Óptica Socialista
Noticias internacionales
Según algunos historiadores, Adolfo Hitler sentía una fuerte rechazo hacia los estadounidenses, sin embargo, lo que nadie pone en dudas era su admiración y consideración hacia el todopoderoso e influyente fabricante de automóviles, Henry Ford, por sus sus ideas antisemitas y al gran apoyo financiero que dio en los primeros años de la aparición de los nacionalsocialistas en Alemania.
El empresario y multimillonario era un convencido antisemita que llegó a tener verdaderos ataques de conspiranoia al pensar (y llegar a estar convencido) de que todos los males que ocurrían en el planeta se debían a la influencia que tenían los judíos en la sociedad, la economía y los gobiernos.
Esta obsesión lo llevó en enero de 1919 a comprar el periódico ‘The Dearborn Independent’ para convertirlo en el mayor medio de información antisemita, con el fin de publicar numerosísima información que señalase al pueblo judío como el verdadero causante de la Primera Guerra Mundial, que había finalizado tan solo dos meses antes.
Un año después Ford publicaba el libro ‘El judío internacional: el primer problema del mundo’, una recopilación de un gran número de artículos que había dictado a su secretario y éste había transcrito con el fin de que apareciesen regularmente en el periódico, convirtiéndose en poco tiempo en el segundo diario más leído en los EEUU superando los 900 mil lectores cada ejemplar.
Es precisamente ese libro de Henry Ford uno de los motivos por los que Adolfo Hitler comenzase a sentir interés hacia la figura del empresario e influyente hombre de negocios norteamericano.
Fue durante su estancia en la cárcel, en 1924, cuando Hitler escribió el libro Mein Kampf (Mi lucha) utilizando numerosa información aparecida en el libro de Ford como fuente de consulta e inspiración, siendo el único estadounidense citado en el mismo.
Henry Ford contaba entre sus personas de confianza con un numeroso grupo de inmigrantes alemanes que le sirvieron para establecer vínculos a la hora de llegar a un acuerdo con la República de Weimar para abrir una planta de la Ford Motor Company en Berlín.
Aprovechando la presencia de la nueva sucursal de la empresa automovilística en Alemania entró en contacto con algunos destacados miembros del cada vez más potente Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), liderado por Adolfo Hitler y al que ayudó indirectamente en su financiación.
Los dólares del hombre más rico de Norteamérica fueron de gran ayuda para los proyectos e intereses nazis de cara a alcanzar unos años después el poder.
Según iban transcurriendo los años, la obsesión y antisemitismo que sentía Henry Ford aumentaba vertiginosamente y el hecho de que desde Alemania compartiesen sus teorías conspirativas sobre el negativo papel de los judíos en el mundo le reafirmaban cada vez más en sus convicciones.
Todo el dinero que hizo llegar el empresario a los nazis alemanes fue a través de extrañas donaciones, regalos y desvíos de capital que salían de las distintas factorías que había ido abriendo por todo el país germano.
Cabe destacar que cuando Hitler celebró los 50 años de edad, recibió como regalo de cumpleaños 35.000 ReichMarks enviados desde la Ford-Werke AG, tal y como se había rebautizado a la filial alemana de la empresa automovilística americana.
Se le criticó severamente desde la prensa ese regalo que hizo a Hitler, al igual que fue muy cuestionado cuando un año antes le habían concedido a Henry Ford la Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana, la mayor distinción que en la Alemania nazi se le entregaba a algún extranjero afín al régimen.
A pesar de su fanatismo antisemita y su apoyo sin límites a Hitler, Henrry Ford era un pacifista convencido y tal y como se opuso a la entrada de los EEUU en la IGM lo mismo hizo durante la IIGM. En cuestiones belicistas prefería mantenerse imparcial, aunque en realidad era más un motivo netamente económico que por convicción. Conocidos fueron los encontronazos que tuvo el multimillonario con Franklin D. Roosevelt, presidente de los EEUU, y la oposición que ejerció para que la nación no participase en la guerra y de hacerlo que fuese del lado de las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Esos rifirrafes entre el mandatario norteamericano y el empresario estuvieron a punto de provocar que el gobierno nacionalizase la Ford Motor Company.
Para cuando terminó la guerra Henry Ford ya tenía muy mermada la salud a raíz de varios ataques cardiacos que había padecido en los últimos años. Falleció en 1947 a los 83 años de edad y una de sus mayores preocupaciones antes de morir fue que nada de su legado y fortuna pudiese ir a parar a manos de los judíos.
Anecdóticamente, cabe destacar que su nieto Henry Ford II, que se había hecho cargo del patrimonio familiar en 1945, donó grandes sumas de dinero a organizaciones caritativas judías, recibiendo en 1951 una condecoración por parte de la Liga Antidifamatoria (ADL).
Compilador. William Castillo Pérez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario