LA VICTORIA DE SARIMAR
Julio seis. Llegó la gloria, el día sagrado de la victoria
coronó tú esfuerzo, tus sueños, tus ilusiones,
cristaliza, la presencia de la obra anhelada y hermosa.
¡Victoria! Es el grito de júbilo, la fragua de tu amor,
vierte al mundo la niña que te consagra; Sari
como madre, uniborleada y consagrada a criar.
He aquí, el parpadeo, he aquí el titilar
de la estrella levantina,
¡Hija de sarimar!, quien, cual astro celestial,
abrió sus rayos
para llenar de luz y arreboles, las almendras de tus ojos.
¡Victoria! ¡Victoria! ¡Victoria! Canta el viento al soplar
de morichal en morichal
¡Victoria! El leco del más alto tepuy rebota en su anciana
roca y un rocío fresco del kerepacupai vena baña la linda carita
de la victoria oriental: ¡el premio de Sarimar!.
Por William Castillo
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