La estrategia conspirativa es muy clara, y en algunos países les ha dado resultados al imperio y sus agentes, siempre disfrazados de ONG u otras organizaciones financiadas con abundantes dólares.
Se trata de mantener un pequeño foco de conflicto, siempre con la esperanza de que se convierta en la llama que incendie la pradera para derrocar los gobiernos, en este caso el de Chávez.
En Venezuela han hecho muchos ensayos: protestas, manifestaciones violentas, vigilias, entrega de documentos a la OEA, ONU, a la Iglesia, agitación de buhoneros, transportistas, motorizados. Nada de eso ha cuajado y sólo quedan en foco, acciones folclóricas. Simplemente, el pueblo se mantiene indiferente, y el alboroto es de los medios de la oligarquía al servicio del imperio.
Ahora están ensayando el ayuno. Unos jóvenes, con profesores de las universidades y otras personas bien gordetas y robustas, aprovechan la llegada de la Cuaresma, es decir, los cuarenta días antes de la crucifixión de Cristo, para incorporarse en una llamada huelga de hambre, es decir, un ayuno que les ha de servir para eliminar unos cuantos kilos de bistec de lomito, sabrosos quesos importados, y otras delicateses que han comido en abundancia durante todo el año.
Por otra parte, cumplen con el sacrificio de la Cuaresma, en la cual la Iglesia recomienda a todos los católicos aguantar un poquito de hambre, aunque sea una vez a la semana, antas de llegar al Viernes Santo. Ya, el colega Mario Silva, en su programa La Hojilla, el miércoles contó, cómo a una profesora universitaria, por lo que comió después de la media noche, le dio una tremenda diarrea.
Ello sucede porque estos opíparos estudiantes, manos blancas y profesores, engordados al calor de los inmensos recursos que reciben las universidades del Estado venezolano, desde hace mucho tiempo no ayunaban, y menos para derrocar gobiernos.
Se trata de mantener un pequeño foco de conflicto, siempre con la esperanza de que se convierta en la llama que incendie la pradera para derrocar los gobiernos, en este caso el de Chávez.
En Venezuela han hecho muchos ensayos: protestas, manifestaciones violentas, vigilias, entrega de documentos a la OEA, ONU, a la Iglesia, agitación de buhoneros, transportistas, motorizados. Nada de eso ha cuajado y sólo quedan en foco, acciones folclóricas. Simplemente, el pueblo se mantiene indiferente, y el alboroto es de los medios de la oligarquía al servicio del imperio.
Ahora están ensayando el ayuno. Unos jóvenes, con profesores de las universidades y otras personas bien gordetas y robustas, aprovechan la llegada de la Cuaresma, es decir, los cuarenta días antes de la crucifixión de Cristo, para incorporarse en una llamada huelga de hambre, es decir, un ayuno que les ha de servir para eliminar unos cuantos kilos de bistec de lomito, sabrosos quesos importados, y otras delicateses que han comido en abundancia durante todo el año.
Por otra parte, cumplen con el sacrificio de la Cuaresma, en la cual la Iglesia recomienda a todos los católicos aguantar un poquito de hambre, aunque sea una vez a la semana, antas de llegar al Viernes Santo. Ya, el colega Mario Silva, en su programa La Hojilla, el miércoles contó, cómo a una profesora universitaria, por lo que comió después de la media noche, le dio una tremenda diarrea.
Ello sucede porque estos opíparos estudiantes, manos blancas y profesores, engordados al calor de los inmensos recursos que reciben las universidades del Estado venezolano, desde hace mucho tiempo no ayunaban, y menos para derrocar gobiernos.
Fuente : diario vea
Compil. William Castillo P.
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