-“Bienvenido el paro, -¿quieren hacer paro?, -hagan el paro, a ver quien puede más. -Sí La oligarquía o el pueblo venezolano”.
Estas palabras dichas por el presidente Hugo Chávez días antes del golpe de estado del 11 de abril de 2002, le marcaron a la oposición reaccionaria y golpista el destino que le esperaba, sí insistían en sus planes desestabilizadores.
Ya la intervención y participación evidente de los gringos en la ejecución del golpe de estado, había iniciado su marcha. Prueba de ello fue la intervención de Colín Powel, alto funcionario del gobierno de Estados Unidos, cuando ante la prensa, dijo, que el presidente Chávez les causaba una enorme preocupación.
El gobiernito de Aznar en España siguiendo las directrices del imperio, ya también había mostrado su posterior participación en el golpe, con el diseño del plan Balboa, un ejercicio militar que consistía en realizar una invasión militar a Venezuela, so pretexto de “rescatar” los yacimientos petroleros de Venezuela que según el imperio eran de su propiedad.
Los tecnócratas de pdvsa ya tenían muchos días saboteando la empresa PDVSA, forzando paradas de operación en las refinerías, contaminando tanques de combustible, dañando válvulas, dañando surtidores. Y saboteando las actividades de la empresa. Y los medios de comunicación de la derecha, desataban una feroz ofensiva contra el gobierno revolucionario
Pero ninguno de estos grupos conspiradores contaban o contaron con la disposición del pueblo venezolano para defender todos los logros que había obtenido o alcanzado con su presidente Hugo Chávez, sobre todo, la visibilización de ese pueblo, tradicionalmente esquilmado, humillado y excluido, en la aplicación de la acción de gobierno, que deberían proporcionarle –al pueblo- la mayor suma de felicidad y el disfrute del buen vivir preconizado por la revolución.
Era evidente que los conspiradores opositores estaban definitivamente equivocados, no sabían que el punto de inflexión de la historia venezolana ya lo habíamos superado, durante el lapso que va del 27 y 28 de febrero de 1989 al 4 de febrero de 1992, comenzaba el parto de la nueva Venezuela. Nuestra patria ya era otra, habíamos entrado en una nueva era. Hoy estamos en época de lactancia de ese bebé que llamamos revolución bolivariana.
Hemos superado gran cantidad de escollos y trampas de la opositora derecha endógena y exógena, incluso hemos librado y ganado en luchas con nuestros propios partidarios quienes han decidido saltar la talanquera, y aun cuando la concreción de nuestro sueño socialista está lejos, el avance en la conciencia y madurez política de nuestro pueblo nos hace ser infinitamente optimistas. Hoy nos atrevemos a decir, que este avance en el cambio de actitud del venezolano jamás permitirá que la derecha se vuelva a entronizar en la patria. Seguros estamos que la derecha y el imperio no cejaran en su afán de destrozar nuestra revolución, pero nuestro pueblo, con una conciencia blindada y armada con las armas necesarias le hará frente con éxito a los ataques de la derecha.
Con el triunfo de la revolución, con el presidente Chávez a la cabeza en 1998, Venezuela experimentó un cambio radical en su política internacional y su presencia en el concierto de naciones gracias a la enérgica iniciativa enmarcada en un cambio de paradigmas y objetivos que mas obedecían a los intereses de Venezuela, que a los intereses del imperio, era otra forma de actuar y hacer en política, esto por supuesto que no le agradó a la derecha auto esclavizada del imperio y su capitalismo atroz.
El intento por parte del imperio, de contrarrestar el efecto favorable hacia la revolución bolivariana, que estaba adquiriendo la opinión publica exterior, hizo que Venezuela se tornase más visible. Es por ello que, pueblos y gobiernos progresistas, hambrientos de justicia y respeto a sus soberanías volcasen sus ojos y oídos a l canto libertario de la revolución bolivariana
La cuarta republica se había caracterizado por manejar al pueblo venezolano con la premisa romana de pan y circo, impartida por sus medios de comunicación. Su más eficiente ductor en esa política aberrada era la imagen que daba una televisión falsa y deformante de la realidad y, con ella mantenían al pueblo acribillado con mensajes consumista y alienantes, de modo, que ese era el baluarte y la trinchera que tenía la oposición para sacar a Chávez del poder, si es cierto que tenia y aún tiene –la oposición- dinero y muchos recursos materiales, pero le faltaba algo: La verdad el poder y el valor que reside y residía en el pueblo. Todo ello convertido en una esperanza que, al momento de intentar el golpe, tenía un rostro de pertenencia intrínseca y, que el pueblo no estaba dispuesto a perder.
Durante las primeras horas del golpe, el pueblo venezolano perdió importante bastiones, pero aun cuando las muertes de ciudadanos fue lo más trascendente que se perdió. La verdad, fue el bastión que al perderse, nos hizo mucho daño, los medios de comunicación falsearon los hechos para favorecer sus intereses, antes durante y después del golpe. Silenciaron los hechos, ocultaron la verdad y definitivamente ignoraron lo sucedido para sumir la comunidad en la desinformación. Es aquí donde se hace patente la verdad representada por el pueblo quien, como ángel justiciero insurge para poner las cosas en su contexto justo. Se hace presente en masa, reclama con fuerza y sin condición la presencia de su presidente, exige la recuperación del estado de derecho y el gobierno de la patria, que había elegido en legales comicios. El esfuerzo contundente del pueblo desarma a los golpistas y les hace morder el polvo de la derrota, como ratas corren a esconderse en sus madrigueras y donde puedan.
De nuevo la verdad gana y se restablece el orden y, el presidente es rescatado, desde ese momento la derecha opositora no ha tenido mas alternativa que bailar al son que le toque el pueblo, aun cuando no lo quiera la oposición tiene que bailar al son que le toquemos de lo contrario perderán vigencia y siempre serán derrotados.
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE! ¡VENCEREMOS!
William Castillo P.
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