Óptica
Socialista
Opinión
Camaradas, estamos conmemorando 26 años del Caracazo de 27 y
28 de febrero de 1989. Para ello, traemos estas reflexiones en el interés de
inducir a nuestros oyentes y lectores, a observar las señales que nuestra
historia nos da para discernir con claridad, cuál será nuestra futura actitud
ante el reto que nos plantea defender nuestra patria y nuestra revolución. Los
acontecimientos o razones que desencadenaron el Caracazo como manifestación de
rebeldía del pueblo contra la humillante situación a la cual estaba sometido
por los gobiernos de la cuarta república con su monstruoso pervertido y alienado
sistema de gobierno, enmarcado en una falaz democracia representativa.
Esas causas, debemos buscarlas en la historia de nuestro
pueblo a partir de la llegada a nuestras costas del oprobioso bárbaro y
delictual imperio español. Pero en razón
del espacio nos limitaremos a retroceder en el tiempo solo 30 años para
ubicarnos en 1958, para conseguir unas validas razones, que provocaron este estallido social. En esa fecha, el pueblo
venezolano junto a las fuerzas militares, logró derrocar la dictadura del
General Marcos Pérez Jiménez, pero, ese
pueblo guerrero civilista y esperanzado, quedó burlado en los primeros momentos
de la libertad conseguida a costa de tanto sacrificio, por la artera traición de
los líderes de los partidos políticos y la oligarquía venezolana, quienes
hicieron un nefasto trato con el imperio norteamericano donde se comprometían a
regalar los haberes de la patria, incluida la vida y, el devenir del mismo
pueblo, además de comprometer la seguridad física y moral de los venezolanos en
una lucha contra el comunismo. Todo ello, solo a cambio de la posibilidad de
detentar eternamente el poder político
social y prevaricador, porque el poder económico seria disfrutado solo
por el Imperio y acólitos mediante la participación de las empresas
transnacionales.
Estos hechos que tipifican un delito de amplio espectro de
lesa humanidad, estaba evidenciado en
violación de los derechos humanos de la población, persecución y castigo hasta
con la muerte y la desaparición de los disidentes, la falta de empleo. Sí acaso
había fuente de empleo, era en el área
publica y, estaba sujeto la mayor de las veces al chantaje. Se llegó al extremo,
de crear un ente educativo para el trabajo _el INCE_, el cual fue ideado por su
creador, el maestro Prieto Figueroa, para formar la mano de obra especializada tan
necesaria para el desarrollo de la Patria. Pero la clásica traición de esta aberrada
clase política convirtió ésta hermosa
idea, en una fuente de trabajadores eficientes pero mal pagados, con salarios de aprendiz. Porque a pocos meses de iniciada la formación dentro de
las empresas, los aprendices ya habían adquirido las destrezas necesarias para ejecutar las tareas laborales específicas.
Pero permanecían con el estatus de aprendices, hasta cuando lo decidiera el
explotador o culminara el plazo de la formación, el cual era de varios años. De
esta manera, eran mantenidos estos jóvenes, durante mucho tiempo, laborando en
la categoría de aprendices, constituyéndose entonces, en una mano de obra esclavizada,
para la empresa privada. el robo del trabajo diario de los venezolanos que
estaban en situación de empleados con salarios de hambre mientras los artículos
de la cesta básica estaban por las nubes, falta de servicios públicos, la falta
de acceso a la educación para la vida y para el trabajo, la falta de viviendas
adecuadas, y si las había eran viviendas de ínfima calidad e insuficientes y
otorgadas bajo una condición chantajista y grosero proselitismo, habría que agregar a esto, la inseguridad
reinante en las urbes más pobladas producto del hacinamiento y, la falta de
oportunidades de desarrollo para el pueblo.
Mientras tanto, surgía una clase empresarial política igual
de parasitaria que la burguesía oligarca tradicional, que expoliaba al pueblo,
y de paso con la influencia de la televisión, el modelo de la forma de vida de
los Estados Unidos, hacia crecer el desamor y la falta de pertenencia a esta
nuestra gloriosa patria. También, esta
mala actitud insuflada en el pueblo, produjo un desdén contra nuestras tradiciones,
valores y el hermoso acervo histórico evidenciado en hazañas, cargadas de
civilismo humanidad y solidario amor por todos los pueblos de la patria.
Convirtiéndonos en una masa egoísta y desesperada por acceder a las monedas que
nos permitieran consumir como marabuntas, todo lo que nos impusiera el imperio.
Durante los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, -cumpliendo
el deseo del imperio-, estos traidores gobernantes se dedicaron a limpiar la
patria de todos los luchadores sociales herederos de los preceptos de los
Libertadores quienes luchaban por dotar
al pueblo de la mayor suma de felicidad política social y económica, solo, para
cumplir obedientemente con el compromiso de ejecutar una guerra contra el
comunismo, que había adquirido con el gobierno de los Estados Unidos.
El primer gobierno de Rafael Caldera fue como un
intermedio, que integró la limpieza de
luchadores de izquierda, amén de decapitar la educación e instrucción técnica
para el trabajo productivo al eliminar las escuelas técnicas y allanar la
Universidad Central de Venezuela entre otros desmanes que no eran congruentes
con su imagen de santón y moralista católico a quien “Venezuela le quedaba
pequeña a su grandeza humana” según sus adoradores. Como evidencia contundente de esta
característica malvada de este santo varón, es necesario recordar su
participación muy activa y eficiente, en el derrocamiento y asesinato del
Presidente De Chile Salvador Allende. Cuando su gobierno se convirtió, en un
necesario y oportuno cómplice internacional en la guerra económica que le
aplicó el imperio gringo, al gobierno de Allende. No olvidemos, que, fue durante su gobierno que los precios
del petróleo experimentaron el primer importante aumento de precio, el
Presidente Caldera, consintió sin sonrojarse, el desquite imperial por el
aumento del precio del crudo, al procurar el incremento exagerado de la
inflación, sometiendo al pueblo venezolano a la más significante pérdida de
poder adquisitivo para la época, ello se
vendría a sumar, a las plagas apocalípticas, a las que nos había sometido el célebre Pacto de
Washington, traducido para nuestra
interpretación como Pacto de Punto Fijo.
El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez continúa con la entrega de los haberes de la
Patria, dentro de este marco destaca la célebre nacionalización petrolera
chucuta, que incluía el pago de las obsoletas instalaciones que ya había
depreciado el tiempo y, que la ley de
Reversión del Presidente Caldera había previsto, la no cancelación de estos
bienes viejos, pero CAP en su rastrera característica genuflexa al imperio, las
pagó generosamente, además de ello dejo mediante la ley de nacionalización el
mercadeo del petróleo en manos de las trasnacionales. En este periodo el
presidente CAP provocó un falso cambio de sentido en la percepción del
venezolano, al hacerle creer, que con él como Presidente habíamos alcanzado la
prosperidad, y basaba ello en un plan de desarrollo llamado hacia “La Gran
Venezuela” que se financiaba con una grandiosa deuda externa contraída con los
tentáculos financieros del imperio BM, FMI, etc. todo este asunto, asesorado
con los Chicago Boys. Ésta práctica lesiva al erario público fue tan nefasta, que CAP incurrió en delitos
ridículos como permitir que entes del estado no autorizados para contratar
endeudamiento externo, accedieran a ellos, como fue la deuda en dólares
adquirida por las fundaciones dependientes de municipios, cuando no estaban
autorizadas por la ley. Fue en este periodo que se inició la Venezuela saudita,
cuyo máxima expresión fue su lema pro mayamero “tá barato, dame dos”. Claro que el Presidente CAP, cumplió con
éxito la entrega de los bienes de la Patria y el exterminio de los líderes de
la izquierda y la represión necesaria contra el pueblo, escrita en ese
compromiso de Washington, por supuesto que la mayor parte del pueblo siguió pobre,
aun cuando más endeudado y con créditos adquiridos a grandes plazos que
alcanzaba mayor tiempo, que la vida útil de los
objetos comprados.
Luego Vinieron los gobiernos de Luis Herrera y Jaime Lusinchi
quienes siguieron en la misma onda de abusar contra el pueblo, cada uno de
ellos se caracterizó por cumplir al pie de la letra la entrega sumisa de todos
los haberes de la patria, y su irrespeto por el pueblo, representado por una
aceptación incondicional de todas las instrucciones del Imperio, solo se
diferenciaban en algunos aspectos en los cuales se notaba solo un cambio de
sentido en el rumbo asumido por ellos para cumplir los designios e instrucciones
del imperio. Por ejemplo Luis Herrera enfrió la economía recalentada por CAP,
exigiéndole al pueblo que se apretara el cinturón, un eufemismo para decirle
que seguiría pelando un cable, pero
ahora, porque era necesario para que la patria pudiera seguir siendo expoliada
por el imperio, y para completar la miseria del pueblo devaluó la moneda como
lo instruyeron. Mientras, Jaime Lusinchi un sonriente, muy simpático bueno para
nada y más gris que el color gris, cuando le cobraron la deuda externa creada
por los gobiernos anteriores, se metió la mano en el bolsillo y preguntó ¿Cuánto es la deuda? Y ahí mismo,
prometió pagarla en las condiciones que exigiera el imperio, solo por
diferenciarse del presidente copeyano antecesor, realizando entonces una
nefasta negociación que abrió un hueco en el erario público que igualmente fue tapado con deuda. Claro que él,
cómo se caracteriza en los “líderes” de la oposición, no reconoció su
estupidez, sino, que expreso babosamente, “La Banca externa me engañó”
Pero debemos agregar que cada uno de estos presidentes en su afán
de cumplir celosamente con el imperio, cada uno de ellos, perpetró su
correspondiente masacre para no quedar mal en este aspecto y, se lanzaron
obedientemente, con las masacres de Yumare
y Cantaura. A ellos se les puede adjudicar la creación de las recetas culinarias
más precarias para el pueblo venezolano: La pasta a la Perrarina, el tetero de
agua de espagueti y el biberón de agua de maíz, y los modelos constructivos “Solución
habitacional de solo paredes externas”, y los “Conteiner House Eternity”.
Se pueden imaginar a cual nivel había llegado la capacidad de
aguante del pueblo, cuando producto de una campaña que explotó con mucho éxito
la esperanza de algunos ciudadanos que formaban la pequeña y reducida cantidad
de ciudadanos quienes aún acudían a votar, quienes, creyeron que en esta
oportunidad, CAP lograría volver al
pueblo a una patria saudita y al mismo periodo
“tá barato dame dos”. Eligió entonces, con una grandísima proporción de
los votos a CAP para esta segunda
presidencia. Llegó entonces el día esperado, para la avalancha de recursos, que
nos harían prosperar de nuevo, todo era expectación. Pero ella fue frustrada cuando el CAP luego
de un fausta fiesta de coronación asumió la presidencia ante el asombro de una
población que esperaba un acto de justicia. Cuando este nefasto ciudadano
comenzó a declarar y exponer los planes que iba a aplicar a la economía del
país, - un nefasto paquetazo- los cuales hablaban de aumento de las tarifas de
los servicios públicos, incluyendo la gasolina, liberación de los precios y,
recortes en todos los programas sociales – que no los había- y la eliminación
de los subsidios, todo ello enmarcado en una serie de condicionamientos para
adquirir créditos del FMI y el BM, ello comenzó a minar la capacidad de aguante del pueblo. La
cual explotó el 27 de febrero de 1998. Cuando los trabajadores y estudiantes
solo tenían la esperanza de cobrar la quincena, a este malvado gobierno se le
ocurre aumentar el pasaje y los artículos de primera necesidad, esto detonó la
carga acumulada y se desató una ola de protestas que llevo a la población a
saquear los supermercados y todo comercio, que hasta ese momento estaba acaparando los artículos de primera
necesidad para especular con los precios cuando el gobierno decretara la
liberación de los mismos y eliminara los subsidios, todo bajo la decisión del
imperio gringo y sus entes financieros.
El Presidente CAP y todo su gabinete administrativo respondieron de la
manera más cobarde, ocultándose y delegando la represión y control de la
situación, en el ministro de la Defensa General Ítalo del Valle Aliegro, quien
ejecuto con toda la potencia de las Fuerzas Armadas, bajo la orden de CAP, la
masacre del caracazo que dejo más de tres mil víctimas fatales y un mucho mayor
número de lisiados. He ahí las señales que debemos observar y asumir para
discernir cual debe ser nuestra actitud frente al ataque del enemigo
injerencista. Esas son algunas de las causas
que desencadenaron el caracazo.
¡Independencia y Patria Socialista y Soberana!
¡Chávez vive!
¡La Patria sigue!
¡Viviremos y venceremos!
William Castillo Pérez (el indio)
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