OEA no tomó medidas contra el
dictador Carmona Estanga; sólo a instancias del movimiento social
colombiano Minga preguntó sobre el destino del “señor Chávez” en carta
en la cual reconocía al “Excelentísimo” gobierno del déspota. Es ésta la
organización cuyo secretario pretende intervenir al más demócratico de
los gobiernos de América.
3.- El informe de Almagro, que quizá comentaremos en detalle
en el futuro, es el compendio, no de la situación de Venezuela, sino de
todos los defectos de forma y de fondo que aquejan a los documentos de
la OEA. Se fundamentan en recortes de prensa, que ningún órgano
jurisdiccional puede aceptar como prueba; en opiniones de la misma OEA
que sólo evidencian sus opiniones; en infundios de ONGs sobornadas por
Estados Unidos, potencia hostil a nuestro país; incluso en elementos de
convicción tan serios como mensajes de twitter. Entre otros puntos, se
afanan en desacreditar al Consejo Nacional Electoral. Pero ese organismo
fue el mismo que reconoció sus curules a todos y cada uno de los
parlamentarios de la oposición que ahora claman contra él. Si no
confían en el organismo que los proclamó, deberían renunciar ¿O no?
4.- Se desviven mucho el uruguayo Almagro y sus cómplices en
exigir la aplicación inmediata de un referendo revocatorio en Venezuela,
sin respetar los lapsos que para ello establecen la Constitución y las
leyes. Para nada mencionan que el referendo sólo está previsto en las
constituciones de los tres países más democráticos del hemisferio:
Bolivia, Ecuador y Venezuela. Si les parece tan indispensable para la
democracia, ¿Por qué no empiezan aplicándolo en sus propios países? Y si
la no aplicación de un referendo instantáneo implica que no hay
democracia ¿Significa ello que no hay democracia en sus países, donde no
existe referendo? ¿Por ejemplo, en Estados Unidos, la potencia que
financia a la OEA? Dígalo ahí.
5.- A tal organización, tales procedimientos. La Comisión
Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA fija una reunión contra
Venezuela en Washington en abril, y la embajada de Estados Unidos niega
la visa a los funcionarios que van a defenderla. Así cualquiera gana.
El secretario de la OEA Almagro pide por cuenta propia y sin tener
competencia para ello aplicación de la Carta Democrática -petición que
únicamente puede cursar el gobierno afectado, y no una parte de él, ni
un secretario extranjero- y que sólo procede con acuerdo de las dos
terceras partes de los países miembros, ninguno de los cuales ha pedido
ni aprobado tal cosa. El embajador de Venezuela Bernardo Álvarez
solicita una reunión del Consejo Permanente, con una agenda propia.
Esconden la solicitud de Álvarez, y convocan otra, con agenda diferente.
Álvarez debe lograr que pospongan la segunda reunión; se discute la
agenda propuesta para la primera, y la mayoría aprueba el llamado al
diálogo promovido por Venezuela. Ni Carta Democrática, ni intervención,
ni marines, ni referendo para esta noche. No: lo que recomienda la
resolución de la mayoría de los Estados miembros de la OEA es el
diálogo: el mismo que el gobierno de Venezuela está tratando de entablar
desde 1998. Se quedan frías la Carta Democrática, y las calderas de los
acorazados de la IV flota de Estados Unidos, que tan solícitamente
patrullan las aguas latinoamericanas. A levar anclas se ha dicho.
Luis Britto García
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