martes, 3 de marzo de 2015

Artículo de opinión. Alguna razones que desencadenaron el Caracazo. Por William Castillo Pérez






Óptica Socialista
Opinión
 



Camaradas, estamos conmemorando 26 años del Caracazo de 27 y 28 de febrero de 1989. Para ello, traemos estas reflexiones en el interés de inducir a nuestros oyentes y lectores, a observar las señales que nuestra historia nos da para discernir con claridad, cuál será nuestra futura actitud ante el reto que nos plantea defender nuestra patria y nuestra revolución. Los acontecimientos o razones que desencadenaron el Caracazo como manifestación de rebeldía del pueblo contra la humillante situación a la cual estaba sometido por los gobiernos de la cuarta república con su monstruoso pervertido y alienado sistema de gobierno, enmarcado en una falaz democracia representativa.
Esas causas, debemos buscarlas en la historia de nuestro pueblo a partir de la llegada a nuestras costas del oprobioso bárbaro y delictual imperio español.  Pero en razón del espacio nos limitaremos a retroceder en el tiempo solo 30 años para ubicarnos en 1958, para conseguir unas validas razones, que provocaron  este estallido social. En esa fecha, el pueblo venezolano junto a las fuerzas militares, logró derrocar la dictadura del General  Marcos Pérez Jiménez, pero, ese pueblo guerrero civilista y esperanzado, quedó burlado en los primeros momentos de la libertad conseguida a costa  de  tanto sacrificio, por la artera traición de los líderes de los partidos políticos y la oligarquía venezolana, quienes hicieron un nefasto trato con el imperio norteamericano donde se comprometían a regalar los haberes de la patria, incluida la vida y, el devenir del mismo pueblo, además de comprometer la seguridad física y moral de los venezolanos en una lucha contra el comunismo. Todo ello, solo a cambio de la posibilidad de detentar eternamente el poder político  social y prevaricador, porque el poder económico seria disfrutado solo por el Imperio y acólitos mediante la participación de las empresas transnacionales.
Estos hechos que tipifican un delito de amplio espectro de lesa humanidad,  estaba evidenciado en violación de los derechos humanos de la población, persecución y castigo hasta con la muerte y la desaparición de los disidentes, la falta de empleo. Sí acaso  había fuente de empleo, era en el área publica y, estaba sujeto la mayor de las veces al chantaje. Se llegó al extremo, de crear un ente educativo para el trabajo _el INCE_, el cual fue ideado por su creador, el maestro Prieto Figueroa, para formar la mano de obra especializada tan necesaria para el desarrollo de la Patria. Pero la clásica traición de esta aberrada clase política convirtió ésta  hermosa idea, en una fuente de trabajadores eficientes pero mal pagados,  con salarios de aprendiz. Porque  a  pocos meses de iniciada la formación dentro de las empresas, los aprendices ya habían adquirido las destrezas necesarias para  ejecutar las tareas laborales específicas. Pero permanecían con el estatus de aprendices, hasta cuando lo decidiera el explotador o culminara el plazo de la formación, el cual era de varios años. De esta manera, eran mantenidos estos jóvenes, durante mucho tiempo, laborando en la categoría de aprendices, constituyéndose entonces, en una mano de obra esclavizada, para la empresa privada. el robo del trabajo diario de los venezolanos que estaban en situación de empleados con salarios de hambre mientras los artículos de la cesta básica estaban por las nubes, falta de servicios públicos, la falta de acceso a la educación para la vida y para el trabajo, la falta de viviendas adecuadas, y si las había eran viviendas de ínfima calidad e insuficientes y otorgadas bajo una condición chantajista y grosero proselitismo,   habría que agregar a esto, la inseguridad reinante en las urbes más pobladas producto del hacinamiento y, la falta de oportunidades de desarrollo para el pueblo.
Mientras tanto, surgía una clase empresarial política igual de parasitaria que la burguesía oligarca tradicional, que expoliaba al pueblo, y de paso con la influencia de la televisión, el modelo de la forma de vida de los Estados Unidos, hacia crecer el desamor y la falta de pertenencia a esta nuestra gloriosa patria. También,  esta mala actitud insuflada en el pueblo, produjo un desdén contra nuestras tradiciones, valores y el hermoso acervo histórico evidenciado en hazañas, cargadas de civilismo humanidad y solidario amor por todos los pueblos de la patria. Convirtiéndonos en una masa egoísta y desesperada por acceder a las monedas que nos permitieran consumir como marabuntas, todo lo que nos impusiera el imperio.
Durante los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, -cumpliendo el deseo del imperio-, estos traidores gobernantes se dedicaron a limpiar la patria de todos los luchadores sociales herederos de los preceptos de los Libertadores  quienes luchaban por dotar al pueblo de la mayor suma de felicidad política social y económica, solo, para cumplir obedientemente con el compromiso de ejecutar una guerra contra el comunismo, que había adquirido con el gobierno de los Estados Unidos.
El primer gobierno de Rafael Caldera fue como un intermedio,  que integró la limpieza de luchadores de izquierda, amén de decapitar la educación e instrucción técnica para el trabajo productivo al eliminar las escuelas técnicas y allanar la Universidad Central de Venezuela entre otros desmanes que no eran congruentes con su imagen de santón y moralista católico a quien “Venezuela le quedaba pequeña a su grandeza humana” según sus adoradores.  Como evidencia contundente de esta característica malvada de este santo varón, es necesario recordar su participación muy activa y eficiente, en el derrocamiento y asesinato del Presidente De Chile Salvador Allende. Cuando su gobierno se convirtió, en un necesario y oportuno cómplice internacional en la guerra económica que le aplicó el imperio gringo, al gobierno de Allende. No olvidemos,  que, fue durante su gobierno que los precios del petróleo experimentaron el primer importante aumento de precio, el Presidente Caldera, consintió sin sonrojarse, el desquite imperial por el aumento del precio del crudo, al procurar el incremento exagerado de la inflación, sometiendo al pueblo venezolano a la más significante pérdida de poder adquisitivo para la época,  ello se vendría a sumar, a las plagas apocalípticas, a las que  nos había sometido el célebre Pacto de Washington,  traducido para nuestra interpretación como Pacto de Punto Fijo.
El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez  continúa con la entrega de los haberes de la Patria, dentro de este marco destaca la célebre nacionalización petrolera chucuta, que incluía el pago de las obsoletas instalaciones que ya había depreciado el tiempo y, que la  ley de Reversión del Presidente Caldera había previsto, la no cancelación de estos bienes viejos, pero CAP en su rastrera característica genuflexa al imperio, las pagó generosamente, además de ello dejo mediante la ley de nacionalización el mercadeo del petróleo en manos de las trasnacionales. En este periodo el presidente CAP provocó un falso cambio de sentido en la percepción del venezolano, al hacerle creer, que con él como Presidente habíamos alcanzado la prosperidad, y basaba ello en un plan de desarrollo llamado hacia “La Gran Venezuela” que se financiaba con una grandiosa deuda externa contraída con los tentáculos financieros del imperio BM, FMI, etc. todo este asunto, asesorado con los Chicago Boys. Ésta práctica lesiva al erario público  fue tan nefasta, que CAP incurrió en delitos ridículos como permitir que entes del estado no autorizados para contratar endeudamiento externo, accedieran a ellos, como fue la deuda en dólares adquirida por las fundaciones dependientes de municipios, cuando no estaban autorizadas por la ley. Fue en este periodo que se inició la Venezuela saudita, cuyo máxima expresión fue su lema pro mayamero “tá barato, dame dos”.  Claro que el Presidente CAP, cumplió con éxito la entrega de los bienes de la Patria y el exterminio de los líderes de la izquierda y la represión necesaria contra el pueblo, escrita en ese compromiso de Washington, por supuesto que la mayor parte del pueblo siguió pobre, aun cuando más endeudado y con créditos adquiridos a grandes plazos que alcanzaba mayor tiempo, que la vida útil de los  objetos comprados.
