domingo, 16 de septiembre de 2018

Artículo de Opinión. El plan de EE UU tras el asesinato de Chávez, y el cambio crucial que ahora se avecina..Por José Sant Roz

Óptica Socialista
Noticias nacionales

  • Bolívar profirió estas palabras en diciembre de 1830: “¡Vámonos muchachos, que estos carajos no nos quieren!”. Bolívar habría querido emigrar por aquellos meses de septiembre, octubre y noviembre de 1830, pero había quedado en la carraplana, su poco capital lo había entregado todo a muchas viudas de soldados muertos en la guerra de independencia, porque a donde él llegaba lo acosaba gente en total desesperación, y que como gamos recorrían la gran extensión de una tierra asolada por la guerra. Pero en aquella hora Bolívar ya no tenía patria a quién hacerle el servicio. Además, casi nadie salía a defenderlo.
  • Entonces también cundía el delirio de los amargados, de los que incluso no habían hecho nada por la independencia pero que de todo se quejaban; muchos críticos y “pensadores” salieron diciendo: “- Nosotros estábamos mejor cuando nos gobernaban los españoles, de nada ha valido que nos hayan dado la libertad. De qué vale una libertad con hambre. De qué vale ser libre si no tenemos dinero ni bienes para vivir como nos dé la gana”. “Nosotros estábamos felices siendo súbditos del rey de España, pero como éramos estúpidos no lo sabíamos, y vino este demente de Bolívar a traernos guerras y divisiones entre las familias, y lo acabó todo…”; “-nos trajo un terremoto, nos trajo la muerte y la ruina, y ahora viene y se muere y no deja este desastre de guerra entre caudillos y bandoleros que lo único que saben es matar gente,… no se consigue nada…”.
  • Cuando Bolívar se estaba muriendo, había en su contra en la Nueva Granada una pavorosa guarimba que se extendía desde Venezuela hasta el Juanambú. Estaba muriendo aquel grande hombre odiado por los que había libertado, por los pobres que decían que con esa libertad no se comía, y odiado por los que tenían el poder en Venezuela y en la Nueva Granada, y… moría, podría decirse, en su peor momento. Imagínense un cuadro como este el 5 de mayo de 2013, cuando fallece Chávez, y que entonces hubiese pasado algo parecido: que la MUD con un movimiento del Tribunal Supremo de Justicia, en combinación con una camada de traidores y con jugarretas politiqueras se hubiese podido adueñar del poder. Imaginémoslo por un momento, que Chávez al morir poco después, la MUD hubiese logrado hacerse con el poder Venezuela y que por triquiñuelas hubiese llegado a Miraflores un voluble como Rafael Ramírez o Jorge Giordani. Imagínenselo, por favor. Un cuadro horrible con el país incendiado y el PSUV descuartizado por las disensiones internas, al ver que se le ha hecho una espantosa trampa a Chávez, llegando a Miraflores una especie de Lenin Moreno… (Esto hubiese podido ocurrir de no haber dado el presidente Chávez aquella alocución al país el 8 de diciembre de 2012).
  • En un cuadro como el de arriba, el país todo habría entrado en un incendio total, y en todos los canales privados de televisión hubiésemos podido ver el candente desgarro de la oposición disputándose el poder: Leopoldo López, María Corina Machado, Henry Ramos Allup y Enrique Capriles Radonsky. En este forcejeo, imagínense que se hubiese ido a unas elecciones vigiladas por la OEA (es decir, por el Departamento de Estado norteamericano), y que se hubiese eligido como presidente al gringo Leopoldo López…, pues bien, así estaba la Nueva Granada cuando muere Bolívar y entonces el poder queda en manos de los amigos de Santander, de paso, en mano de los asesinos de Sucre: los generales José María Obando y José Hilario López.
  • Si ese hubiera sido el cuadro de Venezuela a poco de morir Chávez, en tal estado de desintegración, entonces para satisfacer las apetencias tanto de EE UU como de los grupos opositores internos en conflicto, se hubiese determinado que Venezuela debería confederarse en cinco grandes naciones o regiones, como se hizo con Yugoslavia (según el criterio de míster Diego Arría como comandante supremo enviado por la ONU y la OTAN): el Zulia comandado por Henry Ramos Allup, los estados Bolívar y Anzóategui dirigidos por el Cacique Taparita (Andrés Velásquez); todo el centro de la vieja Venezuela por Enrique Capriles Radonsky, los estados andinos por María Corina Machado y la antigua capital Caracas y el estado mirandino bajo el mando de Leopoldo López…
  • Porque eso fue lo que ocurrió al morir Bolívar. Cada poderoso jefe cogió un pedazo del inmenso territorio que había liberado el Libertador (ya no había patriotas sino negociantes de partido). José María Obando, el asesino de Sucre, pidió formar un cuarto estado con un trozo del Valle del Cauca. Páez se cogió su pedazo: Venezuela. Juan José Flores se apoderó de Ecuador, y Santander que estaba en el exilio reclamó el mejor bocado: la Nueva Granada.
  • Esa es una realidad terrible, que en todo momento se ha dado en la lucha por la liberación de los pueblos. Las grandes potencias siempre han buscado la desintegración de los pueblos jamás la unión. Eso ocurrió con la propia Europa después de la Segunda Guerra Mundial; ocurrió con Libia, ocurrió con Yugoeslavia, se está tratando de hacer con Siria. Así despedazaron África, los Estados Unidos y la Unión Europea. Así intentaron hacerlo en la propia Venezuela, en vida del presidente Chávez, cuando intentaron crear lo de la media luna con los estados Zulia, Táchira y Mérida, y que casi lo logran.
  • Afortunadamente el sucesor de Chávez no fue un hombre débil, sino un hombre consecuente con su pueblo, el presidente Nicolás Maduro. Fue terrible lo que le tocó a este humilde busetero, a este obrero surgido del sindicato del metro de Caracas. En medio del mayor torbellino de odio, de crímenes de la derecha, de amenazas del imperio euro-gringo, Maduro tuvo el valor y la firmeza necesaria para conducir la nave del proceso bolivariano, sin que se perdiera un ápice de nuestro territorio y de nuestra integridad moral, lo más importante. Cosa, que por ejemplo, no pudo hacer el general Rafael Urdaneta con la Gran Colombia a la muerte del Libertador.
  • El presidente Maduro ha sido un gran estratega y estadista, un gran visionario. Y lo demuestra el hecho crucial de que la potencia China le está dando todo su apoyo en este dificilísimo momento. Como en ninguna otra situación del mandato de Maduro, hoy el panorama ha cambiado 180 grados: se percibe una recuperación económica considerable; la producción petrolera comenzará una nueva etapa. Estados Unidos y la Unión Europea tendrán que recular con sus amenazas.
  • El año 2019 será el año más importante de la revolución bolivariana, con un impulso avasallador hacia la prosperidad y la gran lucha contra la corrupción con leyes implacables. Ese es el gran horizonte de combate y de batalla que nos espera…
  • Por José Sant Roz
  • Tomado de ensartaos

No hay comentarios.:

Publicar un comentario