domingo, 30 de noviembre de 2014

Artículo de opinión. Los adictos al consumismo adoran a su Dios este “Viernes negro” . Por Hernán Mena Cofuentes

Óptica Socialista
Opinión
 
Millones de estadounidenses repitieron hoy la  historia  de todos los años tras la celebración de Thanksgiven Day, haciendo  “colas” ante los grandes  centros comerciales, muchos de ellos  bajo la nieve y lluvia y temperaturas cercanas  o por debajo de Cero en nordeste del país, para rendir culto de adoración al Dios del consumismo en el día en que más se le venera: “El Viernes Negro.”

Lo hicieron al igual que otros millones en el resto del mundo, que hipnotizados por el poder del consumismo, razón de ser del Capitalismo, los impulsa, sin darse cuenta de que están siendo manipulados, a comprar cosas en su mayoría innecesarias, pero cuya adquisición es indispensable para la sobrevivencia del sistema, ya que si ellos no compran, irremediablemente moriría.

Fueron  más de 40 millones, los que en EEUU  viajaron para reunirse con sus familiares en otras ciudades el Día de Acción de Gracias”, (Thanksgiven Day) arrostrando grandes peligros, unos viajando por autopistas y carreteras cubiertas por la nieve, y otros  bordo  de aviones cuyos vuelos habían sido demorados y cancelados ante el grave riesgo que suponía volar en condiciones tan extremas.

 Ignoran que ese día no es digno de celebración alguna, pues desde niños les enseñaron  en las escuelas la falsa historia de que esa fecha es festiva, ocultándoles la verdad ocurrida un día como ese, hace cerca de 4 siglos, cuando los peregrinos que habían llegado al país, a los que los aborígenes salvaron del hambre y el frío, los masacraron y quemaron vivos mientras dormían.

Pero, es tanto el veneno consumista inoculado en sus mentes, que miles prefirieron no asistir a la tradicional cena, dejando abandonado sobre la mesa el pavo caliente, para, impulsados por la adicción inducida, ir a engrosar las interminables filas  de la  gente que  esperaban horas enteras desde la víspera, para comprar las atractivas “ofertas” que ofrecen los almacenes  el Viernes Negro.

La mayoría de las tiendas como las cadenas Macy´s, Dolphin mall abrieron desde las 6 de la tarde del jueves, la mayoría de ellas ofreciendo desayuno gratis a aquellos que renunciaron a la tradicional cena de Acción de gracias para adquirir la inmensa variedad de mercancía que ofrecen con grandes descuentos a los clientes en feroz competencia por quien vende más.

Y es que la voracidad del consumismo y la ambición de los vendedores, hizo que las ventas se adelantaran desde el día anterior para poder atender a la inmensa masa humana  que durante la noche y hasta el amanecer esperaba a las puertas de los grandes y pequeños almacenes del país, convirtiéndolo al igual que el viernes, en un  “Jueves negro.”

La publicidad y los medios, se encargaron de atizar el fuego consumista, designando el tiempo transcurrido entre Thanksgiven y Black Friday como, “Una Noche mágica de compras”, horas que, sumadas a las del día, fueron testigos del aumento de la cantidad de gente que pugnaba y a veces se peleaba  por adquirir las gangas, entre estas, miles de armas, cuya venta alcanzó un record histórico.

Espectáculo deprimente, producto del Capitalismo salvaje, que rebaja la condición humana al nivel más bajo de su inteligencia, condicionada al mandato de un sistema que le induce al comprador  a gastar  a veces mas de lo que puede, adquirir  cosas inservibles, que para nada necesita, como lo comprueba al día siguiente, una semana o un mes después, cuando las regala o echa a la basura.

Como lo explica Eduardo Galeano en su trabajo, El Imperio del Consumismo, con su inconfundible estilo y mensaje de denuncia, refiriéndose a ese hábito que el sistema introdujo en la sociedad estadounidense y demás sociedades del planeta donde rige el Capitalismo, y en el que pone al desnudo la macabra figura de ese diabólico recurso del Imperio generador de dependencia, diciendo:

“El shopping center o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contemplan en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de las ofertas incesantes...”

“La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy, que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que la genera…”

“Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable, una mercancía de vida efímera, que se agota, como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara como ametralladora la televisión y la moda y los ídolos que la publicidad lanza sin tregua al mercado.”

Y es que la publicidad, instrumento del consumismo  se harta de las mentes de quienes  adoran a ese Dios que a su imagen y semejanza creo el Capitalismo, para llevarlos como borregos a su templo, donde olvidan que son seres pensantes y solo piensan en comprar cosas desechables que descartan tras despertar por instantes de su avasallante poder desplegado  a través de los medios.

Porque no hay hogar donde su alienante mensaje consumista no penetre, ya sea a través de la televisión, radio, diarios, revistas y por Internet, donde ofrece a través de Amazon y otros agentes de ventas de la Web la misma mercancía de los Shopping malls y Shopping centers y en las grandes vallas publicitarias  colocadas en edificios, calles, avenidas y autopistas del mundo capitalista.

Y atraídos por la publicidad subliminal y engañosa que sus agentes difunden, los alienados compradores invaden hoy  esos templos del consumismo, como asistiendo a una misa satánica para rendirle culto de adoración al Dios de un sistema que los convirtió en adictos para poder sobrevivir a costa  de ellos, los que compran cosas que no necesitan realmente y que resultan ser inservibles.

Y es que, como dice Galeano, “El Sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora, pero ni modo: para casi todos, esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor.”

“La mayoría que se endeuda para tener cosas, termina teniendo deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.”

Para  poner fin a esa pesadilla que cada día  viven los adictos al consumismo en EEUU y el resto del mundo capitalista, se hace impostergable tomar la vía  del Socialismo del Siglo XXI, creación de Chávez,   que está despertando al pueblo  venezolano y a otros pueblos, del letargo en que lo sumió ese sistema que más temprano que tarde habrá de desaparecer de la faz de la tierra.

Es la Utopía que sueñan los pueblos del planeta que viven bajo el yugo del Capitalismo, con ese mundo posible que ha de liberarlos para siempre de las cadenas de un cruel sistema cuya razón de ser es el consumismo irrefrenable que los ha llevado una vez más a invadir los grandes centros comerciales y cualquier tienda para comprar lo que al despertar  de su hipnótico poder desechan

A esos templos satánicos frente a los cuales hoy madrugaron una vez más, haciendo largas “colas” para comprar cosas descartables que al día siguiente o a la semana, terminan regalando o lanzando a la basura, porque es basura lo que ha comprado, esa “mayoría.

Esa gente que no solo este Viernes negro, sino todos los días “se endeuda para tener cosas y  que termina  teniendo deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo nuevas fantasías que a veces materializa delinquiendo”, porque han caído en las garras de un sistema implacable que los utiliza como las  cosas que ellos compran y   que desechan después de usarlas.
 
Tomado de AVN/DEBATE/HMC
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario