Por. William Castillo Pérez
Hace 8 años la
oposición apátrida con ayuda eficiente de la no menos apátrida directiva de
petróleos de Venezuela convencieron a una inmensa porción de los trabajadores
de la PDVSA de entonces, para cometer un paro criminal contra la empresa
venezolana, por ende contra la patria. Lograron su cometido, detuvieron la
industria petrolera estatal desde la fase de exploración hasta la fase de
distribución de productos.
Pero, en esa oportunidad el Presidente Chávez, amalgamado con
un pueblo noble, resistieron el ataque
anti patria y, en un supremo esfuerzo basado en una esplendida yunta cívico
militar, se empeño y conquistó la colina como lo se había propuesto el
presidente. Aún cuando la deserción laboral, en el inicio del paro, parecía
tener la fuerza suficiente para lograr
sus objetivos; un grupo de venezolanos trabajadores de PDVSA se quedaron en sus puestos de trabajo y
acompañados con voluntarios patriotas de diferente índole, lograron levantar la
industria a los niveles de excelencia y más allá.
Es muy cierto, que entre esa cantidad de trabajadores que se
quedaron, se infiltraron caballos de Troya. Pero son una minoría, esos
infiltrados, el problema es que muchos de esos pocos enquistados están en
posición de actuar con una relativa
posibilidad de hacer daño. Esa minoría ha sido también demasiado visible y
conspicua a la hora de sumarse a las maniobras de la oposición, ello significa
que están definidos, limitados y ubicados, no para hacerles daño, sino para
minimizar sus posibilidades de perjudicar a la industria y la patria.
Ellos, abusan de la confianza y del respeto a la humanidad,
de los revolucionarios bolivarianos y socialistas, y conspiran abiertamente, y
hasta usan su cuota de poder que le confieren los cargos que ocupan dentro de
la industria, para actuar lesivamente contra mismos trabajadores de la
industria que están sujetos a su ejercicio laboral –el de los infiltrados-. En
artículos anteriores http://wcastilloperez-oligarcastemblad.blogspot.com/2012/09/articulo-de-opinion-contraloria-social.html, hemos llamado la atención
acerca de estas actividades contrarias
de algunos trabajadores de la industria petrolera,
quienes son una autentica quinta columna.
Hoy después de ocho años
ocurre un evento desagradable e inconveniente en el CRP , que puso en
vilo la seguridad física de los pobladores del sector circunscrito a la
refinería de Amuay. Este desagradable y perjudicial evento, de súbito arrebata
de la vida, más de dos docenas de venezolanos, aun cuando a medida que
transcurren las horas este saldo negativo de decesos se incrementa y además
deja heridos por lo menos media centena
de camaradas paraguaneros. De inmediato, manó a raudales la solidaridad, el
amor, la ayuda, el noble desempeño de los trabajadores de la industria
petrolera, quienes aun sin reponerse del impacto socorren diligentemente a sus
hermanos y proceden a limitar el riesgo con todos los medios a sus alcance,
medios estos que gracias a la revolución bolivariana son los correctos los
mejores los adecuados y suficientes.
No obstante, aun cuando
fue rotundamente efectiva, la capacidad de reacción del pueblo
venezolano, el gobierno venezolano, PDVSA y los dignos trabajadores petroleros, todos juntos como un huracán de bendiciones; tuvimos que soportar
como en otros tiempos aciagos del pasado, la inquina, la maldad, la carroñería
de la apátrida oposición, quienes
simultáneamente con el evento catastrófico, lanzaron su horda de
demonios, en una malsana campaña, destinada a utilizar la desgracia para
menoscabar la imagen del gobierno revolucionario y su líder, con el objeto, de
sacar provecho para su nefasto candidato presidencial.
Pero he aquí, ocho
años después, de la gesta del pueblo revolucionario, cuando derrotó el paro
petrolero, ese digno pueblo revolucionario y nacionalista nuevamente, se crece
ante la adversidad. Emulando ese ejemplo que nos dejo el hombre de las
dificultades, me refiero a nuestro
Libertador Simón Bolívar quien dijo alguna vez,
"Yo soy el hombre de las dificultades, es por ello, que con
valentía y a pesar del dolor, este
pueblo se creció y al mismo tiempo que levantaba cadáveres, auxiliaba sus heridos y elaboraba trincheras para detener
el peligro; derrotaba con sus acciones toda la manipulación falsaria de los
apátridas, y dejaba en evidencia la baja
estatura moral del majunche y sus acólitos.
“Cuando el infortunio persigue por algún tiempo, todo conspira contra el infeliz, pero el hombre de
bien y de valor debe ser indiferente a los choques de la mala suerte, yo me
hallo armada de constancia y veo con desdén los tiros de la fortuna”, sabias
palabras del libertador, que conceptualizaban
al genio emancipador y, que la
hemos recibido como herencia con orgullo pertinencia y responsabilidad las
mujeres y hombres revolucionarios. Por ello hoy, a los hermanos pdevistas, en
extensión a todos los trabajadores, a
todos los hermanos militares y cuerpos de bomberos, médicos y enfermeras,
trabajadores voluntarios todos héroes, hasta ellos, vayan mi felicitación
emocionada, orgullosa y sincera.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOBERANA Y SOCIALISTA!
¡AQUÍ NO HAY COBARDES!
¡AQUÍ NADIE SE RINDE!
¡SOMOS IRREVERENTES Y ARROGANTES!
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
William Castillo Pérez
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