Luego Vinieron los gobiernos de Luis Herrera y Jaime Lusinchi quienes siguieron en la misma onda de abusar contra el pueblo, cada uno de ellos se caracterizó por cumplir al pie de la letra la entrega sumisa de todos los haberes de la patria, y su irrespeto por el pueblo, representado por una aceptación incondicional de todas las instrucciones del Imperio, solo se diferenciaban en algunos aspectos en los cuales se notaba solo un cambio de sentido en el rumbo asumido por ellos para cumplir los designios e instrucciones del imperio. Por ejemplo Luis Herrera enfrió la economía recalentada por CAP, exigiéndole al pueblo que se apretara el cinturón, un eufemismo para decirle que seguiría pelando un cable,  pero ahora, porque era necesario para que la patria pudiera seguir siendo expoliada por el imperio, y para completar la miseria del pueblo devaluó la moneda como lo instruyeron. Mientras, Jaime Lusinchi un sonriente, muy simpático bueno para nada y más gris que el color gris, cuando le cobraron la deuda externa creada por los gobiernos anteriores, se metió la mano en el bolsillo  y preguntó ¿Cuánto es la deuda? Y ahí mismo, prometió pagarla en las condiciones que exigiera el imperio, solo por diferenciarse del presidente copeyano antecesor, realizando entonces una nefasta negociación que abrió un hueco en el erario público que  igualmente fue tapado con deuda. Claro que él, cómo se caracteriza en los “líderes” de la oposición, no reconoció su estupidez, sino, que expreso babosamente, “La Banca externa me engañó”
Pero debemos agregar que cada uno de estos presidentes en su afán de cumplir celosamente con el imperio, cada uno de ellos, perpetró su correspondiente masacre para no quedar mal en este aspecto y, se lanzaron obedientemente, con las masacres de Yumare  y Cantaura. A ellos se les puede adjudicar la creación de las recetas culinarias más precarias para el pueblo venezolano: La pasta a la Perrarina, el tetero de agua de espagueti y el biberón de agua de maíz, y  los modelos constructivos “Solución habitacional de solo paredes externas”, y los “Conteiner House Eternity”.
Se pueden imaginar a cual nivel había llegado la capacidad de aguante del pueblo, cuando producto de una campaña que explotó con mucho éxito la esperanza de algunos ciudadanos que formaban la pequeña y reducida cantidad de ciudadanos quienes aún acudían a votar, quienes, creyeron que en esta oportunidad,  CAP lograría volver al pueblo a una patria saudita y al mismo periodo  “tá barato dame dos”. Eligió entonces, con una grandísima proporción de los votos a CAP para  esta segunda presidencia. Llegó entonces el día esperado, para la avalancha de recursos, que nos harían prosperar de nuevo, todo era expectación.  Pero ella fue frustrada cuando el CAP luego de un fausta fiesta de coronación asumió la presidencia ante el asombro de una población que esperaba un acto de justicia. Cuando este nefasto ciudadano comenzó a declarar y exponer los planes que iba a aplicar a la economía del país, - un nefasto paquetazo- los cuales hablaban de aumento de las tarifas de los servicios públicos, incluyendo la gasolina, liberación de los precios y, recortes en todos los programas sociales – que no los había- y la eliminación de los subsidios, todo ello enmarcado en una serie de condicionamientos para adquirir créditos del FMI y el BM, ello comenzó  a minar la capacidad de aguante del pueblo. La cual explotó el 27 de febrero de 1998. Cuando los trabajadores y estudiantes solo tenían la esperanza de cobrar la quincena, a este malvado gobierno se le ocurre aumentar el pasaje y los artículos de primera necesidad, esto detonó la carga acumulada y se desató una ola de protestas que llevo a la población a saquear los supermercados y todo comercio, que hasta ese momento  estaba acaparando los artículos de primera necesidad para especular con los precios cuando el gobierno decretara la liberación de los mismos y eliminara los subsidios, todo bajo la decisión del imperio gringo y sus entes financieros.  El Presidente CAP y todo su gabinete administrativo respondieron de la manera más cobarde, ocultándose y delegando la represión y control de la situación, en el ministro de la Defensa General Ítalo del Valle Aliegro, quien ejecuto con toda la potencia de las Fuerzas Armadas, bajo la orden de CAP, la masacre del caracazo que dejo más de tres mil víctimas fatales y un mucho mayor número de lisiados. He ahí las señales que debemos observar y asumir para discernir cual debe ser nuestra actitud frente al ataque del enemigo injerencista.  Esas son algunas de las causas que  desencadenaron el caracazo.

¡Independencia y Patria Socialista y Soberana!
¡Chávez vive!
¡La Patria sigue!
¡Viviremos y venceremos!
William Castillo Pérez (el indio)

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