Óptica Socialista
Opinión
El próximo día 8-D, iremos
nuevamente a las urnas para elegir alcaldes y concejales, queremos ganar y
ganaremos, así sea, con una ventaja mínima pero ganaremos, pero yo
particularmente quiero ver expresado en esa votación la siembra e
internalización del proceso revolucionario bolivariano socialista en la conciencia
del pueblo venezolano. Es este, un deseo que en las últimas elecciones, no ha sido
posible. Por el contrario, me ha dado un desagradable sabor a pérdida,
especialmente con la derrota sufrida en la gobernación del estado Lara, cuando
un electorado no fue capaz de discernir la acertada selección entre un
candidato que representaba la verdad, la honestidad y el amor por su pueblo, y
otro candidato que exhibía y exhibe un abultado prontuario de delitos y
traiciones contra el pueblo y la patria, mal camuflados en una escaza capacidad
histriónica.
Decimos que en general hemos
quedado con un amargo sabor a pérdida, porque después de los inmensos y duros
esfuerzos desplegados por el Presidente Chávez y los revolucionarios, pareciera
que el venezolano tiene internalizado o pudiéramos decir, tan imbricado en su
ser la mala semilla que nos sembraron los barbaros invasores desde hace 521
años. Esa fatídica semilla, que se puede resumir en dos tareas básicas para los
hombres y mujeres de esta maltratada Abya Yala, primero, ser secularmente un
esclavo y segundo, ser el consumidor seguro que
concreta la ganancia y el poder del hegemónico imperial de turno.
De nada ha valido la vida
desgastada y entregada por el Presidente Chávez, para dotar al venezolano, del
buen vivir y la mayor suma de felicidad posible, porque no hemos podido enseñar
al pueblo, que solo con esfuerzo y honestidad -con ellos mismos, sus semejantes
y la patria- se puede superar de la miserable vida que nos han impuesto por
siglos. Muestra de ello, es la actitud asumida por el pueblo cuando llegó la
revolución haciendo esfuerzos para superar los males heredados de los malos
gobiernos de la cuarta república, esa
actitud quedo marcada por la identificación del venezolano otrora excluido con
la revolución bolivariana, ello mostrado con el uso entusiasta, de las
franelas y gorras rojas con los logos de
la revolución que lucían con orgullo cuando estábamos en reuniones y marchas
políticas y que sobretodo los pobres los usamos hasta decolorar el intenso rojo
de nuestro símbolo. Ese mismo pueblo fue capaz de rescatar a su Presidente
secuestrado, y resistió con decisivo estoicismo el paro petrolero y otro ataque
de la canalla oposicionista.
Pero cuando el Presidente Chávez
y la revolución, nos fue mejorando el
poder adquisitivo, nos fue alimentando mejor, nos fue dotando de vivienda nos
dio mejor asistencia medica y gratuita, dota a nuestro hijos, de útiles escolares,
alimentación en las escuelas, computadoras, transporte asequible y pensión para
nuestros viejos, nos dio medicinas para combatir
y poner a raya enfermedades catastróficas,
a bajo precio y hasta gratuitas, pero también nos dio acceso a la
educación y formación para el trabajo y el conocimiento en forma gratuita y de
mucha calidad, nos dotó de empleo seguro y distribuyó la riqueza petrolera con equidad, hasta pudimos adquirir carro, aire
acondicionado, y otros artefactos del hogar a precios subsidiados. Pero después
de lo antes descrito, pareciera que concluimos, que no necesitábamos ayudarnos
con las camisas y franelas y gorras rojas regaladas en los actos políticos,
porque ya teníamos poder adquisitivos para comprar las mismas prendas de
vestir, pero de cualquier otro color hasta el blanco, el amarillo y el verde.
Contrario a la lógica, en lugar
de asumir que ya éramos libres soberanos y dueños de nuestro destino;
influenciados -tal ves- por la secular mala
semilla del bárbaro conquistador, y nuestra pobre ideologización, simplemente
creímos como auténticos parejeros que ahora habíamos "ascendido" a la
categoría clase media, y quien sabe, si también podríamos pasar por ricos. En
consecuencia a fuerza de intoxicación por
matrices opinión de los medios de comunicación de la oposición, nos lanzamos a
los brazos de la oposición, para tal vez creernos, que ellos nos podrían
aceptar, si le damos nuestro voto para elegir a su majunche, quien raudo y
veloz saldrá a entregar el mandado a su
amo el imperio y, nosotros ilusos,
estaremos siendo protagonistas de nuestra propia muerte, porque el capitalismo
es solo eso, muerte.
Esperamos con fe y constancia
revolucionaria, que el gobierno y las autoridades políticas de la revolución
conviertan el país en un aula abierta, activada y eficiente en la creación del
nuevo venezolano, dotado de una
conciencia humanista y blindada contra la mala semilla del imperio y su
engendro mayor, el capitalismo.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA
Y SOCIALISTA!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHÁVEZ VIVE!
¡LA PATRIA SIGUE!
William castillo Pérez (elindio)
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