En un mundo tan cambiante, con tan diferentes puntos de enfoque, y lleno de tantas variables, todas ellas afectadas por las condiciones atmosféricas y sociales –las cuales, son otras variables-, resulta un desperdicio de tiempo y espacio, insistir en ser constante. Sí, te dejas llevar por el viento, es más divertido que luchar contra él.
Creo, que en el movimiento está la vida, lo único constante debe ser vivir en socialismo, porque para vivir hay que estar vivo y el socialismo es vida, no lo digo como lema publicitario, es porque, es lo mas cierto que existe.
Lo demás, es costumbre impuesta por delincuentes lesa vida, para dominar al resto de la humanidad y ponerla al servicio de los interese de minorías ávidas de cosas ajenas, es así de sencillos. Creo, que debemos revisar el concepto dios y sus variantes influenciadas por la etnia, la geografía, y las variables atmosféricas y sociales.
Creo, que no se debe imponer ninguna religión a ninguna persona, menos usar las religiones como modelos ductores, de la vida de las gentes, es dañino y sin beneficio. Díganme, en que favorece a un humano recién nacido, por ejemplo, que sus mayores lo encadenen a la deuda de por vida de haber nacido con el pecado original, por muy interesante, folclórico y/o aristocrático que éste pecado sea.
Sí no usáramos las religiones con sus iconos respectivos como principios ético-morales, le ahorraríamos muchos problemas siquiátricos a la gente, mucho más, cuando en la práctica, la moral que se instruye usando las religiones como líneas maestras, el mismo hombre las ha desplazado históricamente con las leyes y constituciones que el mismo se crea. Entonces, para que mantener la vida amarrada y supeditada a códigos definitivamente quebrantables y que están destinados a proveer una impunidad más grande que el supuesto delito que cuestiona, eso es definitivamente un absurdo.
Un líder que quiera acercarse a su pueblo debe arriesgarse a convencer a ese pueblo, a aceptar la verdad acerca de los dogmas que defectivamente nunca se ha podido demostrar su certeza. Su liderado siempre aceptará la sinceridad; sí, le dice por lo menos, que tendrá que depender más de lo práctico que de lo dogmático.
Definitivamente, donde quiera que usted mire observará una demostración fehaciente de lo acertado del comentario anterior, por ejemplo y sin que sea una novedad, en Libia se está asesinando gente para saquear petróleo y robar dólares, pero estas motivaciones son presentadas como razones humanitarias avaladas por un dogma (judeocristiano) que es el que rige la vida de quienes tienen el “poder” de ejecutar estos asesinatos. Podrán observar, que los ciudadanos de esos países que se abrogan el derecho a intervenir en todos los países, no se oponen al delito de lesa humanidad, conociendo, que lo que hace su gobierno es definitivamente incorrecto y malvado.
Esa actitud, presente en el ciudadano común del imperio, se debe a que el inmenso peso del dogma religioso contra la lógica del amor, es una característica inherente al imperialismo, tanto es así, que esa característica es un arma de dominación, porque el dominado y consecuentemente afectado por el daño, llegará indefectiblemente a justificar el delito, aceptar la culpa y ganar la indulgencia de un dios que le espera en un mundo mejor.
Insistimos, que la humanidad debe desprenderse ya de una buena vez de esas anclas que la mantiene en una situación estática, que la hace presa fácil de la maldad de la fiera voraz que es el imperialismo, en el caso de nuestra Abya Yala suficientes recursos existen en la historia y la cosmogonía de nuestros pueblos originarios, en consecuencia podemos ir desprendiendo de nuestra conciencia esas ataduras ajenas que nos inmovilizan. Cierto es que biológicamente la gran mayoría somos una mezcla, también es verdad que estamos en nuestro territorio, y el mismo conquistador no nos aprecia como sus iguales, esa es la gran oportunidad de mirar hacia nuestra propia historia.
Nada más ajeno a nuestra existencia, que los modelos extraños impuestos a la fuerza por los invasores; nuestra sangre originaria esta vigente y es ella la que nos mantiene rebeldes. No es solo la preeminencia y la hegemonía del bárbaro conquistador lo que nos mantiene en constante rebeldía e irreverencia, es también, nuestra naturaleza que pugna para salir, mostrarse, ocupar su espacio y conquistar el buen vivir.
No somos judeocristianos, no somos hindúes, no somos budistas, somos Abya yala un continente diferente, no somos el nuevo mundo, somos otra cultura originaria, con nuestras costumbres y valores que reclama su lugar y tenemos el derecho a existir con nuestra realidad, aun cuando Europa tenga clavada una daga en nuestro lado norte, ellos también tendrán que aceptar que el NORTE ES EL SUR.
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!
William Castillo P.
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