Caracas, 12 Nov. AVN .- En la sociedad socialista el trabajo se convertirá en la alternativa para la realización del ser humano, una vez abolida la injusta apropiación por parte del patrono del sobrevalor generado por el trabajador, es decir, la plusvalía.
El trabajador será dueño del fruto de su esfuerzo y no estará sujeto a la explotación y a la enajenación a que lo somete la empresa capitalista.
Importancia y función del trabajo
Para el padre del socialismo científico, Carlos Marx, el trabajo es la actividad más importante del ser humano; es la actividad vital por medio de la cual el hombre expresa su vida y se realiza, “se autoproduce a sí mismo”.
Si este esfuerzo vital, esta creación esencial como ser humano productivo, le es impedida y se la reduce a un mero medio de subsistencia, separándolo del producto de su trabajo y despojándolo del valor que este encierra, como ocurre en los medios de producción capitalistas, el ser humano termina explotado y alienado.
El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) define alienación como: “Desposeerse; privarse de algo, sacar a alguien fuera de sí, turbarle el uso de la razón”.
Algo muy similar al concepto de alienación que maneja Carlos Marx y que desarrolla en sus “Escritos económicos -filosóficos de 1844”.
Marx le da un contenido económico-social al concepto de alienación, señalando que la alienación del trabajador, vale decir el extrañamiento de su esfuerzo, se debe al trabajo enajenado; “aquel que realiza como simple rutina de subsistencia, en el cual ha perdido el sentido de realización personal y de reproducción de su vida y el contacto con su producto y los medios para elaborarlo”.
En la empresa capitalista el trabajador, el obrero, es despojado del producto de su trabajo, de su creación, y al mismo tiempo del sobrevalor de su esfuerzo (la plusvalía).
Proceso histórico
La propiedad privada de los medios de producción se ha consolidado como resultado de un proceso histórico en el cual, con el paso del tiempo, han concurrido distintos sistemas productivos: primero el esclavismo, después el feudalismo y luego el propio capitalismo.
En estas empresas privadas, dice Marx, “ya no importa la relación que existe entre el trabajo del productor y su producto final; sus medios de producción y la satisfacción de sus necesidades; ya no importa si el productor realiza sus capacidades físicas e intelectuales de una manera integral en el trabajo; ya no importa si el productor siente satisfacción y goce por su trabajo.
Lo que importa -continúa Franz J.T. Lee en su trabajo: "El concepto de la Alienación en la filosofía de Karl Marx" (Aporrea, 08-05-2007)- “es la apropiación del sobre-producto (plusvalía) por una minoría de propietarios de los medios de producción, a expensas de la mayoría de los productores”.
Es así como Marx entiende el modo de producción capitalista: como la culminación de un proceso histórico, a lo largo del cual se ha desarrollado la propiedad privada de los medios de producción y la progresiva separación de los productores de sus herramientas y productos, hasta perder todo vínculo con estos últimos.
Marx llama a esto “alienación total del trabajo, el punto máximo de tergiversación de las relaciones sociales, que no son otra cosa que las relaciones de producción de la sociedad”.
Y añade: “Debido a la alienación del trabajo, que no es sino la alienación (deshumanización) de la actividad vital del ser humano y por ende la alienación de su propia vida, el ser humano pierde la relación consigo mismo como ser social, como ser genérico y como actor consciente de su propio destino, de la historia”.
La división del trabajo
Marx añade otro elemento alienante a los efectos causados por el trabajo en medios de producción capitalistas, y es la división del trabajo, cada vez más especializada.
La división del trabajo representa una disminución creciente de las capacidades y habilidades de los productores, de los trabajadores.
Por ejemplo -explica Marx-, a diferencia de los productores artesanales, muchos absorbidos por grandes empresas, que aún conservan el dominio de todos los procedimientos para la producción de sus artículos, el obrero de la fábrica moderna lo ignora todo, y es convertido en una pieza más del proceso productivo automatizado.
Este obrero es comparable con una pieza de la gran maquinaria, un autómata, absolutamente alienado, despojado del producto de su esfuerzo y, por supuesto, del sobrevalor de su trabajo (plusvalía).
El fin último de la producción capitalista, la producción de ganancias, hace literalmente desaparecer al productor.
La prehistoria
La relación entre capital y trabajo convierte a cada cosa y al mismo ser humano en una mercancía, carente de conciencia e impotente ante la historia.
Por esta razón es que Marx habla de la “prehistoria” cuando se refiere a los modos de producción hasta ahora surgidos y previos al socialismo, caracterizados por la irracionalidad, porque sólo con la “des-alienación” del trabajo el ser humano podrá hacer su historia conscientemente y emancipado, libre.
El trabajo alienado es la negación de la esencia humana y se refleja también en diferentes formas de la alienación ideológica.
La eliminación de la propiedad privada sobre los medios de producción terminará con la deshumanización y el despojo de los trabajadores asalariados, y significará un renovado impulso a la actividad productiva, por el esfuerzo de los trabajadores, ahora libres y emancipados de la explotación capitalista.
16:54 12/11/2010
fuente AVN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario