martes, 29 de enero de 2019

Artículo de opinión. El golpe, única opción de la oposición. Por José Vicente Rangel

Óptica Socialista
Opinión

Se quitaron la máscara y decidieron actuar abiertamente, dejándose de pendejadas. Los escrúpulos que tenían los pusieron de lado. Me refiero, obviamente, al sector minoritario de la sociedad que aún sigue apostando a la violencia –pese al cúmulo de derrotas que tiene–, y del combo internacional conformado por la Casa Blanca, la Unión Europea y el Cartel de Lima que lo alimenta generosamente.

2. Hasta hace poco evitaban en sus mensajes al país incluir el tema militar y si lo hacían era para denostar de la institución, para agredir personalmente a sus dirigentes, para descalificarlos como seres humanos y como profesionales. Las alusiones al mundo castrenses estaban caracterizadas por el desprecio. Para el sector opositor los jefes militares, todos sin excepción, eran un atajo de corruptos, de inmorales, plegados a un gobierno que los manipulaba a su antojo.

3. Pero, de pronto, comenzó a cambiar el mensaje: cesó el ataque despiadado, la virulencia procaz y generalizada. Esto ocurrió con motivo del doble fracaso del proyecto opositor: por una parte los fracasos electorales, y, por otra, el desastroso resultado de la acción insurreccional en la calle, de la guarimba con su saldo trágico de asesinatos y destrucción bienes públicos y acciones terroristas.

4. Mas la orientación sobre la necesidad de cambiar el trato, el lenguaje, hacia los militares provino del gobierno norteamericano, directamente del Pentágono, y a través de canales como el Comando Sur. La advertencia de que la política militar adelantada por la oposición era un suicidio fue expuesta con amplitud y colocada en una proyección realista hasta lograr convencer al liderazgo opositor con el argumento de que sin apoyo castrense no habría opción de triunfo. Del ataque despiadado y provocador a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana había que pasar al reconocimiento de la institución con un mensaje de respeto y amistad. En fin, a un tratamiento y lenguaje diferentes, en función de una alianza que, en cierta manera, sería copia del esquema desarrollado con tanto éxito por el chavismo –la alianza Pueblo/FANB. Es esa la política que ha comenzado a funcionar. Que escarba en el seno de la FANB el malestar que pudiera haber y que, sin duda, existe como ocurre en cualquier situación de crisis en una sociedad. El descontento de los sectores civiles permea con fuerza a cualquier institución y afecta sus valores, uno de los cuales –quizá el más importante– es la lealtad.

5. Los sucesos del pasado 21 de enero, ocurridos en el puesto de la Guardia Nacional de Cotiza lo confirman. Se trata de un hecho cuando menos inquietante. Entre otras razones por la manera como se movilizaron los efectivos que participaron en la acción, a partir de Macarao, el toque en Petare donde tomaron la comandancia de la GN y sustrajeron un lote de armas de guerra, y luego la actuación en Cotiza donde trataron, sin éxito, de ganar el apoyo masivo de los habitantes de la localidad.

6. No creo que los referidos sucesos –y hechos colaterales– constituyan un episodio menor. Una simple aventura personal o grupal. Hay nuevos aportes para el análisis. Sin duda que el poder de la política bolivariana en el seno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es contundente, pero comienza a hacerse evidente que la ultraderecha, tanto interna como externa, viene armando una alternativa, consciente como está de que sin la participación de los militares, es imposible articular una política de poder. Por eso el cambio en el lenguaje: cero ataques y muchos llamados a participar. Es decir, la reactivación de la fórmula que facilitó el éxito en episodios pasados de nuestra historia. Sin embargo, hay que hacer la salvedad de que el problema para plasmar esa política tropieza con la infinita incapacidad de lo que hoy se conoce como oposición, y con la indudable lealtad de la FAMB que es una institución distinta a la del pasado.

LABERINTO

La única opción que le queda a la oposición venezolana es el golpe en alianza con sectores de la Fuerza Armada o del conjunto de la institución. Ni siquiera el vastísimo apoyo del gobierno norteamericano ha servido para desalojar al chavismo del poder. Hoy los sectores más radicales de la política opositora tienen esa convicción y exploran la senda que conduce a cambiar la relación con los mandos de la FANB, en lo cual han fracasado y explica la loca aventura del pasado 23/E de autoproclamación de Guaidó como presidente…

Lo mismo ocurre con voceros de la derecha empresarial que no vacilan en declarar que hay que cambiar de gobierno como sea, sin importarle para nada la Constitución. Ejemplo, Juan Pablo Olalquiaga –presidente de Fedeindustria– manifestó en un programa de televisión que no reconocía a Maduro como Presidente. ¿Cómo pretende hacerlo? No lo dijo. Pero tendría que ser mediante un golpe y no por la vía electoral. ¿Es posible hacerlo hoy en el país? Resulta muy cuesta arriba, pero en los adversarios del gobierno se abre paso esta opción como consecuencia de la desesperación, que es el único motor que los mueve como lo comprueba el “carmonazo” de Guaidó…

Cabe destacar que, por contraste con la actitud de la ultraderecha nacional e internacional, hay sectores opositores ganados para adoptar una política responsable, en el marco democrático, producto del diálogo. Son muchas las personas que actúan con racionalidad en estos momentos y repudian el golpe, la aventura tramada con militares sin peso en el seno de la institución. Eduardo Fernández y Claudio Fermín, e, incluso, Capriles, han tenido el coraje de manifestarse con claridad en medio de las expresiones irresponsables de dirigentes opositores empeñados en repetir errores y sometidos a las órdenes provenientes del exterior…

Mientras que los irresponsables, aquellos que se consideran demócratas y disparan contra el Estado de derecho y la Constitución, han caído en la trampa que construyeron en esta nueva fase del proceso político nacional. El caso Guaidó es patético. Su “presidencia paralela” es grotesca –como la del Tribunal Supremo montado en el “exilio”. Puede servir para promover ilusiones y ciertas acciones de calle, es decir, lo de siempre. Políticas circunstanciales que no perduran ni representan el sentir de la mayoría de los ciudadanos. ¿Qué pasará con el personaje? Su impacto será limitado. El destello desaparecerá con el tiempo y sus frustrantes efectos ya se perciben en la actitud de dirigentes hasta ahora próximos a él. Le espera, sin duda, el destino de la cloaca…

La situación, caracterizada por una oposición transnacionalizada, sin entidad propia, sin organización, sin estructura sólida; auténtica colcha de retazos, carente de oferta programática y de líderes con ascendiente, debe tener una salida. Y ésta no puede ser otra que el diálogo. Las condiciones están dadas para que funcione. Ya el presidente Nicolás Maduro lo planteó abiertamente con el llamado a los venezolanos en general, sin exclusiones. Asumir el diálogo forma parte de la lógica de la democracia…

No acceder a él, despreciarlo, es un error. Es lo que explica, por ejemplo, la quema por una turba, instigada por los promotores de la violencia, de la “Casa de la Memoria y la Juventud Robert Serra”. ¡Fascismo puro! Y una cruda advertencia: en el sentido de que si los sectores que lideraron el golpe Trump-Guaidó llegaran a controlar el poder, desatarían la más cruel represión e instaurarían una feroz dictadura

José Vicente Rangel

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